COLUMNA: MÉXICO EN EL MUNDO

Blanca Alcalá Ruiz 

El sistema de naciones unidas y la comunidad de naciones que lo conforma están en el proceso de integrar un nuevo consenso global denominado Objetivos del Desarrollo Sostenible. Se trata de 17 propósitos que parten de la experiencia adquirida durante la vigencia de los Objetivos del Desarrollo del Milenio, cuyas metas concluyen al final de 2015.

En esta ocasión se ha privilegiado una estrategia diversificada que incluye la incorporación de más actores en la reflexión para la definición de las metas. Entre ellos, autoridades gubernamentales, organizaciones de la sociedad civil, institutos y universidades de amplio prestigio, así como la representación de los diferentes congresos y parlamentos del mundo.

Ante las condiciones adversas en muchas regiones del planeta, la reflexión y evaluación de lo logrado hasta ahora ha llevado a la conclusión de la necesidad de ser más ambiciosos en los propósitos, ampliar los objetivos y, al mismo tiempo, brindarles una perspectiva más integral.

Los objetivos se refieren a erradicar la pobreza, poner fin al hambre, garantizar una vida saludable y educación de calidad, inclusiva y equitativa, buscar la igualdad de géneros, la disponibilidad y sustentabilidad del agua, el acceso a energías limpias, además de tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos, conservar los océanos, mares y recursos marinos, proteger y restaurar los ecosistemas terrestres, combatir la degradación de la tierra y frenar la pérdida de diversidad biológica.

Asimismo, se propone fomentar el crecimiento económico sostenido e inclusivo, reducir las desigualdades entre países y dentro de ellos, promover pautas de consumo y de producción sostenibles, el empleo pleno para todos, además de desarrollar infraestructuras resilientes y el impulso a la innovación.

Todo lo anterior, en el marco de una alianza mundial para el desarrollo que asegure la sustentabilidad ambiental y que llegue a todos los rincones del planeta, sobre las bases de la igualdad y la justicia.

Los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) consideran que los países tengan, una vez más, responsabilidades comunes para brindar una vida digna a todas las personas, bajo una perspectiva que reconozca las diferencias y asimetrías entre las naciones y que de ellas derivan sus responsabilidades. El propósito es que ningún país se rezague y que existan mecanismos de rendición de cuentas y seguimiento que permitan intervenir y contribuir al cumplimiento de los objetivos de manera más uniforme.

La estrategia de los ODS está dirigida a que la humanidad no comprometa los recursos de las generaciones futuras, ni la viabilidad de la sociedad misma e, identifica y previene, cualquier riesgo o contingencia originada por la acción del hombre. Se trata de que, en la sociedad, no prevalezca una racionalidad instrumental en la explotación de los recursos del planeta, sino un desarrollo económico basado en valores y principios.

En este mes de septiembre, en la sede de las Naciones Unidas, líderes mundiales habrán de discutir y aprobar el programa final de los Objetivos del Desarrollo Sostenible, el cual dará continuidad a los Objetivos del Milenio.

Una vez establecido el acuerdo, los organismos internacionales, los líderes gubernamentales y los legisladores de cada nación tendrán, conforme a sus atribuciones, la responsabilidad de brindarle viabilidad a los objetivos y, con ello, la posibilidad de cambiar el rostro y el rumbo del desarrollo económico de la humanidad, sobre las bases de la sostenibilidad, la justicia, la inclusión y la cooperación global.

PRESIDENTA DEL PARLAMENTO LATINOAMERICANO

 @SoyBlancaAlcala