Con el anunció de que el presidente estadounidense, Barack Obama, mantendrá 5 mil 500 soldados en Afganistán cuando deje el cargo en 2017, se rompe la promesa de terminar con la guerra en el país asiático durante su mandato y hereda la resolución del conflicto a su sucesor.

Obama había previsto retirar sus tropas del país, a excepción de un pequeño destacamento que se mantendría en la embajada, a finales del próximo año, que coincidiría con el final de sus ochos años al frente de la Casa Blanca.

En concreto, estimó que unos 9 mil 800 soldados se quedarían en Afganistán después de 2014, junto con algunos militares aliados; el número sería menor para mediados de 2015; y para 2016, poco antes del fin del mandato de Obama, la presencia del Ejército se reduciría a sólo una representación militar.

Sin embargo, los jefes militares argumentaron durante meses que los afganos necesitan ayuda adicional y apoyo de Estados Unidos para acabar con los talibanes, que han resurgido en el país, y mantener los avances logrados en los últimos 14 años.

Se espera que el presidente anuncie los cambios en las próximas horas desde la Casa Blanca, mientras los altos cargos del gobierno adelantaron los cambios bajo la condición de anonimato por no estar autorizadas a hablar públicamente de la decisión antes del anuncio oficial.

Hace semanas funcionarios del gobierno empezaron a rumorar sobre los cambios al advertir que la situación en el terreno ha cambiado desde que Obama tomó la decisión inicial, hace dos años, de acelerar el retiro de las fuerzas; la Casa Blanca además cuenta con un aliado más confiable en el presidente afgano Ashraf Ghani que en su antecesor, Hamid Zarzal, de pocos actos.

Hasta mediados de 2014, Estados Unidos contaba con 32 mil militares en Afganistán y que permanecieran o no las tropas después de 2014, cuando Washington y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) formalmente terminarán sus operaciones, dependería de que el gobierno afgano firme un acuerdo de seguridad, previamente rechazado por el presidente saliente Hamid Karzai; los dos candidatos a sucederlo han declarado que firmarían el documento.

“El relato de que nos vamos de Afganistán es contraproducente”, dijo el secretario de Defensa, Ashton Carter, en un discurso ante la Asociación del Ejército, “no lo hacemos, no podemos y hacerlo sería renunciar a aprovechar los éxitos obtenidos últimamente”.

Las fuentes explicaron que la política para Afganistán estaba siendo revisada desde hace meses, pero que la decisión de Obama de dejar en el país más fuerzas de lo previsto se vio obligada cuando milicianos del Talibán tomaron la estratégica ciudad norteña de Kurduz a principios del mes pasado, lo que desembocó en una batalla prolongada con fuerzas afganas en la región con apoyo aéreo de Estados Unidos, que alcanzó un hospital y en el que murieron 12 voluntarios de Médicos Sin Fronteras y 10 pacientes.

Información de La Vanguardia, México, y CNN, México