Sergei Lavrorv, ministro del interior de Rusia declaró que el derribo del avión ruso SU-4 en territorio sirio por parte de la milicia turca, y la consecuente destrucción de uno de sus helicópteros al tratar de rescatar a sus pilotos, parece una provocación planeada con premeditación, ya que Turquía tiene intereses petroleros en Siria.

Un día anterior al derribo de la aeronave rusa, se cuentan con declaraciones públicas del ministro del interior de Turquía condenando a los soldados rusos por haber atacado fuerzas trucas en Siria.

Estas declaraciones llevan a pensar que el derribo del SU-4 fue una respuesta del gobierno turco en consecuencia. Al respecto, el gobierno ruso declaró que dentro de los grupos armados decenas de soldados con diferentes nacionalidades pero todos son considerados fuerzas rebeldes.

También salió a la luz que poco antes del derribo de la aeronave rusa obedece a que las fuerzas aéreas de este país atacaron previamente un convoy con cargamento de petróleo así como unas instalaciones petroleras controladas por los terroristas. Este hecho apunta hacia un nuevo análisis, dijo Lavrov.

En conferencia de prensa, el primer ministro ruso Dimitri Medvedev, declaró que tiene evidencia de que militares del gobierno turco comercian gasolina y petróleo con la guerrilla del Estado Islámico por lo que se entiende que Turquía los proteja.

Las contradictorias acciones del gobierno de Turquía han contribuido a la escalada de problemas con Rusia y la OTAN “que no pueden ser justificables bajo ningún tipo de intereses”, dijo Medvedev.

El ministro Lavrov también lamentó que la OTAN, Estados Unidos y la Unión Europea no dieran sus condolencias al gobierno ruso por la pérdida de sus dos pilotos, tal como lo hicieron otras naciones.

Russian Times
oag