Entrevista a Luis Arturo Soto González | Oceanógrafo de la UNAM

Enrique Graue Wiechers ocupará el cargo número 63 como rector de la Universidad Nacional Autónoma de México para el periodo de 2015 al 2019, según lo informado por un comunicado del 6 de noviembre emitido por la Junta de Gobierno.

Cabe señalar que corresponde a este mismo órgano de gobierno “conocer de la renuncia de éste y removerlo por causa grave, que la Junta apreciará discrecionalmente”, de acuerdo con la Legislación Universitaria vigente.

Aunque son quince los miembros de la Junta solamente se requieren de diez votos para la designación del rector, y ocho para los directores.

En el proceso de elección de Graue se infiere que la contienda estuvo muy debatida porque se tardaron cuarenta y cuatro días para decidir de entre los dieciséis candidatos finales.

En contraste, según un escrito de David Cienfuegos Salgado publicado por la biblioteca jurídica de la UNAM, en la primera vuelta del rector saliente, José Narro Robles, el proceso de designación tan solo duró ocho horas de discusión y tres rondas de análisis de documentos en la valoración de ocho candidatos.

Se desconoce cuántos votos a favor o cuantos en contra tuvo Graue.

Además de analizar la trayectoria de cada uno de los aspirantes, relata el comunicado de la Junta, su proyecto de trabajo y el desempeño de la entrevista, se consideró la viabilidad del proyecto presentado, el equilibrio de los cambios a futuro, los procesos de innovación, la vinculación de la investigación y la docencia, así como el contexto nacional e internacional de la Universidad.

“Todos los candidatos quieren los mismos principios, además de mantener la autonomía y a una institución laica. De las cien cuartillas que hay en el programa de cada candidato, es difícil de poner el acento en cada uno”, dice el doctor Luis Soto, quien es un miembro destacado de la comunidad académica y ha participado activamente en los debates universitarios de alto renombre.

“Pero hay un elemento clave y sutil en su designación: que se mantenga el status quo. En estos momentos la Universidad no está para ser sujeta a la crítica externa. Del programa de Graue, yo le pondría un acento a los programas educativos a nivel bachillerato”, precisa.

La universidad está en las masas

De acuerdo con el entrevistado, otro elemento a matizar en los perfiles de cada aspirante a rector fue la experiencia en el manejo estudiantil.

“Graue lleva ya dos periodos en la Facultad de Medicina. Es fácil decirlo pero es una de las matrículas más grandes de la UNAM junto con Derecho e Ingeniería”, destaca.

El nuevo rector conoce a la Universidad desde sus entrañas ya que estuvo en Consejo Universitario dentro del propio consejo de Medicina, ha sido profesor, hace investigación, y en general “es un académico universitario por todos los costados, tiene una trayectoria universitaria 100%”, señala.

Al respecto de algunos candidatos que son jóvenes, como Leonardo Lomelí de 45 años, director de la Facultad de Economía, dice Soto: “de quienes nunca llegaron noticias a nosotros, en esta pequeña burbuja que somos los de la investigación.

“Nosotros no somos el mundo de la universidad. El mundo son las prepas, los CCHs, el bachillerato y las grandes facultades. Uno se queda espantado de la macrocefálea que tiene la Universidad”, resalta el doctor del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM.

Nadie esperaba a Graue

Los aspirantes a rector son igualmente personajes destacados de la comunidad universitaria y todos eran o habían sido funcionarios de gobierno.

Al ser muy conocidos y ocupar cargos públicos, a muchos candidatos de esta elección se les vinculaba también con el gobierno federal.

El Dr. Bolívar Zapata, Premio Príncipe de Asturias 1999, por ejemplo, se le conoce como miembro de un consejo asesor de ciencia y tecnología de la presidencia de la república, y al Dr. Sergio Alcocer, como ex funcionario de la cancillería.

Incluso a la directora de la Facultad de Ciencias, la Dra. Rosaura Ruiz, se le identificaba como de izquierda vinculada al Partido de la Revolución Democrática y al movimiento de MORENA.

Al respecto el oceanógrafo comentó que Graue “no hizo una presencia fuerte en medios como otros que tuvieron más reflectores. La Junta considera estas consecuencias también”.

 

 

Los médicos no son mejores rectores

Tres al hilo: Juan Ramón de la Fuente, José Narro Robles y ahora, Enrique Graue Wiechers destacan a la Facultad de Medicina, lo que antes fuera la Facultad de Derecho, como productora de rectores.

“Es una discusión muy debatible yo me niego a aceptar que la medicina secuestre a la educación, no es una buena apreciación. Hemos tenido rectores de ingeniería, química, biología, derecho todos con un gran legado”, aclara el entrevistado.

El último rector que no era del área de la ciencias exactas fue Jorge Carpizo Macgregor de 1985 a 1989; y el último rector de ciencias sociales, politólogo e historiador fue Pablo González Casanova en 1965.

Desde 1965 a la fecha ha habido ingenieros como Javier Barros Sierra (1966-1970); biólogos como José Sarukhán (1989-1996) y un químico, Francisco Barnés de Castro (de 1997 a 1999). Los demás han sido médicos como Octavio Rivero Serrano y Guillermo Soberón.

Si es médico, que haga un diagnóstico del paciente

El rector electo, sin importar su especialidad, deberá afrontar diferentes retos futuros.

Para el entrevistado, la universidad no tiene que tener un crecimiento exponencial infinito, de acuerdo a lo postulado en Congreso Universitario de 1999.

“Las grandes universidades del mundo”, dice Soto, “no tienen grandes matrículas”. En su opinión, el subsidio universitario debería ser canalizado de diferente manera, hacia los proyectos exitosos y debería de desocuparse de aquellos que no han tenido resultados de productividad.

Concluye: “Me gustaría ver de Draue, que es médico, un diagnóstico de la Universidad. Los médicos no se atreven a dar soluciones sin hacer antes un diagnóstico del paciente”.

 

@ophelyas