Sara Rosalía
¡Qué buena exposición la de Bellas Artes con motivo de los 50 años de Farabeuf! Apenas entra uno, atrapa la mirada la foto que dio pie a la novela, la del supliciado chino que aparece, en el instante en que es desollado por ser culpable de un magnicidio. Ahí está la foto de principios de siglo y nosotros, los espectadores lo vemos a través de unos binoculares. También puede uno contemplar la portada, el ejemplar que al decir del escritor José de la Colina hipnotizó a Elizondo, cuando Pepe lo compró en la Librería Francesa: Les Larmes d´Eros (Las lágrimas de Eros), de George Bataille. Impresionante, sin duda.
Más adelante, unos audífonos nos permiten escuchar la voz del autor, Salvador Elizondo, leyendo Farabeuf en la grabación que hizo para la UNAM. En las vitrinas, diversas ediciones de esta obra que cumple medio siglo, en español, inglés, polaco, portugués, francés… El espectador puede ver el original con su título Farabeuf o la crónica de un instante de puño y letra del escritor. Una portada de una de sus revistas, Snob, aunque no la que yo hubiera querido, aquella en que aparece la actriz y luego funcionaria cultural Laura Oseguera en el esplendor de sus 20 años con su playera mojada. De su otra revista Nuevo Cine, no está tampoco la que tiene en la portada la imagen en el exterior de su película preferida, El año pasado en Marienbad.
Se puede ver la versión corregida y restaurada de su film, Apocalypse 1900, que alguna vez vimos en la Sala Ponce de Bellas Artes y que, con sus grabados antiguos, es un montaje hermoso. La foto del remate de una escalera acompaña, como posible escenario, los pasos del Dr. Farabeuf subiendo. (En esa foto, quizás de la fotógrafa Paulina Lavista, hoy viuda del escritor, creo reconocer el arranque de la escalera de su casa de Parque México). Otras fotos reproducen otros escenarios de Farabeuf en París.
Pero tal vez más apasionante es mirar los libros fundamentales de Salvador, en primerísimo lugar, Confucian Analects, en traducción de Pound al inglés. Está, por supuesto, el otro detonador de Farabeuf: Los caracteres de la escritura china como medio poético, del orientalista Ernest Fenellosa, editado y prologado por Pound. No falta el I Chin que juega tanto en la trama de la novela.
Una exposición de unas cuantas piezas, poco más de 110, pero elegidas con tal tino que dan en el blanco. Farabeuf y Salvador Elizondo atrapados in fraganti, en cuerpo y alma. Está en la Sala Justino Fernández del Palacio de Bella Artes. .
