Estilo personal

 

José Luis Camacho Acevedo

Una encuesta del diario Reforma me reafirma que Federico Berrueto, socio de Liébano Sáenz en la prestigiada empresa que mide opinión y analiza estrategias electorales, Gabinete de Comunicación Estratégica, tiene razón en un comentario que me hizo recientemente.

Me dijo Berrueto: “Cuando una persona que está sujeta a mediciones de aprobación muy frecuentes empieza a bajar en su puntaje, se puede considerar que si no rebasa el último máximo que tuvo en la siguiente consulta, ese máximo fue su tope y en adelante sus acciones ya no lo harán crecer y en cambio sí pueden hacer que baje en sus niveles de aceptación”. Cito a Federico Berrueto de memoria.

Si algo de lo que me dijo está mal interpretado de mi parte, ya tiene Berrueto a su favor el derecho de réplica para que me lo aplique.

Reforma dice en su encuesta que en diciembre Andrés Manuel López Obrador desciende de 42 puntos que tenía en agosta pasado a 35 puntos. El diario otorga un empate entre Margarita Zavala, quien por cierto ya sumó a su causa a Josefina Vázquez Mota, y el tabasqueño.

La esposa de Felipe Calderón subió de 28 puntos en agosto a 35 a favor en diciembre.

El opositor más cercano a los precandidatos de Morena y del PAN es Miguel Ángel Mancera, que subió de 25 puntos en agosto a 30 en diciembre, ello a pesar de los despropósitos de Simón Levy y su tuguriento y rechazado corredor Chapultepec que le hizo gastar mucho en imagen sin ganar nada a cambio.

Mancera es seguido por Jaime Rodríguez El Bronco, un producto químicamente puro de Reforma, con 26 puntos.

En el PRI, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, es el que elevó su puntuación de 18 puntos que tenía en agosto a 25 en diciembre.

Pero el fenómeno en el PRI lo representa el gobernador mexiquense Eruviel Ávila Villegas.

El mandatario, que en sí mismo es una muestra de que como me lo dijo en una ocasión Mario Ramón Beteta, “el Grupo Atlacomulco es un mito. Están siempre peleando todos contra todos”, de 13 puntos que tenía en agosto llegó a un muy significativo 20 en diciembre.

Es decir, según la tesis de Berrueto, Ávila es de los precandidatos que está creciendo y no se sabe cuál será su tope de aceptación al terminar su gobierno en 2017, ya con la sucesión presidencial en punto de decisión para el PRI.

El estilo personal de gobernar, es decir, de hacer política, de Ávila, es de una discreción efectiva. Nadie conoce su agenda personal que es, sin duda, de mayor calado político que su agenda pública.

A pesar de las inadmisibles descortesías que suelen hacerle a Ávila integrantes menores del grupo de los llamados Golden Boys, de quienes en un tiempo fue jefe Luis Miranda, hoy subsecretario de Gobernación, pandilla que actualmente es dirigida por el exsecretario particular de Arturo Montiel, Miguel Sámano Peralta, personaje al que obedece totalmente el presidente del PRI mexiquense Carlos Iriarte, el mandatario no compra pleitos con nadie.

Su divisa política dentro de su estado, y a nivel nacional desde luego, es su lealtad probada al presidente Enrique Peña Nieto.

Los principales operadores políticos de Ávila son su secretario de Gbierno, José Manzur, y Ernesto Martínez Rojas, secretario de Infraestructura.

Martínez Rojas es un político muy estudioso, es conocido el hecho de que diariamente llega a las ocho de la mañana a su oficina para dedicar una hora a su clase de alemán.

Tanto Manzur como Martínez Rojas han logrado que solo en los últimos tres meses más de 600 mil personas, no solamente ciudadanos mexiquenses, hayan visto al político de Ecatepec en forma directa.

El sistema de Ávila para tratar de mantener el control de la delincuencia se basa también en una operación discreta. Nunca permite que se exhiban a los delincuentes peligrosos que captura.

Tiene un marcaje personal sobre Efrén Rojas para que disminuya de manera sostenida el nivel de corrupción que sigue existiendo en los cuerpos policíacos del Estado de México.

Los números que le otorga la encuesta de Reforma a Ávila son los más relevantes para el PRI, y considera que López Obrador va a la baja.

Ávila, jugando con absoluto apego a las reglas no escritas pero vigentes de la sucesión presidencial mexicana, crece más con su discreta operación política que el Peje con sus alaridos populistas. Por ello el tabasqueño reacciona con virulencia y con más hígado que cerebro, y descalifica la encuesta del Reforma diciendo que la manipularon Televisa y Mitofsky.

Pero repito que para el PRI el caso más relevante es la aparición de Ávila en otras encuestas, como la de Parametría, de Francisco Abundis, que considera al gobernador mexiquense como el priísta más competitivo, el único mencionado en ese estudio de opinión, ante Margarita Zavala, a la que ubica en primer lugar de preferencias, por encima de López Obrador y Mancera.

Aquí la presentación de la encuesta de Parametría:

“Al presentar diversos escenarios y preguntar a los ciudadanos por qué partido o candidato votarían si hoy fueran las elecciones para presidente, encontramos que de competir Margarita Zavala por el PAN, Eruviel Ávila por el PRI, Miguel Ángel Mancera por el PRD y Andrés Manuel López Obrador por Morena, la que resultaría vencedora de la contienda sería la candidata del PAN, Margarita Zavala, quien contaría con el 25% de las preferencias. Le sigue López Obrador con el 22%. El tercer lugar sería ocupado por el candidato del PRI que llega a 18% y finalmente en un cuarto lugar estaría Mancera con el 6%. Es importante señalar que este es el escenario con el que Acción Nacional consigue mejores resultados”.

Ya estamos de lleno en la fiesta de la sucesión.

Y Ávila avanza sin moverse locuazmente como lo hace el Peje, para sí salir en la foto de la sucesión 2018.