Entrevista a Roberto Duque/Profesor investigador de la Facultad de Derecho de la UNAM

Nora Rodríguez Aceves

“La incorporación, cuando así se considere conveniente, de candidatos simpatizantes surgidos de la sociedad, como una forma de modernización política, inclusión y adaptación a las nuevas formas de participación ciudadana”, que aprobó el PRI, de cara al proceso electoral de 2016, es una medida que responde al avance o a este aparente éxito de las candidaturas independientes que se estrenó en el ámbito nacional en 2015.

Con esto, explica Roberto Duque Roquero, profesor e investigador de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se le está diciendo a determinadas figuras con un probado prestigio o popularidad que pueden ahorrarse los requisitos para ser candidato independiente, requisitos que no son fáciles de obtener; se le está diciendo: aquí son bienvenidos, postúlense por la vía de un partido político y no por la vía independiente. Estamos ante una figura de candidatos externos que tampoco es nueva, ahí están los casos de Agustín Basave, que ahora preside el PRD, o de Cuauhtémoc Blanco, que fueron postulados también como externos por un partido político, y muchos otros casos.

“Los partidos políticos están muy desprestigiados, esto no es noticia para nadie, en cualquier sondeo de opinión, en cualquier encuesta de estimación ciudadana hacia sus instituciones los partidos políticos son calificados muy mal, aparecen en el sótano de este tipo de ejercicios de sondeo; este descrédito en general de la clase política y particularmente de los partidos políticos es también uno de los factores en esta ecuación.”

Una opción legítima

Desde el punto de vista de Duque Roquero, no está mal que existan las candidaturas externas, es una opción perfectamente legítima, pero a quienes habría que preguntarles es a los militantes, pues más de uno no lo ve con muy buenos ojos, pues creen que debe haber un reconocimiento a su filiación partidaria, y reprueban que cualquier “advenedizo” sin trabajo en su partido “usurpe” la candidatura a la que tal vez aspiraban.

Frente a este escenario, Roberto Duque expone a Siempre! su análisis político electoral de los acuerdos tomados, sobre las candidaturas externas, encabezados por el líder del tricolor, Manlio Fabio Beltrones de quien expresa que desde luego es un político tremendamente experimentado, de ahí que haya “una flexibilidad en este caso, una sensibilidad a este peligro que pueden implicar las candidaturas independientes hacia el sistema de partidos; estamos experimentando una dispersión de la preferencia política, de la oferta política con esta figura de las candidaturas independientes, pero también con algunos candidatos externos y mencionaba, por ejemplo, el caso de Cuauhtémoc Blanco, entonces Beltrones está tomando cartas en el asunto dentro de su partido para tener una oferta política más competitiva”.

En ese mismo tenor, el especialista en democracia y en derecho constitucional hace una acotación en cuanto a este tema de las candidaturas ciudadanas, porque “hay de candidatos a candidatos, pues la gran mayoría de éstos, que yo les llamo seudoindependientes, obtuvieron notoriedad gracias a determinado partido —digamos— como políticos profesionales del partidismo, y de último momento cambian para ostentarse como ‘ciudadanos’ y despotricar contra la corrupta partidocracia a la que hace cinco minutos pertenecía; son los casos de el Bronco, que renunció al PRI unas semanas antes de buscar la candidatura y de Alfonso Martínez que es ahora alcalde por la vía independiente de Morelia, que igual abandonó su militancia panista para buscar la vía independiente”.

Hay muchos políticos “tránsfugas”

Perfiles que en su parecer “no cumplen con los objetivos originales de la figura de la candidatura independiente (pensada para personas de la sociedad civil) por eso me parecen buenas las leyes “anti-Bronco” y malas las leyes “anti-Kumamoto” porque Pedro Kumamoto sí es el único caso de quien ganó por la vía independiente en este año, que sí proviene de la sociedad civil y no de la vida partidaria profesional”.

En su particular percepción, Roberto Duque añade que la prohibición que urge establecer en la Constitución es que políticos tránsfugas, políticos que perdieron la interna de su partido, frustrados por no haber obtenido determinada postulación opten por la vía independiente, porque “no es la sociedad civil quien se está abriendo terreno en la participación política con esta figura que ha sido mal utilizada; aunque muchas legislaciones estatales sí exigían separarse determinado tiempo antes de un partido político para aspirar a ser candidato independiente —y eso estaba muy bien—, el Tribunal Electoral ha tumbado estas limitaciones y ha permitido que políticos profesionales de la política partidista opten por esta figura que no estaba diseñada para ello”.

Además, agrega que es necesario “reducir los requisitos que en muchas legislaciones han sido claramente excesivos para ser candidato independiente, como en el caso de Puebla, en donde ya se han moderado algunos; cuando el aspirante realmente viene de la sociedad civil y no de la vida partidaria, eso sería un gran avance y le daría mucho más sentido a esta figura relativamente nueva del ámbito político electoral mexicano”.

 

Por su proselitismo, negar registro en 2018 a AMLO

Por otra parte, Roberto Duque Roquero hace varias consideraciones sobre la propuesta de Manlio Fabio Beltrones en relación con una reforma electoral para regular la equidad en el uso de los tiempos oficiales a los que los partidos políticos tienen acceso, pues argumenta que “es indebido el uso de los tiempos oficiales por parte de algunos políticos que andan promoviendo sus figuras individuales con claro afán de posicionamiento político”.

Como es el caso, sobre todo, de Andrés Manuel López Obrador y de Ricardo Anaya, presidentes de Morena y del PAN, respectivamente, quienes hacen uso de estos tiempos para promocionar en radio y televisión su imagen personal y posicionarse rumbo al 2018.

“¡Es inaceptable una contrarreforma! en el modelo de comunicación político electoral. En México se han hecho reformas electorales de todo calado, desde cambios que calificaría como excelentes hasta cambios calificables como pésimos, sin embargo, en mi percepción, el mejor cambio de los últimos 15 años es precisamente el que se hizo al modelo de tiempos de contenido político en radio y televisión; ésta fue una reforma que se dio en 2007 y que constituyó un enorme avance para disminuir, no para erradicar, porque lamentablemente no lo hemos erradicado, pero sí para disminuir el poder del dinero en las elecciones.”

La reforma afectó intereses

En 2007 se estableció en la Constitución que “ahora los partidos políticos podrán utilizar el tiempo en radio y televisión, pero como tiempos oficiales, se les reduce el financiamiento y —claro— a estas empresas de medios de comunicación no les cayó nada en gracia sino todo lo contrario, y desde entonces han objetado de manera virulenta esta reforma porque afectó sus intereses”. Que se revirtiera esto o que se dé una contrarreforma “sería una involución, un retroceso terrible porque además son cambios de 2007 que la Suprema Corte de Justicia confirmó y quedó prohibido no sólo para los partidos sino para cualquier persona contratar estos tiempos en radio y televisión; entonces, si se da esta reforma podría parecer una concesión a un factor real de poder para congraciarse, al menos esa impresión podría dar, para quedar bien, para tener los medios de comunicación de su lado, sería una capitulación lamentabilísima; desde mi punto de vista es inaceptable una propuesta de esta naturaleza”.

En cuanto al uso de estos tiempos oficiales por parte de aspirantes a la Presidencia de la República en 2018, como López Obrador, que es el personaje más visible, el constitucionalista explica que ¡por supuesto!, si va a ser candidato Andrés Manuel, estría violando la ley electoral; algunos actores políticos que impulsan una reforma electoral dicen que hay una laguna legal, “pues esto es ¡falso! hay una regulación que existe, nada más hay que leer, por ejemplo, el artículo 226, párrafo 3, de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (Legipe), hay una prohibición para realizar actividades de proselitismo para precandidatos que en realidad son aspirantes, y cito el artículo: ‘Los precandidatos a candidaturas a cargos de elección popular que participen en los procesos de selección interna convocados por cada partido no podrán realizar actividades de proselitismo o difusión de propaganda, por ningún medio, antes de la fecha del inicio de las precampañas; la violación a esta disposición se sancionará con la negativa de registro como precandidato’, es decir, está previsto esto que hace López Obrador, incluso hay antecedentes en donde se ha negado la candidatura a aspirantes que han hecho proselitismo previo a su registro como precandidatos”.

Lagunas legales y lagunas mentales

El abogado y académico de la UNAM recuerda que el primer caso en donde se negó el registro a un aspirante fue en 2009, a Marybel Villegas Canché, una aspirante a diputada por el estado de Quintana Roo, y se le negó porque venía haciendo proselitismo promoviendo su persona antes de las elecciones; éste es el primer precedente que se dio en aplicación justo de esta disposición que estoy mencionando, porque esta disposición de la Legipe viene desde el Cofipe —Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales—, es idéntica, sólo cambió el numeral, entonces esto de que hay una laguna legal es ¡falso! El señor López Obrador está realizando un proselitismo que de momento no es sancionable antes de que se postule a la candidatura o a la precandidatura, pero la consecuencia legal existe y ahí está la norma jurídica: de lo que ha venido haciendo con miles de spots promocionándose personalmente, posicionando su imagen y figura a través de la radio y la televisión sería, que se le niegue el registro de la candidatura, eso si se aplicara la ley. Por lo tanto, lo que dicen de que hay una laguna legal ¡es falso!, puede que haya ‘lagunas mentales’ en la autoridad electoral, que se le olvida lo que dice la ley o que se hace de la vista gorda, eso sí”.

Siendo así, “lo que está haciendo Andrés Manuel está prohibido si quiere ser candidato (que obviamente quiere). Este señor realiza actos anticipados de promoción electoral, y en su mejor estilo juega en el filo de la navaja, juega al borde del precipicio como diciendo, a ver quién es el valiente que me empuja; esto lo lleva haciendo ya mucho tiempo y estos spots no son la excepción”.

Por eso, conviene mantener el esquema de spots de contenido político como tiempos del Estado, pero, eso sí, reducir el número de minispots y por supuesto “mantener la prohibición del artículo 226, párrafo 3, entre otras disposiciones y, ¡claro!, cuando llegue el momento lo que procedería legalmente es la negativa del registro de quién ha estado desbalanceando a su favor la contienda con semejante número de spots, porque hay un posicionamiento indebido de este personaje con tiempos oficiales para un partido político. Esto no permite un piso parejo, carga los dados a favor de López Obrador y de otros actores que realicen comportamientos semejantes, pero la legislación sí lo contempla; no hay, reitero, laguna legal; ojalá que no haya laguna mental de la autoridad electoral”.

Porque es obvio que él será candidato a la Presidencia de la República en 2018 por Morena y, “como dice Jorge Alcocer, tendría uno que ser tonto para creer que él será precandidato; no, él será candidato directamente y ya es posible asegurar ahora que no tendrá competencia, como no la tuvo para presidir su partido, Morena. Pero ello no implica que los tiempos oficiales para su partido puedan estar al servicio de sus apetitos presidenciales”.