Para ser banquero hay que parecerlo; tener el porte, el lenguaje, los movimientos y hasta el peso financiero y la vestimenta. Agustín Carstens Cartens no es la excepción y ha sido ratificado este jueves por la Cámara de Senadores como miembro de la Junta de Gobierno del Banco de México.

Por su peso y aprobación de la poderosa cúpula financiera, Carstens volverá a ser el gobernador de la institución que tiene por objetivo prioritario, preservar el valor de la moneda nacional a lo largo del tiempo y, de esta forma, contribuir a mejorar el bienestar económico de los mexicanos.

Los senadores han decidido que Agustín Guillermo Carstens Carstens continúe como integrante de la Junta de Gobierno del Banco de México para el periodo del primero de enero de 2016 al 31 de diciembre de 2021. Esta designación fue enviada en días pasados a esa Soberanía por el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto.

Los docentes en las aulas le llaman continuidad académica, en el futbol es suma de minutos y continuidad del cuerpo técnico, pero en este caso de la política pública económica se trata de no arriesgar aún más el valor del peso mexicano ante el dólar estadounidense.

El banco central del Estado Mexicano, por mandato constitucional es autónomo en sus funciones y administración a pesar de que es nombrado por el presidente de la República en turno.

Adicionalmente, le corresponde promover el sano desarrollo del sistema financiero y propiciar el buen funcionamiento de los sistemas de pago y su visión es: “ser una institución de excelencia merecedora de la confianza de la sociedad por lograr el cabal cumplimiento de su misión, por su actuación transparente, así como por su capacidad técnica y compromiso ético”.

Empero, otra de las obligaciones del Banco de México es asignar la mayor importancia a la difusión de información confiable y de calidad, a fin de facilitar la toma de decisiones y permitir al público evaluar la ejecución de las políticas del banco central.

El párrafo séptimo del artículo 28 de la Constitución señala al respecto: “La conducción del Banco estará a cargo de personas cuya designación será hecha por el Presidente de la República con la aprobación de la Cámara de Senadores o de la Comisión Permanente, en su caso”.

Por su parte, el artículo 38 de la Ley del Banco de México especifica: “La Junta de Gobierno estará integrada por cinco miembros, designados conforme a lo previsto en el artículo 28 constitucional. De entre éstos, el Ejecutivo Federal nombrará al Gobernador del Banco, quien presidirá a la Junta de Gobierno; los demás miembros se denominarán Subgobernadores”.

Cabe advertir que la propia Ley del Banco de México puntualiza en su artículo 40 que “El cargo de Gobernador durará seis años y el de Subgobernador será de ocho años”. Agustín va entonces por seis más.

Por eso es que Carstens rindió protesta ante el Pleno Senatorial y deberá dar continuidad a la estabilidad del poder adquisitivo del peso mexicano.

Aquí el problema más grande es que Agustín Guillermo tiene un negro historial por sus osadas declaraciones. Su temeraria actitud y sus catarros lo vulneran ante la opinión pública, que es la menos importante cuando de decisiones financieras –entre banqueros- se trata.

Hay que recordar que en el año 2012, Carstens Carstens dijo sospechar que los más de 15 mil millones de dólares que en 2011 se contabilizaron como “errores y omisiones” en las cuentas del banco central provienen del narcotráfico, pero no se atrevió a confirmarlo.

Las críticas a la pasividad del banco central frente al entorno de crisis global de ese entonces, el nuevamente gobernador de Banco de México, las enfrentó con una pregunta sugerente: “¿Para qué tomar una medicina que no se necesita?” Y se responde a sí mismo con su acostumbrada alegoría: “no tenemos porqué sufrir catarros ajenos”, dijo.

Como éstos, otros pasos de Agustín Carstens han hecho tambalear al país y a los socios comerciales y financieros de México, pero finalmente como dicen los que saben, que más vale malo por conocido que bueno por conocer.

En ese sentido ni el gobierno de la República, ni la Cámara de Senadores, quisieron agudizar el problema ya de por sí mayúsculo que enfrenta la moneda nacional y con ello la crisis económica que Luis Videgaray Caso no ha podido detener al frente de la SE.