Los números no mienten

 

Los números no mienten y advierten la situación real de México, cuanto más si son de carácter oficial: en este fin de año, la deuda pública rebasará los 9 billones de pesos y el Banco de México gastó entre 15 mil y 17 mil millones de dólares en once meses para sostener el maltratado pesito.

Es decir, si los ingresos de 2016 han sido calculados por la Secretaría de Hacienda en 4 billones 746 millones, en números redondos, se requerirían dos presupuestos anuales de la nación para saldar la descomunal deuda pública.

El enorme débito es consecuencia de errores productivos de varios sexenios, de presupuestos mal aplicados en secretarías de Estado y paraestatales, así como por transferencias hechas a los estados con dedicatorias beneficiarias a algunos gobernadores.

Debido a repartos arbitrarios y falta de vigilancia en gastos públicos han sucedido fraudes cuantiosos; a los mandatarios estatales se les permite contraer deudas a manos llenas con cargo al erario nacional.

El caso del exgobernador Moreira de Coahuila, quien sigue tan campante disfrutando de fortunas, es ejemplo de cuanto sucede en el mundo de la corrupción, de rumbo incontenible.

En el ámbito agropecuario, México perdió su capacidad productiva. En otros tiempos, todavía en los años setenta, México generaba maíz, frijol, trigo, hortalizas, legumbres y frutas en elevados niveles para el consumo nacional.

Hoy somos deficitarios en casi todo. Cálculos conservadores revelan que al menos 50% de cuanto comemos, vestimos y calzamos, procede del extranjero. Eso ha ocasionado desempleo y pobreza en más de 70 millones de mexicanos.

El petróleo fue la panacea durante sexenios y cada gobierno dispuso de hasta el 60% de los ingresos de Pemex para cubrir gastos públicos y elevados costos de la corrupción. En días pasados anunció que ya no realizará ninguna perforación petrolera. Es decir, México renuncia en este sexenio a extraer los energéticos y deja esa riqueza a merced de empresas extranjeras, las cuales nos los venderán a los precios que les plazcan.

Estamos en la lona, pese a cuanto se repita en discursos cotidianos que el pueblo ha dejado de escuchar. La retórica desespera y causa rencor.

Indica el INEGI que la inflación es de 3%. Esta cifra resulta fantástica. Las amas de casa, del nivel que se quiera, manifiestan que el costo de los productos se ha duplicado o triplicado.

Sobre la política monetaria, a cargo del Banco de México, ha pesado la amenaza estadounidense de elevar las tasas de interés. Lleva meses el Sistema de Reserva Federal de Estados Unidos, conocida también como FED, de encarecer el dinero…. y no lo hace.

Cada dos meses, al menos, anuncia la FED que elevará las tasas bancarias y así provoca alzas y bajas en las bolsas de valores del mundo. Es la técnica de saqueadores.

A ese juego se somete el gobernador del Banxico, Agustín Carstens, tan disciplinado a los dictados yanquis. Ha de rezar por que la FED no suba los intereses bancarios, o no pase de algunas décimas de punto, porque él elevaría las de aquí en la misma proporción. Durante meses, hizo subastas diarias de dólares para sostener la paridad del pesito. Hubo de cancelarlas porque ya hizo un boquete de más de 15 mil millones de dólares a las reservas del país. ¿Eso le aconsejaron en Washington? ¿O fue para capitalizar a banqueros y empresarios?

Vaya panorama.