Las lápidas comienzan a acumularse pesadamente sobre la otrora mujer fuerte del gobierno peñista: Rosario Robles Berlanga no tendrá, por mucho, la salida digna que se aseguró cuando la retiraron drástica y trágicamente de la Secretaría de Desarrollo Social.
La instancia que Robles Berlanga convirtió en su fortaleza política será también su tumba política en vida. Tanto brillo cegó tanto que ahí están los resultados.
Tras su apresurada salida, la Cruzada contra el Hambre dejó de ser el instrumento maestro-cuasi-salvador del mundo que pondría al gobierno federal a la vanguardia en materia de combate a la pobreza y a las injusticias sociales.
Los principios básicos, esos que le dieron vida a los Sentimientos de la Nación y a la Carta Magna, no valieron.
La Cruzada contra el Hambre, el huevo más cacareado del gobierno federal, falló, y no sólo eso, además, fue el instrumento para que la exlideresa del Partido de la Revolución Democrática protagonizara un presunto millonario desvío de recursos públicos a favor de… todavía no se sabe quién.
Al menos así han dado cuenta medios nacionales de comunicación que hablan de cómo, mediante convenios con universidades del Estado de México y de Morelos, se pudo haber cometido un fraude masivo de casi 900 millones de pesos.
Ahí está la revisión 13-0-20100-12-0269, en la que la Auditoría Superior de la Federación da cuenta a detalles de cómo se llevó a cabo este abuso de autoridad por parte de Robles Berlanga, con pagos millonarios para proyectos no realizados, malhechos o inconclusos que sin embargo sí fueron pagados de manera anticipada a empresas ajenas a los contratos.
La ASF remarca que en la Sedesol y en la Cruzada Nacional contra el Hambre no hubo control, supervisión ni seguimiento en la ejecución de las acciones convenidas.
Robles Berlanga -o su gente-, intentaron cubrir su ruta de inconsistencias y adquirieron grandes y millonarias cantidades de artículos tales como playeras, gorras, globos y reproductores de DVD, por citar algunos ejemplos. Cantidades millonarias que bien hubieran podido dirigirse a aportar a las familias que viven en condiciones extremas de vulnerabilidad y pobreza social.
El fraude cometido contra Sedesol y que rebota invariablemente en el bolsillo de los mexicanos, fue toda una cadena maestra que llevó a la “desaparición forzada” de varias decenas de millones de pesos, maquillados en distintas acciones inmediatas.
Un renglón donde se puede ver claramente cómo el error se repitió hasta alcanzar un círculo vicioso y lastimero difícil de ocultar, es en la variación de las acciones programadas y lo en realidad se registró, como el hecho de que la dependencia apenas recibió 40 mil de las 500 mil despensas previstas con oportunidad.
Asimismo, la UAEM contrató a tres empresas para “diseñar e implementar redes nutricionales y evento ferial”. Dos de estas empresas –en las cuales figura otra vez Dumago Systems– tenían el mismo domicilio fiscal y sus representantes legales eran hermanos.
A raíz del pago, la otra empresa, Advanced Computer Knowledge, envió 14 millones de pesos en tres pagos diferidos a Esger, Servicios y Construcciones SA.
Con el fin de “promover la Cruzada” y “concienciar a los jóvenes respecto del problema del hambre”, la UAEM pagó 75 millones de pesos a una empresa, sin contrato, la cual organizó un concierto de rock en el Auditorio Nacional el 30 de abril de 2013 –lo que implicó un sobrepago de 29 millones respecto del convenio firmado con la Sedesol.
Esta empresa, a su vez, entregó 9 millones de pesos a Esger, Servicios y Construcciones SA el 8 de julio de 2013.
La ASF presumió entonces un daño al erario por 147 millones 715 mil pesos, y subrayó que la Sedesol “omitió supervisar, dar seguimiento y vigilar la prestación de los servicios convenidos”.
El 2 de enero de 2013, la Sedesol encargó a la UAEM operar el Proyecto de Acompañamiento de la Población de Jornaleros Agrícolas, que consistía en instalar 838 “ventanillas” y asistir a los trabajadores, razón por la que entregó por adelantado 60 millones de pesos.
La UAEM, a su vez, contrató a una empresa para llevar a cabo esa instalación, pero de las 838 ventanillas previstas, aquella empresa sólo instaló 590, y además la Universidad no utilizó la totalidad de estas ventanillas, lo que generó “pagos por servicios no utilizados y subutilizados” por 13 millones de pesos.
Medios masivos dan cuenta cómo la gloria de Rosario Robles llegó al punto de la despedida obligada y lo que parecía imposible, sucedió.
Primero fue con esa rapidez con la que el gobierno intenta, en vano, de desviar la atención de un determinado asunto. Esta vez, no pudo, las increíbles cifras que se difunden acompañadas de los abusos de quienes cometieron ese fraude, ahí quedaron marcadas.
Desde entonces la Cruzada Nacional se transformó y dejó de ser la principal bandera política-no-política del gobierno federal.
Poco a poco los abusos de Robles Berlanga han comenzado a circular en redes sociales; no es cualquier persona la que hace el señalamiento, como los millonarios convenios signados por hasta 700 millones de pesos.
El gasto del dinero se justificó diciendo que era para abastecer de equipo a los promotores de la cruzada en lo que les dio por llamar la Ruta “Sin hambre”. Otra vez el cacareo a todo lo que da y los ínfimos resultados a la vuelta de la esquina.
Cuando organismos internacionales señalaron cómo la pobreza aumentó de manera considerable en el país (y por tanto la dichosa cruzada había valido dos cosas), la Sedesol salió presurosa a desmentir, pero el camino ya estaba trazado y en cuestión de horas se sabría cómo el grupo de jóvenes fue, de nueva cuenta, decepcionado por la acción gubernamental.

