Cuando el miedo ha invadido, los ciudadanos norteamericanos deberán andarse con cuidado y modificar sus actividades de cotidiano cuando salgan de viaje así sea a la esquina de su casa y más si van a visitar algún país de riesgo por las amenazas de los yihadistasBoko Haram y Al Qaeda.

En la antesala de la visita del presidente francés, François Hollande, a la Casa Blanca, para abordar con Barack Obama, la estrategia conjunta de lucha contra el Estado Islámico, el gobierno de Estados Unidos de América hizo oficial su alerta mundial de viaje dirigida a todos los ciudadanos.

La administración de Obama no va a correr riesgos; y en esa misma proporción seguramente va enfocado el contra-operativo.

Así que sin más le ha pedido a los norteamericanos que sean más cuidadosos y precavidos, que extremen su vigilancia en lugares públicos, concurridos o con grandes multitudes, y cuando usen el transporte.

Al anuncio del Departamento de Estado le preceden distintas medidas de seguridad anunciadas por los gringos luego de los atentados del Estado Islámico en París donde 130 personas murieron y más de 350 resultaron heridas.

La medida no es eterna pero sí de aquí al mes de febrero del 2016 y es más enfática por los eventos festivos de fin de año que se acercan. Estados Unidos está convencido que los grupos terroristas atacarán su territorio y que esos hechos pueden ocurrir en cualquier parte del país.

El nerviosismo crece cuando otras naciones y personajes vitales en la vida político-social mundial como el Papa Francisco I, y lugares como Bélgica, Nigeria, Dinamarca, Turquía y Mali, que son objeto de grandes amenazas y advertencias de los inconformes que juran harán daño en breve.

El miedo no anda en burro pues y menos porque los estadounidenses saben a la perfección que el tema del Estado Islámico puede convertirse en mero pretexto para que otros grupos armados o de perfil terrorista, quieran hacer de las suyas en el nombre de la defensa del EI. A saber.