De qué lado quiere estar el Presidente

Luis Humberto Fernández Fuentes

El próximo 30 de noviembre, los ministros Olga Sánchez Cordero y Juan N. Silva Meza concluirán su encargo constitucional en la Suprema Corte de Justicia Nación (la Corte). La designación de los próximos ministros representa una oportunidad histórica de fortalecer una de las instituciones más importantes y necesarias de nuestro país, sobre todo después de la polémica que causó la designación de Eduardo Medina Mora, que pese a que carecía del perfil y quien fue a la Corte a aprender cómo hacer una sentencia, fue propuesto y apoyado por el presidente de la república.

En las próximas semanas, el Ejecutivo federal deberá enviar a la Cámara de Senadores la terna de candidatos. El Presidente tendría dos opciones: proponer una terna conformada por “amigos políticos”, de los llamados “compromisos” (qué poco afortunado que se comprometa con una institución que no le pertenece, como la Corte). En este primer caso se le haría un “flaco” servicio a la nación, abonaría al desprestigio de las instituciones y crearía un Poder Judicial si no más dependiente, por lo menos sí bajo sospecha.

La segunda opción es hacer lo correcto, es decir, pensar qué es lo más sano para fortalecer la justicia y el Estado mexicano. En este supuesto se tendría que considerar la independencia del máximo tribunal y la equidad de género en su integración.

Al respecto, el ministro Silva Meza ya ha mencionado su preocupación al reconocer que la autonomía y la independencia de la Corte están en riesgo si se politizan las designaciones de los ministros.

Existen dos tendencias del Estado mexicano: a) sacar las instituciones de los intereses de grupos facciosos, y b) fortalecer la presencia de mujeres en los asuntos públicos.

De privilegiar la equidad de género, el Ejecutivo federal deberá presentar ternas integradas exclusivamente por mujeres; de no ser así, se corre el riesgo de que la representación de mujeres disminuya y sea de menos del 10 por ciento, ya que se tendría una Corte con sólo una ministra, lo que reflejaría la falta de igualdad en el más alto tribunal del país; y, por lo tanto, un retroceso en la lucha que se ha dado a fin de que las mujeres ocupen espacios de decisión en el Poder Judicial, sobre todo cuando hay mujeres con el prestigio, la capacidad y el talento suficientes para hacerlo.

Ir en contra de estas dos tendencias no tiene sentido ni lógica política, abona el “amiguismo” y la descomposición. El país requiere instituciones sólidas. Es fácil decirlo, pero hay formas concretas, específicas y sin costo de hacerlo. Ésta es una de ellas.

El Presidente mostrará si privilegió a “sus amigos” o el interés público. ¿Qué “cara dura” mostraría después de hablar ante Naciones Unidas sobre el tema de género y no proponer dos ternas integradas exclusivamente por mujeres? ¿Qué autoridad moral tendría después de anunciar las 10 medidas para fortalecer el Estado de derecho y mandar al Senado una propuesta de amigos?

Los argumentos están dados. Ahora le toca al Presidente definir de qué lado de la historia quiere estar.

@LuisHFernandez

Senador de la república.