Cuidado
Julio A. Millán B.
El Trans Pacific Partnership (TPP) (Alianza Transpacífico) viene a presentar un nuevo panorama internacional, no sólo por la liberalización de bienes, servicios e inversiones, sino porque además establece nuevas reglas para la eliminación de barreras no arancelarias. Pero, dado lo ambicioso que resultó este acuerdo, hoy genera más preguntas que respuestas.
Si bien ya se habla de que existirán periodos de desgravación, sistemas de cuotas y otros mecanismos para nivelar las desventajas, esto creó incertidumbre porque precisamente eso ya se ha escuchado en el pasado.
Es sumamente importante que, a diferencia de lo que ocurrió 20 años atrás, en esta ocasión sí se establezcan medidas para evitar la desarticulación de las cadenas nacionales, y que este nuevo impulso al proceso de apertura de la economía sí se acompañe de una política industrial, que no se tropiece nuevamente con la misma piedra.
Dentro de las desventajas que genera haber negociado con países tan diferentes, quizá lo más crítico sea el proceso de transparencia y solución de controversias. Al respecto, el papel de las empresas del Estado, el cumplimiento de las reglas de origen y la prevención de la triangulación son asuntos que inquietan, considerando las condiciones en naciones como Vietnam o Malasia.
Nuevamente resulta imposible no preocuparse al pensar en las experiencias que dejó el TLCAN, ahí están los casos del autotransporte, el tomate y atún mexicanos, por mencionar algunos, en donde nunca hubo cumplimiento de lo establecido. Si se considera que éstos fueron problemas solamente con un socio comercial, es posible extrapolar esas preocupaciones ahora con 11, muchos de los cuales no son economías abiertas. Un factor crítico para evitar las malas prácticas comerciales será evitar la manipulación cambiaria. El Secretario Videgaray ya ha señalado que las 12 economías están trabajando en un mecanismo para evitarla, habrá que esperar en qué consiste. Recodemos que estamos en medio de una guerra fría financiera, la cual se puede volver también comercial.
Desafortunadamente el común denominador con la lista de inquietudes que produce el TPP, de las cuales aquí sólo se mencionan algunas, resulta ser la mencionada falta de conocimiento del mismo. México entró en el acuerdo en octubre de 2012 y en estos 3 años lo que sigue prevaleciendo es una completa opacidad. Las autoridades señalan que los sectores industriales sí fueron consultados, y que la secrecía obedeció a una estrategia de negociación.
Como en toda negociación comercial, existen sectores que pueden verse más afectados o beneficiados que otros. Ante esto, es crítico que a la brevedad se tengan los escenarios y se generen las estrategias que cada uno debe seguir. La razón de este sentido de urgencia radica en el hecho de que, a pesar de lo que digan las autoridades, el tratado va a entrar en vigor; no es un tema de voluntad sino de realidad.
Sin embargo, esto puede ocasionar que al haber atendido una petición de un sector, se pudieron haber descuidado los encadenamientos que genera hacia adelante y atrás. Un proceso con las implicaciones del TPP requiere acompañarse de una visión holística, con escenarios a 10, 30 y 50 años, ya no se vale repetir los errores del pasado, hay que trabajar en sí hacer lo que no se hizo para el TLCAN.


