Entrevista a Amanda Reiman | Asesora de Drug Policy Alliance

Ofelia Alemán García

Pese a la advertencia de Naciones Unidas sobre las consecuencias del uso de las drogas ilícitas, México ha iniciado el polémico camino de la legalización de la mariguana.

La oficina del control de drogas de las Naciones Unidas reportó en 2015 que hay 329 millones de drogadictos en el mundo, de los cuales 232 millones usan cannabis. Lo más sorprendente es que el rango de edad de los consumidores de cannabis es tan amplio como decir de los 15 a los 64 años.

De este grupo, los jóvenes dependientes de la marihuana que oscilan entre los 20 y 30 años son los que más buscan tratamientos para desintoxicarse. De allí que las políticas públicas deban también apuntar hacia la prevención en el consumo de drogas.

Pero no en todas partes del mundo se consume marihuana ni todos los países debaten con tanto ahínco su legalización.

África, Estados Unidos, Latinoamérica y el Caribe son más susceptibles a la cannabis que a los opiáceos, como sucede en toda Europa, Asia meridional y Asia del Este.

Ahora los mexicanos tenemos un modelo inicial de legalización que, dicen, es de avanzada debido a la argumentación jurídica basada en las libertades personales y en el régimen de los derechos humanos.

“En México la Suprema Corte aprobó su consumo y posesión. En Washington tenemos algo similar. Si eres adulto puedes portar marihuana y compartirla con otro adulto. Pero no tienes permiso para venderla”, explica Amanda Reinman, de Drug Policy Alliance.

Esta organización estadunidense es líder en la consultoría en materia de legalización de la marihuana y promueve centros de atención para adictos así como la despenalización de su uso y comercialización.

Según la doctora especialista en psicotrópicos, en algunos estados de la Unión Americana se puede adquirir un permiso especial para cultivarla y comercializarla.

“La pueden empacar, certificar y llevar a vender a las tiendas, de esa forma se asegura cierto control de calidad”, refiere.

En Washington, Oregon y Colorado la marihuana está disponible en las tiendas para los mayores de 21 años y se vende a la par que el alcohol y los cigarros.

Dieciséis estados de la Unión Americana incluido Washington D. C. han legislado a favor de la descriminalización de la marihuana, 23 han aprobado su uso medicinal y solamente en Colorado y en Washington se ha aprobado su producción, venta y distribución.

La legalización le pega al narco

Al cultivarla para consumo personal, México podría estar dando un certero paso en contra de los cárteles que trafican marihuana.

Reiman considera importante el factor violencia en el mercado de la marihuana, la cual se incrementa si los que la venden también comercializan con otras drogas y además traen armas de fuego.

“En este sentido, la legalización debe crear también un sistema regulado de producción y venta que no sea por parte de los cárteles de la droga”, sugiere.

Una de las consecuencias inmediatas de la legalización de la marihuana en Estados Unidos es que “el crimen ha bajado porque la gente ya no se arriesga a comprar marihuana en las calles, por lo que los vendedores clandestinos ya no tienen clientes”, asegura la doctora.

La marihuana es de uso común

Según encuestas de Drug Policy Alliance, 60% de los ciudadanos norteamericanos está a favor de la legalización generalizada de la marihuana ya que ese mismo porcentaje se registra como el gran público consumidor de la hierba.

“Sabemos que la marihuana es una sustancia de uso común, es muy generalizado su consumo, por lo que, cuando alguien quiere adquirirla, va a las tiendas sin temor a ser arrestado o a verse en situaciones de violencia en las calles. Además, la gente puede estar segura de que el producto que están ingiriendo es seguro y que tiene controles de calidad”, asegura Reiman.

Al estar prohibida, el encarcelamiento no es una condición ajena a los consumidores de drogas. Según el reporte de la ONU, todas las prisiones del mundo han incrementado su población drásticamente por crímenes relacionados con consumo, posesión ilegal o tráfico de drogas.

La legalización debería dejar de criminalizar a los consumidores de marihuana ya que tiene más consecuencias negativas que su consumo.

“La gente va a la cárcel por crímenes relacionados con la marihuana y puede perder su empleo, su casa, sus hijos y mucho dinero. Hay que pensar realmente a quiénes afecta esta política”, explica.

Los jóvenes consumen menos

En Estados Unidos, para los jóvenes es difícil adquirir alcohol, cigarros o marihuana ya que necesitan tener la edad reglamentaria de 21 años.

Aunque persisten pocas tiendas clandestinas o que les puedan vender alguno de estos productos sin comprobar su edad, de todas formas es un riesgo que muchos jóvenes ya no están dispuestos a correr.

“También observamos que el consumo de marihuana en adolescentes ha bajado porque ya no les parece atractivo. En general, los jóvenes ya no quieren arriesgarse tanto. Además en muchos casos, la marihuana la tienen en casa ya que sus padres son también consumidores”, señala Reiman.

Recordemos que Estados Unidos lleva casi una década en el debate de la marihuana así que la experiencia tiene que contar de alguna forma aunque las consecuencias en el largo plazo todavía se desconocen.

Adictos a marihuana no usan otras drogas

Drug Policy Alliance ha registrado un incremento de menos del 10% en los consumidores de marihuana en la última década en Estados Unidos y tampoco retienen evidencia de que la marihuana lleve a las personas hacia sustancias más agresivas.

Dice Reiman: “De lo que sí tenemos registro es de que la marihuana no es la droga de entrada para los jóvenes. Antes de eso, probaron alcohol, nicotina y cafeína”.

Se registra que los consumidores de heroína probaron primero la marihuana no por que fuera la puerta de entrada a otras drogas, sino porque era la más accesible en el mercado estadunidense.

“La mayoría de los adictos a la heroína probaron fármacos controlados que contienen una vertiente de los opiáceos antes que la marihuana”, aclara.

Marihuana medicinal es un éxito

Algo que también se registra en Estados Unidos es que las sobredosis por consumo de opio se redujeron en los estados en que se legalizó la marihuana con fines medicinales.

La planta de la marihuana contiene más de 70 compuestos y el más común es el psicoactivo tetrahidrocannabinol (THC). Pero hay otros compuestos que son muy efectivos en tratamientos medicinales que no son alucinógenos.

Al respecto dice Reiman: “Cuando la gente usa marihuana para pasar un buen rato, relajarse o divertirse, en realidad no le interesa mucho si es un producto de calidad o no. Pero cuando hablamos de la marihuana medicinal entonces nos referimos a niños enfermos, gente con cáncer o con otras enfermedades que han debilitado su cuerpo. En este caso queremos estar seguros de que la marihuana medicinal sea segura y que no les hará más daño”.

Aunque se registra que muchos consumidores de la marihuana durante el efecto de la droga sufren ataques de pánico, ansiedad y paranoia, en Estados Unidos, actualmente se investigan otros usos de la marihuana medicinal ya que han descubierto que el compuesto cannabidiol (CBD) controla a pacientes con psicosis y esquizofrenia.

En un archivo público, Drug Policy Alliance manda un mensaje contundente a la sociedad en relación con las enfermedades mentales. “Mantener un diálogo abierto con los adolescentes acerca del uso de las drogas y poner atención a los rasgos de su personalidad son mejores herramientas de prevención que simplemente echarle la culpa a la marihuana.”

 

@AmandaReiman

@ophelyas