Zonas económicas especiales
Yazmín Alessandrini
Histórica, económica y socialmente, siempre han existido dos Méxicos. El México rico, el del norte, y el México pobre, el del sur. A lo largo de los años, varios han sido los esfuerzos gubernamentales por vincular esta dicotómica realidad que por una parte nos muestra un país pujante, próspero y lleno de alternativas, mientras que por la otra nos escupe al rostro una nación carcomida por la pobreza, el hambre y la falta de oportunidades. ¿Qué hacer para que entidades como Chiapas, Oaxaca, Michoacán, Guerrero e incluso Veracruz alcancen mayores estadios de bienestar y progreso?, ésa pareciera ser la pregunta de los 64 mil que sexenio tras sexenio se formulan nuestros políticos.
El pasado martes, en Tapachula, Chiapas, el presidente Enrique Peña Nieto anunció que envió a la Cámara de Diputados la iniciativa de Ley Federal de Zonas Económicas Especiales, con la que se pretende equilibrar el desarrollo económico en todas las regiones del país por medio del combate a la desigualdad y a la inseguridad.
A fuerza de ser sinceros, en México ya no es posible tapar el sol con un dedo si nos referimos a los contrastes donde permea la prosperidad y la marginación o la vanguardia y el rezago. Cierto, ha habido muchísimos esfuerzos para paliar las enormes diferencias que existen entre el norte y el sur, pero la mayoría han transitado por las inútiles avenidas del asistencialismo. Por eso, esta iniciativa del primer mandatario, que apuesta al crecimiento tangible y concreto, es, ya, uno de los desafíos más importantes de esta adminitración, porque ya no es posible vivir más tiempo en un país de dos realidades.
De acuerdo con el secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso, gracias al Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y Canadá, firmado en 1992 y puesto en vigor a partir de 1994, en los estados del norte del país, aquéllos que conforman la frontera con la Unión Americana, han registrado un crecimiento de su producto interno bruto por habitante del 47% en términos reales. Sin embargo, en estos mismos 21 años la productividad de los tres estados más pobres del país (Chiapas, Oaxaca y Guerrero) se ha estancado terriblemente y el PIB de esta desafortunada triada no ha registrado cambio alguno.
Este cambio en el modelo de desarrollo nos arroja, en una primera etapa, tres zonas económicas especiales: 1) en Puerto Lázaro Cárdenas (abarcando municipios de Michoacán y Guerrero), 2) en el Corredor Interoceánico de Tehuantepec (que incluye Coatzacoalcos, Veracruz y Salina Cruz, Oaxaca) y 3) en Puerto Chiapas (próximo a la frontera con Guatemala).
La iniciativa ya tuvo ecos positivos en varios mandatarios estatales, además, traerá múltiples beneficios directos para la zona sur-sureste, ya que permitirá la instalación de nuevas empresas que generarán muchos empleos.
www.lapoliticamedarisa.mx
yalessandrini1@gmail.com
alessandriniyazmin@yahoo.com.mx
@yalessandrini1


