Entrevista a José María Aramburu Alonso | Director de la Facultad de Derecho de la ULSA | Exclusiva para Siempre!
Santiago I. Soriano Condado
“Entramos a esta segunda mitad con muchas ganas y más fuerza.” La segunda mitad del sexenio de Enrique Peña Nieto ya está en marcha; el epílogo del trienio 2012–2015, sin embargo, marcó al presidente, su gobierno y sus colaboradores.
En solamente un año, lo que parecía ser un inicio prometedor —que incluso le valió ser llamado “el salvador de México” por la revista estadounidense Time— se convirtió en una dura prueba que golpeó varios de los cinco ejes que supusieron el Tercer Informe de Gobierno que se entregó al Congreso de la Unión el pasado 31 de agosto.
El México en Paz que comprende al sistema de justicia actual no dio resultados a los más de 25 mil desaparecidos —de los cuales casi un 88.7% son mexicanos— durante 2014, que la Procuraduría General de la República (PGR) y la Secretaría de Gobernación (Segob) reportaron en un informe entregado al Senado.
“Fue muy optimista el informe del Ejecutivo, pero los logros alcanzados en justicia e impunidad son insuficientes; es necesario resaltarlo. Tuvimos la desaparición de los 43 normalistas en Iguala, los 22 muertos de Tlatlaya, la matanza de los 42 presuntos delincuentes en el Rancho de El Sol el pasado 22 de mayo; todo esto nos coloca dentro de los países con más muertos a consecuencia de conflictos armados”, declara en entrevista exclusiva para Siempre! José María Aramburu Alonso, director de la Facultad de Derecho de la Universidad La Salle al analizar el Tercer Informe de Gobierno de Enrique Peña Nieto.
Es positivo reconocer el descontento
Al inicio de su mensaje en Palacio Nacional, donde estuvo acompañado de mil 500 invitados entre miembros de su gabinete, gobernadores en turno y electos de todo el país, así como representantes de la Iglesia, la Iniciativa Privada y distintos personajes de la sociedad, el presidente reconoció el momento que atraviesa el país.
“Hoy México enfrenta una situación de desconfianza en lo interno y de incertidumbre en lo externo, por la economía internacional (…) ¿Qué vamos a hacer como país ante los retos y dificultades que enfrenta México? Nuestra respuesta es contundente: vamos a enfrentar los desafíos, con claridad de rumbo y absoluta determinación.”
Sin hacer referencia explícita a cuáles son los motivos que generan la “situación de desconfianza” en los mexicanos, el mensaje del tercer informe fue “muy optimista” a consideración de Aramburu Alonso, quien también consideró como una vacuna abrir su mensaje aceptando que entre los mexicanos hay “frustración, pesimismo e incertidumbre”.
El sistema penal queda a deber
A casi un año de que Iguala, Guerrero, se colocara bajo los reflectores nacionales, otros hechos siguen sin tener total explicación o una que funcione como línea de investigación.
“Entonces, para la compleja implementación del sistema acusatorio penal que debe estar lista para junio de 2016, no se está capacitando aún a los ministerios públicos, se dice que se requieren muchos recursos que no se tienen para establecer este sistema penal acusatorio, que tiene que funcionar para esa fecha en todos los delitos, fueros y a escala nacional. ¿Eso se podrá operar? Con lo que está ocurriendo actualmente, no sé si sea la panacea este nuevo sistema para hablar de respeto a los derechos humanos”, afirma quien también fuera titular de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros durante el sexenio de Vicente Fox.
Durante su discurso, Peña Nieto anunció la implementación de 10 medidas para fortalecer el Estado de derecho; entre ellas destaca que se impulsarán leyes indispensables, entre ellas las complementarias del nuevo sistema de justicia penal.
“Se habla de justicia, y pasa lo de Ayotzinapa”, subraya José María Aramburu; “se habla de impunidad, y pasa lo de la casa de Malinalco del secretario Luis Videgaray, viene la fuga del Chapo; entonces la sociedad mexicana se enoja. Justicia e impunidad son asignaturas olvidadas.”
Asimismo, insiste en que “si no hay la voluntad para aterrizar (las leyes) y más para observarlas con todos estos hechos, entonces la sociedad ve que no hay congruencia”.
El sentir difiere con las cifras
Durante su discurso, el presidente Peña aseguró que la violencia está disminuyendo en México y que de acuerdo con el INEGI, en 2014 el número de homicidios fue 24.3% menor al de 2012, y 27.7% inferior al de 2011, lo que representa que la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes se ha reducido, de 22.1 en 2012, a 16.4 en 2014.
Mientras tanto, señaló que la mayoría de los delitos de alto impacto también han disminuido durante su mandato, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, pues en 2014, la Tasa de Incidencia Delictiva Total del Fuero Común, por cada 100 mil habitantes, fue de mil 328, la segunda más baja en los últimos años, al igual que el robo y el secuestro disminuyeron sus cifras.
Ante estas cifras, el académico universitario afirma que “son las que señala el Ejecutivo, pero el sentir de la población no es ése; el sentir de la población es que estamos en un país sin justicia, con impunidad, donde no se están respetando los derechos humanos y en el que, además, estamos entrando en una crisis económica severa”.
Otro de los ejes centrales del tercer informe fue México Incluyente, donde se refirió a la Cruzada Nacional Contra el Hambre, a la cual denominó como “una estrategia que ha beneficiado a las personas más pobres del país, además de que durante su administración se han fortalecido y transformado los programas sociales”.
“Ésta (cruzada) —señala Aramburu— benefició a 4.5 millones de personas, 37.5% de ellas superan la carencia alimentaria, pero el Coneval dice que están aumentando los pobres en México. Entonces, por un lado un organismo dice una cosa, por el otro las cifras del presidente dicen otra, y la población se desconcierta ante estos hechos, lo que explica por qué hay pesimismo e incertidumbre.”
A reformar los derechos humanos… otra vez
En junio de 2011, se concretó la Reforma en materia de Derechos Humanos al publicarse en el Diario Oficial de la Federación.
De acuerdo con la Secretaría General de Acuerdos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), ésta “evidencia el reconocimiento de la progresividad de los derechos humanos, mediante la expresión clara del principio pro persona como rector de la interpretación y aplicación de las normas jurídicas, en aquéllas que favorezcan y brinden mayor protección a las personas”.
A su vez, la propia SCJN admite que la reforma se llevó a cabo por la “necesidad de profundizar en el estudio de los tratados internacionales en los que se reconocen derechos humanos y en que el Estado mexicano es parte; por lo cual se ha estimado indispensable hacer del conocimiento público un listado enunciativo, no limitativo, de los instrumentos internacionales de esa naturaleza, clasificados por la materia en que inciden”.
Sin embargo, el pasado 2 de septiembre, el presidente Peña afirmó anunció que dentro del impulso a leyes para fortalecer el Estado de derecho, se buscará una reforma que permita crear leyes “a favor de los derechos humanos, como “la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Tortura y la de Desaparición Forzada de las Personas”.
“Al parecer no estamos viendo la voluntad para aterrizar y observar las reformas hechas, pues nos están avisando que vienen nuevas en materia de derechos humanos. Pero cuando se hizo una nueva legislación en 2011 y vienen los casos de Ayotzinapa, Tlatlaya y otros, algo está sucediendo o algo está haciendo mal”, afirma al respecto José María Aramburu.
La economía exterior nos afecta
Una de las causas que Peña Nieto reconoció al inicio de su mensaje fue que la incertidumbre de los mexicanos tiene buena parte de su razón de ser en los efectos que la economía internacional está generando en el interior del país.
“Extrañamente, los fundamentales de la economía están bien; reservas de dólares muy buenas en el Banco de México, la balanza de pagos, bien… pero el caso China, el caso Europa con Portugal y Grecia están afectando. Son entornos internacionales lejanos de la economía mexicana que sí nos afectan. Además, la recesión económica que está viviendo Estados Unidos, junto a la China; obviamente nos afectan variables económicas externas”, señala el titular de la Facultad de Derecho lasallista.
Pero añade que “tenemos una devaluación del peso en un 30%, y no nos lo dicen así; la explicación fue que nuestra moneda se está fortaleciendo respecto de monedas sudamericanas… bueno, si el dólar estaba a $13 y luego se fue hasta $16.5, no me digan que no hay una depreciación o una devaluación”.
Normal que se hable de populismo
Al cierre de su discurso en Palacio Nacional, el presidente habló de cerrarle la puerta a “la amenaza del populismo” que “fomenta el odio y ofrece salidas mágicas”. Este mensaje, para muchos, llevaba como principal destinatario a Andrés Manuel López Obrador.
Pero para Aramburu Alonso, éste se refirió más bien a que “al corte del tercer año de gobierno, van a empezar a destaparse algunos políticos para la sucesión de 2018; así que también es una vacuna de los políticos que vayan a hablar en este sentido y que están erosionando la confianza de la sociedad, además de fomentar odio a las instituciones”.
Asimismo consideró que este llamado fue directo hacia “políticos de izquierda y todos aquéllos que tengan aspiraciones presidenciales”, además de que el presidente “ya está pensando, por supuesto, en quién puede ser su sucesor”.
Efectos de reformas, no este sexenio
De aquí a 2018, ¿cuál debería ser la prioridad de este gobierno para firmar un buen epílogo?
Yo hablaría de tres problemas: respeto a los derechos humanos, combate a la desigualdad social y crecimiento económico. Esos tres elementos deben ser la dirección del jefe del Ejecutivo, hecho que él mismo señaló.
¿Veremos pronto los efectos de las reformas que ya se concretaron durante la primera mitad del sexenio?
Creo que las reformas, las 13 reformas estructurales son positivas, pero faltan las legislaciones secundarias para cerrar la pinza y falta, además, operarlas. Pero para que se vean los ingresos de los recursos, en temas energéticos o de telecomunicaciones, esto será a futuro. Sí fue histórico que al inicio de un sexenio se tengan 13 reformas estructurales, que haya habido un pacto entre los políticos actores.
No se van a ver los efectos de las reformas sino en unos años más.
Incluso cuando él ya no se encuentre en la presidencia.
Su legado será que sentó las bases, algo muy positivo, pero los beneficios se verán a futuro y no creo que se vayan a ver en su gobierno.


