Artículo Exclusivo para Siempre!
Carlos Arrieta
A pesar del fuerte impulso que recibe cada año durante todo el mes de octubre el programa de detección oportuna de cáncer de mama, los principales obstáculos que mantienen hoy en día a ese padecimiento como la principal causa de muerte en féminas, siguen siendo el tabú y la entrañable cultura del machismo, el “no le abro las piernas ni dejo que otro que no sea mi marido, me toque”.
El alud de información que, afortunadamente, se recibe en casi todas las instituciones de salud pública, y que en el sector privado también se hace presente, encuentra un importante nicho entre las generaciones más jóvenes, esas que son hijas de la globalización informativa, el internet y la nueva cultura del piso parejo para todos, seas hombre, mujer o quimera, con los derechos humanos soplando la nuca y exigiendo tolerancia y respeto a la libertad absoluta de todos y para todo.
Sin embargo, pese a eso y más, en México se diagnostican alrededor de 20 mil casos nuevos de cáncer de mama cada año; y mueren alrededor de cinco mil 600 mujeres, en el mismo periodo. Esas son cifras que duelen socialmente, porque el 90 por ciento de los casos son detectables en etapas muy tempranas, incluso antes de que sea visible externamente; y por tanto, la esperanza de vida para ellas se fortalece con ese diagnóstico oportuno, pero no quieren.
Michoacán es un ejemplo de cómo la indiferencia y el tabú social marcan pautas. Según cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social, en el 2014 se programaron 26 mil 956 estudios de mastografía y sólo se realizaron 24 mil 446, es decir, más de 2 mil 500 mujeres no acudieron a su cita para la realización del estudio que sí salva vidas.
Aunque octubre es el mes de la sensibilización, durante todo el año el programa es accesible a las mujeres, al margen de su condición socio-económica. Sólo está en que quieran hacerlo, en que se rompa el tabú de la tradición mal entendida y el machismo.
Para esas mujeres, octubre puede ser el pretexto del cambio, de la liberación, de soltar de a de veras el bra y exponer los senos para que sean blindados, protegidos, sin el temor a lo que dirá el marido, el vecino, el padre o el hermano.
Octubre es también el motivo para usar y presumir el listón rosa, símbolo internacional usado para crear conciencia y compromiso, que habla de solidaridad femenina y de valentía; ese que pese a su minúsculo tamaño, puede transformarse en gigantesca bandera de vida.
Dicen los estudiosos que el cáncer de mama es un tumor maligno que se origina en las células del pecho, entendiendo por tumor maligno un grupo de células que crecen de manera desordenada e independiente, que tiende a invadir los tejidos que lo rodean, así como órganos distantes (metástasis). Es pues un invasor que contamina y mata a su paso.
La menstruación temprana, la administración de hormonas, la no lactancia, la procreación de hijos por encima de los 35 años, la no autoexploración y hasta la obesidad, son factores, entre otros, que favorecen el cáncer mamario.
En contraparte, cualquier día del año y especialmente en los 31 que abarca el mes de octubre, hay toda la información, los servicios y estudios suficientes para marcarle un alto al diabólico usurpador y erradicarlo de nuestras vidas.
Agarremos pues el listón rosa por los cuernos… el cáncer de mama hay que tomárselo a pecho, muy, muy a pecho.


