Entrevista a José Alfonso Suárez del Real | Analista político

 

Jacquelin Ramos

Han pasado cerca de 27 años, cuando Carlos Salinas de Gortari —a sólo unos días de asumir la presidencia— hizo aquel anuncio rimbombante de la creación del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), como el órgano que vendría a remediar los grandes problemas de fondo de cultura en el país. Sin embargo, es claro que ese proyecto estructurado históricamente por Justo Sierra y más tarde por José Vasconcelos está a punto de llegar a su fin e iniciar un nuevo proceso para el subsector cultural: una secretaría de cultura.

De esta iniciativa, que fue enviada a la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados el pasado 7 de septiembre, y sin fecha de dictamen, solo se percibe por ahora una serie de conjeturas e inquietudes, porque no hay más elementos que el argumento de carácter financiero pronunciado por el presidente Enrique Peña Nieto, durante su Tercer Informe de Gobierno.

De aprobarse la propuesta, el Conaculta pasaría a la nueva dependencia todos sus bienes y recursos materiales, financieros y humanos, incluyendo el presupuesto que tenga asignado; incluso su obvia separación con la Secretaría de Educación Pública (SEP), que muestra no solo la falta de claridad sobre la vinculación entre el sistema educativo y la acción cultural del Estado, sino también la falta de interés por parte del nuevo titular Aurelio Nuño, al decidir que la cultura deje de ser su responsabilidad, así lo explicó en entrevista para Siempre!, José Alfonso Suárez del Real, analista político y diputado local por Morena, además de colaborador del semanario.

Calificó de erróneo el análisis presidencial, al plantear que a través de un recorte sobre el gasto cultural se dé comienzo a uno de los principales problemas del subsector cultural, cuando la simple creación de la secretaría llevaría un costo superior al costo administrativo que tiene el propio Conaculta en este momento, además del enfrentamiento que surgirá por parte de 18 sindicatos, integrados por trabajadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y Conaculta.

 

Conaculta, institución trunca

Considera que hay premura y falta de planeación para crear la Secretaría de Cultura?¿Es el mejor momento para México de crear esta institución?

No es el momento ni histórico político ni mucho menos económico para crear una estructura burocrática, teniendo en cuenta que el quehacer cultural del país está plenamente garantizado desde el punto de vista de la sociedad civil, de los creadores y los promotores de la cultura. Querer encasillar el quehacer de la cultura en una secretaría nos parece en este momento un despropósito.

El Conaculta es una institución trunca, y la calificamos trunca en el sentido de que su creación no fue del todo desafortunada. Se buscaba en efecto considerar que el trabajo de la cultura representa la necesidad de contar con diferentes actores en las tomas de decisiones, de ahí que se considerara que un consejo fuese la figura más pertinente, para el quehacer de la cultura.

Lamentablemente la propuesta del expresidente Salinas de Gortari generó muchas suspicacias, puesto que se interpretó que con ello se pretendía cooptar a figuras del quehacer cultural, a efecto de legitimar un resultado electoral altamente controvertido en su momento, y que con ello, la historia también en su justo momento pondría y ubicaría con toda claridad qué fue lo que ocurrió con aquella caída del sistema; fue una lamentable oportunidad perdida.

Tuve —como diputado federal— la oportunidad de conocer el Consejo de la Cultura y las Artes de Nuevo León, un consejo con consejeros en donde una parte importante, 50% de los integrantes son electos por las diferentes disciplinas de las bellas artes, es decir, los escritores eligen a quien los represente dentro de ese consejo, así también los cineastas, los músicos, los artistas plásticos. Y el 50% restante, son consejeros a invitación del gobernador de la identidad, tomando en cuenta, las trayectorias y la vinculación con la cultura y las artes de Nuevo León. De ahí que se conforma un colegiado muy comprometido, sea por elección directa o sea por méritos propios.

 

Ni pies ni cabeza, dicen los trabajadores

Con la separación que tendría con la SEP, ¿cuáles serían las consecuencias?

Todo esto parte de la necesidad de que el actual secretario Aurelio Nuño debe contar con el tiempo completo para concretar la reforma educativa, por lo que considera que la parte relativa al Conaculta y los institutos de Antropología y Bellas Artes que también requieren de tiempo completo, le resulta al funcionario difícil de atender. De ahí que se considera como una oportunidad constituirse del quehacer cultural a nivel de una secretaría.

Por otro lado, desde que se dio a conocer —a escasas horas de haber dado el Presidente esta propuesta— expresé que si no se toman en cuenta a los sindicatos de los institutos, eso iba a representar un enorme reto para que transitara dicha propuesta o iniciativa presidencial. ¿Por qué?, porque INAH e INBA como parte de la SEP, reciben todos los beneficios que a lo largo de muchísimos años el sindicato de trabajadores de la educación ha logrado consolidar, sobretodo durante los doce años en los que gobernó el PAN y en que la profesora Elba Esther Gordillo logró prestaciones y facilidades para los trabajadores del ramo.

Por tal motivo se están organizando ya las diferentes secciones del INAH —y del INBA no tardan en adherirse— para generar un gran frente en contra de una reforma o una iniciativa de constitución, de una secretaría que ellos mismos califican que no tiene ni pies ni cabeza.

De acuerdo a la propuesta, y a declaraciones del presidente del Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa, uno de los objetivos es detectar y eliminar la duplicidad de funciones en las instituciones culturales. ¿De qué manera esta propuesta afectaría la infraestructura cultural del país?

Me preocupa enormemente cuando escucho en voz de Tovar y de Teresa un cambio sustantivo en su defensa ideológica y en su defensa a ultranza de las instituciones culturales. Don Rafael es producto de una sólida cultura de un priismo nacionalista que defendió en un principio al INAH e INBA, a las mentes más brillantes de su militancia para dirigir dichos institutos.

Sin embargo, me parece muy riesgoso que la voz de alguien que supo defender, y siendo presidente del Conaculta, se convierta en uno de los grandes defensores de estas iniciativas, que por satisfacer tal vez una ambición personal, para que se le dé el trato de secretario y no de presidente de un colegiado sujeto a otro secretario que hoy pretende disminuir la calidad del quehacer cultural.

Le recuerdo a don Rafael que el INAH es por sí mismo patrimonio cultural del pueblo de México.

Al restarle autoridad federal a INAH e INBA, ¿cuál sería el riesgo para el patrimonio cultural?

Es más complejo y difícil de lo que se pueden imaginar, pues en el caso del INAH se ampara por su ley orgánica que se decretó en 1939 por el propio general Lázaro Cárdenas, y que se crea con personalidad jurídica propia y dependiente de la SEP.

Sin embargo, a pesar del sustento que la propia ley le da a la institución, los sindicatos o las diferentes seccionales, siempre se han opuesto a las reformas a la ley de monumentos históricos, porque saben que abrir esa puerta es abrir la puerta para el desmantelamiento de ese patrimonio, y eso lo van a defender, es un irreductible sindical que comparto plenamente con ellos.

En cuanto a la parte presupuestal, la creación de la Secretaría de Cultura llevaría un costo superior al costo administrativo que tiene el propio Conaculta en este momento, y esto va a reflejarse en una pérdida sobre el recorte que se dice trae el presupuesto de cultura que es del orden nominal de un 22 por ciento.

 

Complicaría la administración cultural

¿Esta nueva institución ayudaría a solucionar problemas de fondo de la cultura en México?

Lo complicaría, estoy convencido que más de buscar una secretaría deberíamos buscar en constituir el consejo para las culturas y las artes con consejeros; reitero el esquema neoleonés, el más atinado, y tenemos que aplicarlo. Debemos estar concientes que lo más importante es recuperar y rescatar esa opción de democratizar y garantizar las políticas públicas en materia de cultura, así como del colegiado que representa dignamente a los promotores y creadores de la riqueza cultural actual de nuestro país.