“El terrorismo nace de la pobreza…”

Papa Francisco.

 

 

MADRID.- Vergüenza y enojo, dolor y tristeza. Angustia y rebeldía es el brebaje que más consume el español de hoy. Es una especie de purga inventada y fabricada a conciencia por el gobierno para aturdir a la gente, abusar de su paciencia y desalentar el sueño de un mejor futuro.

No pierde ocasión para demostrar su hipocresía y sembrar la confusión entre las clases medias que tienden a desaparecer como los autónomos y los emprendedores jóvenes que, en vista de la precaria situación, salen de España en busca de trabajo después de permanecer de brazos cruzados durante meses e inclusive años.

Las huestes de Mariano Rajoy que se juega el puesto dentro de dos semanas reiteran la indefinición de las autoridades que dejan pasar el tiempo para llegar inamovibles a las elecciones del 20 de este mes.

El presidente del gobierno llamó, soberbio y condescendiente, a un Pacto Anti-yijadista a todos los partidos de la oposición después del acto terrorista en París y la amenaza que sufren Bélgica, Alemania, Gran Bretaña y nosotros.

En la Moncloa, en donde el ministro del Interior Jorge Fernández Díaz fungió como moderador, estuvieron el líder de Ciudadanos, Albert Rivera y los secretarios generales de UPyD y UPN. Faltaron Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, Pablo Iglesias, de Podemos y Alberto Garzón de Izquierda Unida.

El acto se desarrolló a bombo y platillo, como lo quiso el PP, y se rubricaron una serie de preceptos teóricos que en nada contribuyen a tomar decisiones concretas contra el terrorismo en el continente. Este acuerdo ya fue signado por Rajoy y Sánchez en marzo pasado.

El texto es una buena intención de acciones conjuntas para cuidarnos de los ataques asesinos del yijadismo pero no contiene ni una sola frase que nos lleve a combatir a los que apoyan y sostienen a ese grupo.

Se lanza una advertencia teórica para defender el actual sistema de vida y de gobierno. Se habla mal – qué barbaridad— del Deash y se apuntala con una seriedad que da risa la necesidad imperiosa de censurar siempre a los asesinos que dejamos crecer.

Todas las fuerzas políticas menos Podemos e Izquierda Unida avalaron el documento que en verdad, y aunque suene fuerte, sólo sirve para la foto y fortalecer la imagen de las autoridades.

Como es costumbre, don Mariano brilló por su ausencia. Lo hace siempre que se trata de asuntos rasposos para no ser increpado. Y esta vez no asistió por un compromiso ineludible que tenía en la cadena Cope.

En dicha televisión, propiedad de la Conferencia Episcopal, Rajoy estaba verdaderamente alegre. Tenía al lado a su hijo y se narraba un partido de futbol durante el cual la hizo de narrador. Preguntado el niño sobre la capacidad de Rajoy como comentarista dijo que podría hacerlo mejor y esto, en broma, le costó una colleja.

¡Qué simpático Prometeo!

Mientras tanto, el presidente francés Hollande, recorre el mundo (unos 20 mil kilómetros) para reunirse con los líderes más significativos del panorama internacional. Estuvo con Vladimir Putin, Ángela Merkel, David Cameron, Barack Obama y Mateo Renzi.

A Rajoy, ni un lazo le echó. Y es que, como dijo el primer Ministro Manuel Valls, se entiende que el jefe del gobierno de España tiene muchos problemas porque están muy cerca los comicios en donde se juega el puesto.

La verdad es que no se le tomó en cuenta para nada, porque, como todos sabemos, este señor ha sido menospreciado en las conferencias y juntas de la Unión Europa por su falta de iniciativa y ausencia de imaginación para proponer remedios a los problemas que nos afectan.

Es un presidente desafinado, débil y zumbón. Sólo actuará si recibe la bendición de los jerarcas que acabo de mencionar. De otra manera permanecerá callado, elusivo y miedoso.

Se portó como quien es: un ejecutivo a las órdenes de los que manejan la UE o cualquier otra institución internacional. Y no es exageración, lo ha demostrado durante los cuatro años de su mandato (que no lo fue) y se ve tan campante.

En la reunión en la que se firmó el Pacto, se trató de borrar de un plumazo a quienes le acusan de subordinación. Pero no lo logró.

Por cualquier lado que se vea, España vuelve a quedar a la cola de las acciones y decisiones que toman los líderes europeos. Somos algo así como el equipo suplente en un partido de la liga de futbol.

Rajoy es partidario de bombardear a los yijadistas pero no lo expresa claramente y se limita a decir que es preciso pensar y repensar lo que debe hacerse para reducir o terminar con el yijadismo. Quiere ser un personaje analítico pero se convierte en estatua de sal.

Está claro que los países comunitarios no se ponen de acuerdo. Hollande, con razón, no podía ser de otra manera, declaró la guerra a los terroristas y bombardea su territorio pero la mayoría de los jefes de Estado mantienen la tesis de que con bombas y ataques terrestres no se resuelve el problema.

Es necesario y urgente que haya una investigación a fondo por parte de un Comité Internacional que averigüe quién compra el petróleo al EI, de dónde proviene el capital que maneja (alrededor de 2000 millones de euros), de qué paraísos fiscales sale el efectivo para comprar armas y qué naciones son las que las venden y cínicamente reprueban los atentados.

Sin un acuerdo que contenga tales preceptos lo demás es perder el tiempo mientras aumentan las amenazas de los terroristas y se filtran por toda Europa aunque en la mayor parte de las principales naciones se mantiene una alerta máxima.

Quitemos el disfraz a los que sirven a dos amos –los yijadistas y las naciones libres de occidente— y agotemos los esfuerzos comunes para desenmascarar a quienes desde sus poltronas sonríen mientras los muertos caen a su lado como fardos.

La hipocresía de unos y la inopia de otros no conduce a ningún puerto seguro.

Vayamos a Siria e Irak donde viven los terroristas para colaborar al progreso de quienes no lo son y evitar así que la desesperación los lleve a coger los fusiles por hambre o por miedo.

Cualquier otra actitud no será más que una cataplasma que no cura el mal de raíz.