Juan Pablo Aguirre Quezada

Eslovaquía es un país integrante de la Unión Europea (UE) que con poco menos de 50 mil km2 carece de salida al mar. Con alrededor de 5.5 millones de habitantes enfrenta diversos desafíos en temas como crecimiento económico limitado, multiculturalidad, recepción de inmigrantes, corrupción y lentitud en la resolución de disputas legales.

El territorio que abarca Eslovaquia perteneció hasta el 31 de diciembre de 1992 a Checoslovaquia, pero la revolución de terciopelo permitió la división entre checos y eslovacos por la vía pacífica, un gran logró si se compra lo que en ese tiempo vivieron las naciones pertenecientes a la ex Yugoslavia. Durante los últimos años del siglo XX y los primeros de la década del siglo XXI Eslovaquia se esforzó en realizar acuerdos internacionales y reformas al interior, situación que le permitió adherirse a la UE en 2004 y adoptar el Euro como moneda desde 2009 (a diferencia de su vecina República Checa que aún usa la Corona). Estas condiciones le permitieron la instalación de industrias en este período debido a que los salarios de los trabajadores son menores que en otros países de la región como Alemania, Italia, Francia o España.

Pese a los logros para atraer fuentes de inversión en Eslovaquia y a un período de crecimiento económico actualmente este país aumentó lentamente su progreso financiero debido a que la crisis de 2009 afectó a sus principales socios comerciales, por lo que el gobierno ha tenido que realizar modificaciones en las reformas realizadas con anterioridad a fin de fortalecer las finanzas públicas, Ejemplo de ello es que el Producto interno Bruto (PIB) a escala nacional fue de 3.2% en 2011 y descendió a 2% el siguiente año. Aún así el PIB per cápita aumentó de 24 mil dólares americanos anuales en 2012 a 24.5 mil un año después, y 24.7 mil en 2013. La fuerza de la industria que abarca una cuarta parte de la población ocupada (27%) ha permitido posicionar a Eslovaquia en el mercado europeo con una diversidad de productos como productos de metal, alimentos y bebidas, electricidad, gas, coque, aceite, combustible nuclear; productos químicos, fibras sintéticas, maquinaria, papel, cerámica, vehículos de transporte, textiles, productos de caucho, aparatos eléctricos y ópticos, entre otros. La agricultura sólo emplea a 3.5% de los trabajadores eslovacos y el sector servicios a siete de cada diez (69.4%). La tasa de desempleo es de 14.4%, indicador bajo en comparación con otros países europeos como Kosovo, Grecia, España, Croacia o Serbia. No obstante, un signo de alerta es el desempleo juvenil, ya que la tercera parte de los jóvenes entre 15 a 24 años (34%) están desempleados.

Eslovaquia experimentó un ligero crecimiento poblacional de 1993 a 2010 con cien mil personas más en este lapso. En parte se debe a una migración que alcanzó una tasa mayor a 0.5 migrantes por cada mil habitantes entre 2000 a 2003, y de 0.3 X 1000 de 2004 a 2009 para descender a 0.29 de 2010 en adelante. Esto representa un gran avance con los acuerdos de la UE ya que en el informe de 2003 la Unión señaló que el gobierno eslovaco presentaba retrasos en las políticas públicas de visados, el control de las fronteras exteriores, el plan de acción Schengen, y la lucha contra el fraude y la corrupción. No obstante, algunas voces sugieren que este país debe prepararse para una posible oleada de inmigrantes procedentes de Ucrania y que eventualmente podrían poblar en municipios y ciudades fronterizas del lado eslovaco como Snina, Kolonica, Michalovce, Vysné Nemecké o Ubl´a, entre otros. Ante un escenario así Eslovaquia tendría que recibir a migrantes por el conflicto en los países vecinos y que posiblemente no este preparado para brindarles servicios para su desarrollo humano pleno, en especial los aspectos como educación, empleo, salud, vivienda, alimentación, seguridad social, entre otros.

Además, un problema que se ha acentuado en Eslovaquia es la corrupción, ya que el índice publicado por Transparencia Internacional en 2014 sitúa a este país en la posición 54 de 175 países evaluados ,con un puntaje de 50, lo que representa una aumento constante en los últimos años, ya que en 2013 ocupó el puesto 47 con 46 puntos. Si bien existen países europeos peor evaluados en la última clasificación del organismo internacional, cuatro de las cinco naciones vecinas de Eslovaquia como Austria (72 puntos), Polonia (63), Hungría (54) o República Checa (53) obtuvieron una mejor calificación, superando únicamente a Ucrania (26). El aumento de la corrupción en un país tiene efectos negativos en la sociedad y la economía, tal como la caída en la confianza del gobierno, alejamiento de inversionistas, fomento a la delincuencia, mayores posibilidades de lavado de dinero, riesgos financieros, afectaciones a la libre competencia, entre otros.

Así, Eslovaquia es un país que si bien se ha fortalecido con la integración a la UE y con la adopción del Euro como moneda años antes a diferencia de otros países vecinos que pertenecen a la UE y que conservan su anterior moneda como Hungría, República Checa o Polonia. Sin embargo, los últimos años no han sido tan buenos para los eslovacos, por lo que deben realizar ajustes a fin de mejorar las condiciones sociales que han logrado.

*Profesor del ITESM (Tec de Monterrey).