Vigilancia del tesoro

José Elías Romero Apis

Quedó instalada la Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación y presidida por Luis Maldonado Venegas. El desafío no es menor sino mayor, por lo menos en cinco campos delineados por el propio Maldonado.

El primero de ellos es porque “el control parlamentario es una modalidad del control del poder” y ésta ha sido una lucha histórica todavía no resuelta. Es la lucha del poder contra la ley y su resultado es aún moneda en el aire. El poder político es recio y no admite riendas fáciles. El constitucionalismo, el republicanismo y el liberalismo fueron victorias enormes pero primarias.

El segundo es porque se trata de un desafío de la legalidad y aquí los diputados quedan expuestos a una incomprensión porque todos decimos desear un gobierno honesto pero, ¿todos los gobernados quieren que nuestros gobiernos apliquen las leyes? ¿Todos los gobernantes quieren legalidad, honestidad y justicia? ¿Todos los mexicanos, de verdad, quieren castigo para el infractor? No estoy muy seguro de ello.

El gobierno honesto funciona bien en las sociedades honestas, como Finlandia y Dinamarca. Pero en la región 4 no siempre sería benéfico porque el gobierno honesto exige que, también, lo sean los ciudadanos. Y mientras más cumplidor lo es de su honestidad más la exige de sus gobernados. El gobierno que no es transgresor no permite que los ciudadanos violen la ley laboral ni la ley fiscal ni, mucho menos, la ley penal. Vamos, ni siquiera lo permite con la ley vial. Castiga fieramente al que no paga los impuestos pero, también, al que no respeta la velocidad de tránsito.

En la zona latinoamericana, la honestidad gubernamental casi siempre lleva a la represión porque la infracción no es excepcional sino generalizada. Se tendría que castigar a tantos infractores que parecería un gobierno represor.

El tercer desafío tiene que ver con la transparencia y volvemos a lo mismo. El gobierno transparente es, también, el más intrusivo. Yo me desnudo pero también te encuero. Te muestro mis cuentas pero muéstrame las tuyas. Me someto a la auditoria gubernamental pero te atienes a la auditoría fiscal. Te enseño mis despilfarros pero me enseñas tus derroches. Te platico todo pero te escucho todo. Te explico mis concesiones pero me explicas tus sociedades. Te sincero mi gobierno pero me confiesas tu negocio.

El cuarto reto se refiere a la compleja ecuación existente entre “acrecentado profesionalismo y probada sensibilidad política”. La auditoría gubernamental es un tema de poder, no de contabilidad. Debe distinguir entre un desvío de dinero y un desvío de facultades. Una ratería de ambiciosos y un latrocinio de Estado. Una decisión tramposa y una decisión equivocada.

Por último, es un desafío “para evitar que la fiscalización se politice o que la política sea la balanza de la acción fiscalizadora”. Ésos son los desafíos que propone Luis Maldonado. Es el inicio, pero “robustas primicias anuncian grandeza”.

 

@jeromeroapis