Entrevista a José Ángel Gurría |Secretario general de la OCDE

 

Hace apenas dos meses, en París, el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), José Ángel Gurría, instaba —al presentar el informe anual sobre migraciones— a dar asilo a los migrantes por su aporte a la economía de los países receptores, cuando los atentados terroristas ocurridos en París han modificado el panorama 180 grados.

Frente a la necesidad de intentar garantizar seguridad a las naciones europeas se cierra la puerta a la sobrevivencia de millones de refugiados.

La cadena de ataques en diversos puntos de la capital francesa, encontrar un pasaporte sirio sobre el cuerpo de por lo menos uno de los ocho terroristas y el presunto reconocimiento de un atentado que habría derribado un avión ruso han recrudecido las tensiones en la Unión Europea. Una masacre que se ideó en Siria, se planificó en Bélgica y se ejecutó en Francia, según señalaron expertos antiyihadistas, reunidos en Madrid.

Mientras el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, se pronunciaba por no revisar en su conjunto las políticas en materia de refugiados, el gobierno francés a través del ministro propondrá en los próximos días cambiar el espacio Schegen —zona de libre circulación de personas que eliminaba los controles fronterizos entre los países que la integran, la mayor parte de la Unión Europea— para hacer frente a la amenaza terrorista.

El gobierno francés anunció que presentará en los próximos días una propuesta para que todos los europeos sean controlados en la frontera cada vez que arriben o salgan de un tercer país, en un intento por controlar que jóvenes combatientes extranjeros, con pasaporte europeo, que viajan a Siria o Irak y luego regresan representen un peligro terrorista.

La guerra declarada al Estado Islámico, que encabeza Francia, también representa cerrar la puerta de Europa a la sobrevivencia de refugiados sirios, libios, nigerianos, afganos y somalíes que huyen de las guerras, de la muerte, una realidad que viven todos los días. Tan sólo de enero a agosto de este año se contabilizaban alrededor de 323 mil inmigrantes y refugiados que habían logrado llegar a Europa luego de cruzar el Mediterráneo, según cifras de la Organización Internacional de Migraciones; más de 2 mil murieron en su intento por llegar a Grecia, Italia, España y Malta.

Es fundamental que los líderes europeos comparezcan ante la historia para resolver esta tragedia humanitaria, decía Gurría en su informe “International Migration Outlook”, el pasado 22 de septiembre: “la pronta y decidida puesta en marcha de esta propuesta ayudará a paliar la presión sobre los países vecinos de Siria, los cuales ya han ofrecido asilo a millones de personas”.

En su reporte, la OCDE confirmaba que la crisis migratoria no tiene precedentes sobre todo en Europa y que tan sólo este año se debería contabilizar alrededor de un millón de demandas de asilo, y hasta 450 mil de los solicitantes podrían lograr un estatuto humanitario de migrante que les permitiría instalarse en Europa. Hoy la situación es totalmente distinta, reconoce Gurría, entrevistado en exclusiva por Siempre!, vía telefónica, luego de participar en la reunión del G20, celebrada en Turquía.

 

¿Su opinión como observador privilegiado sobre el impacto en la Unión Europea de los atentados en París y el reconocimiento en Rusia del atentado que sufrió su avión?

Acabo de llegar de la reunión de los líderes del G20, de Estados Unidos, de China, de la propia Rusia y de los italianos, el único líder que no estaba era François Hollande porque en virtud de los acontecimientos se quedó en París, y quienes asistieron fueron el canciller Fabius y el ministro de Hacienda Bernard Cazaneuve. Hay una gran convergencia, una gran unidad; todos se sentían igualmente amenazados y obligados a sumar esfuerzos a colaborar, a compartir información, las bases de datos, porque luego de la gran explosión en Atocha, en Madrid, no hace tanto tiempo, la explosión en el metro de Inglaterra, se han desmantelado varios intentos de terrorismo.

En Francia incluso, además de lo que pasó en enero con la revista Charlie Hebdo, hubo hace pocas semanas un intento que se desmanteló, encontraron a un individuo con detonadores y explosivos con el propósito aparentemente de atentar en contra de algunas instalaciones militares, y luego este atentado del viernes pasado; en todas partes tenemos casos, en Estados Unidos.

La psicosis que se está creando.

Todos los días se encuentran grupos y están con la alerta, es un asunto mundial y tienes el problema, ya sea si es en Nigeria, o es Boko Haram, Al Qaeda, y ahora se llama ISIS, en Irak, en Siria y en otras partes.

El asunto trasciende las fronteras, lo cual hace que la conciencia de la gravedad demande un mayor grado de cooperación y esto se reflejó muy bien. Tuvimos la cena del día domingo, prácticamente dedicada al tema de la migración, un tema muy importante en Europa, y sobre el terrorismo. La primera regla es que migración y terrorismo no tienen nada que ver una cosa con la otra.

¿El espacio Shegen se afectará luego de lo ocurrido en París?

En el caso de Francia, hay un estado de emergencia que se propuso por unos días y se prolongará por tres meses más; ya no es posible la libre circulación y va a haber una serie de restricciones no sólo a la circulación, sino también a que las autoridades tengan capacidad de pedir identificaciones a las gentes en los lugares más concurridos, en la calle, a los automóviles. Hay una alerta con un sentido de mucha seriedad, mucha gravedad en cuanto a la amenaza que esto representa, y sobre todo porque todavía hay cuando menos uno o quizás más de las personas vinculadas con los atentados del viernes, a quienes ya se les identificó pero que no se les ha atrapado. [La entrevista se realizó antes de que fuera abatido el presunto autor intelectual Abdelhamid Abbaoud en un suburbio de Saint-Denis, el pasado jueves.]

¿El impacto que está teniendo la migración hoy en la Unión Europea, luego de los acontecimientos en París?

Somos una organización, quizá la única que lleve más de 40 años, que trabaja los temas de la migración. Acabamos de publicar la 39 edición anual de perspectivas internacionales sobre la migración, Internacional Migration Outlook; le llevamos la pista a los números, a los orígenes, los destinos, a las políticas públicas, con el objeto de mejorar sobre todo los procesos de integración.

Publicamos junto con la UE un libro sobre indicadores para medir la calidad de la integración de los migrantes en las sociedades receptoras y seguimos semana a semana lo que es el fenómeno de coyuntura, lo que sale en las noticias, casos muy dramáticos desde el punto de vista humano, terribles.

Sin embargo, una vez que pasen los informativos, el problema va a ser en los próximos 5, 10, 15, 20, 25 años, la integración y cuestiones como el tema del idioma, crucial para el proceso de integración, el desarrollo de habilidades, destrezas, de la fuerza de trabajo que junto con el idioma son determinantes para lograr una integración en el mercado del trabajo.

La integración con la comunidad del país receptor para que no se formen clubes o colonias cerradas en donde todos hablan el idioma de los migrantes, los periódicos y los restaurantes son del país de los migrantes y muchas de las mamás y los papás de la generación anterior no hablan el idioma local, lo que pone muchas restricciones al desarrollo de los jóvenes para que se integren, para que sea más abierta la sociedad; y el resultado es que nosotros calculamos que en condiciones normales —subrayo: en condiciones normales— la migración es positiva tanto desde el punto de vista económico y de productividad como del punto de vista fiscal. Fiscal quiere decir que los gobiernos reciben más de los migrantes de lo que tienen que pagar o apoyar o ayudar a los migrantes.

Hablo en el mediano o largo plazo, pero subrayo que no hay condiciones normales por lo que está pasando en Siria, en Libia, por los bombardeos en las ciudades sirias, porque se está expulsando a la gente, no de un ejército y otro, hablo de familias, mujeres, niños.

No se trata sólo de decir: voy a irme a Alemania a buscar un trabajo mejor, sino que me tengo que ir de Siria para salvar la vida. Hay 2.2 millones de refugiados sirios en Turquía y muchos cientos de miles en Jordania y más de un millón en Líbano, que generan enormes problemas en estos países y que en el momento en que había la impresión de que podían moverse a países como Alemania, Suecia, Austria, hubo este movimiento muy poderoso, pero con lo que está pasando en Siria…

Difícilmente Europa va a cumplir con el plan de acogida de los refugiados.

Hay que entender la violencia, la violencia de los números, es como sí dice uno: esta barda protege para que suba la marea uno o dos metros, pero sube la marea diez metros, ¿qué se va hacer si se inunda?

Lo que pasa es que los sistemas de acogida y de manejo de recepción y de integración no están preparados para este tipo de números, se está cayendo un país. Se están disolviendo las instituciones de países enteros, como en Siria, donde millones de habitantes buscan moverse para salvar la vida. Ha cambiado la naturaleza del problema de una absorción gradual a los mercados laborales, a la necesidad de que se gasten miles de millones de euros en el cuidado, recepción y manejo de cientos de miles, en quizá millones de migrantes, muchos de los cuales, no todos, son refugiados que piden asilo, otros son los tradicionales buscadores de trabajo que se mezclan y hacen que los números se hagan más grandes. Conclusión, en el mediano y largo plazo, si hacemos buenas políticas de integración, de todos modos va a ser neto positivo el efecto; lo que pasa es cómo hacer una inversión grande ahora y esperar un buen rato a que dé resultado.

¿Panorama económico para la economía mundial, particularmente para países emergentes y, sobre todo, México?

Muy disparejo, tradicionalmente lo que nos ha dejado la crisis: bajo crecimiento, alto desempleo, crecientes desigualdades y un muy serio deterioro de la confianza de la gente, en las instituciones, en los gobiernos; ésos son los legados de la crisis y uno los combate tratando de dar el crecimiento, dar empleos, tratando de reducir las desigualdades y de recuperar la confianza, pero los instrumentos que uno tiene son el comercio, que muestra un crecimiento menor de la mitad de lo que debiera ser, no están funcionando como locomotora.

Las inversiones están muy anémicas, los flujos de inversión están a la mitad de lo que debieran ser, el crédito no está fluyendo, sobre todo a las pequeñas y medianas empresas —estoy hablando del mundo entero— y el tema de los países emergentes que China, India, Brasil, Rusia, Indonesia, Sudáfrica, eran los grandes motores, sobre todo China, que en lugar de crecer al 11 o al 9 por ciento ahora va a crecer al 7, 6.8, 6.5 el año que viene.

Brasil está en recesión este año y el próximo, se está contrayendo su economía, lo mismo Rusia; el único país que crece de manera más dinámica es India, pero no alcanza a compensar la caída del crecimiento los demás.

América Latina se desarrolla por debajo del crecimiento de la OCDE. Así están las cosas complicadas para un país abierto que depende del comercio, como México, que depende de las inversiones extranjeras. El entorno externo es más difícil, tenemos un crecimiento menor del previsto, se cayó el precio del petróleo pero se tiene de ventaja, el país que se ve con mejores expectativas es Estados Unidos y para nosotros es muy importante por la vinculación que tenemos con su economía. Es la parte, digamos, positiva.

Lo que queda claro es que el enorme avance que México tuvo con las reformas estos primeros años de gobierno empiezan a dar resultados, y eso permitirá a nuestro país tener un desempeño relativamente mejor que muchos de los otros países emergentes y en desarrollo.