A lo largo de estas cuatro entregas analizaremos cada uno de los cuatro ejes de la nueva estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos: Seguridad, Prosperidad, Valores y Orden Internacional.
Oguer Reyes Guido*
(Primera de cuatro partes)
Eje número uno: Seguridad
A lo largo del año 2015, la Casa Blanca impulsó importantes ajustes en lo relativo a la seguridad nacional. Parecen haber quedado atrás las tácticas simplistas como guerras preventivas y ocupación militar en países hostiles como mecanismo privilegiado para el abordaje de este problema el cual reviste una formidable complejidad.
Seguridad, Prosperidad, Valores y Orden Internacional son los nuevos pilares de la seguridad nacional estadounidense.
Esta reestructuración estratégica pretende adoptar una lógica transversal-integral que implica de lleno a campos tan diversos como la economía, la diplomacia y las fuerzas armadas.
El eje estratégico de seguridad está planteado a partir del fortalecimiento de la defensa nacional, reconociendo que muchos de los riesgos a los que se enfrentan los Estados Unidos, desde el inicio del nuevo siglo, permanecen latentes en las actuales circunstancias; principalmente, los que tienen que ver con el terrorismo.
La nueva estrategia se plantea el fortalecimiento del poderío y la influencia americana en el mundo, apuntalada en la mejora del desempeño de su economía y en su notable fortaleza tecnológica.
La fortaleza económica
En términos económicos se realza el papel activo que han desempeñado los Estados Unidos en la lucha por atenuar las consecuencias de la gran crisis de 2008, así como por salir de la recesión recuperando la senda del crecimiento.
Ejemplo de ello son los programas de relajamiento cuantitativo, de rescates bancarios y de grandes empresas, mismos que evitaron, no sin controversias, que la recesión mundial se agravara y que sus efectos negativos se extendieran aún por mucho más tiempo, tal y como sucedió con la Gran Depresión de 1929.
Las fuerzas armadas
Por el lado de la defensa nacional, la nueva estrategia establece que los recursos presupuestarios para este sector serán suficientes para asegurar sus objetivos. Esto implica que los elevadísimos presupuestos militares estadounidenses estarán garantizados para mantener funcionando, e incluso potencializando, la maquinaria militar norteamericana.
Según estimaciones publicadas por medios especializados como Global Fire Power, los Estados Unidos ocupan la primera posición del top 10 de países con mayor presupuesto militar, con un gasto superior a los 577 mil millones de dólares en 2015. Muy lejos, en el segundo lugar, está China con 145 mil millones de dólares.
Adicionalmente, se prevé el fortalecimiento de la seguridad interna. Se plantea una mejor articulación desde las instancias locales, estatales y federales en el sentido de reducir ciertas vulnerabilidades que aún persisten en los ámbitos financieros así como de energía, transporte, tecnologías de la información, entre otros, con el propósito de ofrecer respuestas integrales a los desafíos de la seguridad interna.
Eterno combate a los conflictos globales
Dentro del apartado de “Combate a las persistentes amenazas del terrorismo”, se da un énfasis especial a la lucha contra los remanentes de Al Qaeda y al Estado Islámico. Es importante señalar que el Estado Islámico, bajo la figura de un autoproclamado califato, controla extensos territorios de Siria e Irak. Ciudades como Falluya, Mosul y Qaim están ya bajo su dominio.
Otro elemento esencial de la nueva estrategia de seguridad nacional es el de construir capacidades para prevenir conflictos. En este sentido, la diplomacia norteamericana, apoyada en el poderío militar, será esencial para prevenir conflictos en casos en los que se enfrenten tensiones con otras potencias como China y Rusia; en especial en casos como el de éste último que cometió violaciones a la soberanía ucraniana.
Otras líneas de acción que contempla el eje estratégico de seguridad son: mantener bajo control el desarrollo y uso de armas de destrucción masiva, enfrentar los desafíos del cambio climático, asegurar el acceso a los espacios compartidos (ciberespacio, espacio oceánico, aéreo, espacio exterior) apoyando, particularmente, el establecimiento de un acuerdo para el sur del mar de China es decir, entre China y la Asociación de Estados del Sudeste Asiático (ASEAN).
Finalmente, se incluye el reforzamiento de la seguridad sanitaria global fortaleciendo el liderazgo de los Estados Unidos en la lucha contra pandemias como el VIH/SIDA y el ébola.
*Profesor de la Universidad del Valle de Santiago, Coahuila.
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