Entrevista a Tomás Helmut Straka Medina/Profesor de la Universidad Católica Andrés Bello
En las pasadas elecciones intermedias del domingo 6 de diciembre, los venezolanos le cobraron una factura pendiente a su presidente Nicolás Maduro.
Los resultados de la elección confirmaron que la Asamblea Nacional de Venezuela quedó conformada por 113 de 167 escaños a favor de la oposición, los cuales son suficientes para obtener la mayoría calificada, es decir, el primer contrapeso de la versión del bolivarianismo de Maduro en Venezuela.
El triunfo a favor de la oposición parece a un complot de “todos contra Maduro” ya que el 74.25% del padrón electoral salió a votar porque la gente ha entendido que para los dictadores no puede haber medias tintas.
También es una novedad que uno de los nuevos dialectos de la democracia latinoamericana sea el uso y abuso de las urnas, y no los ejércitos intervencionistas, la Escuela de las Américas o los golpes de Estado.
Cabalgamos sobre las transiciones democráticas, los triunfos de las oposiciones, las candidaturas independientes y las mega coaliciones partidistas como la Mesa de Unidad Democrática que ganó en Venezuela.
Ante esto, a pocas personas les convenció el discurso del presidente Nicolás Maduro cuando reconoció en cadena nacional —con los resultados preliminares— el triunfo de la oposición y dijo que “la democracia y la constitución habían ganado en Venezuela”.
Al cierre de esta edición, jueves 10 de diciembre, el sucesor de Hugo Chávez llamó a todos los medios a conferencia de prensa para “aceptar el triunfo” y anunciar sus medidas de “preparación para esta nueva etapa”.
Nada se ha dicho de los atentados sufridos por algunos partidos de la oposición ni se ha hablado del esclarecimiento del magnicidio del líder opositor Luis Manuel Díaz en plena campaña electoral dos semanas antes de estas elecciones intermedias.
Aún con esta estresante transición democrática que vive Venezuela después de 17 años de chavismo, los venezolanos siguen padeciendo la escasez de alimentos y medicinas. Carne roja, pollo, azúcar, café, aceite, harina, lácteos y sus derivados, cereales, medicinas, agua embotellada, jabón, condones, pañales, papel de baño, retrovirales y medicinas básicas para la presión arterial, diabetes y epilepsia, son los productos que no se encuentran en la Gran Patria de Bolívar ni siquiera en el mercado negro.
“No estoy diciendo que sea así pero de aquí en adelante pueden venir momentos tempestuosos”, dice Tomás Straka, en entrevista exclusiva para Siempre! refiriéndose a los grandes retos que debe enfrentar la oposición triunfante en Venezuela.
“Todo hace indicar que un congreso tan claramente controlado por la oposición frente a un Estado controlado por el partido de gobierno, que nunca se concibió a sí mismo como parte de un sistema multipartidista sino como un partido revolucionario con una hegemonía por encima de todo el Estado, pueda ser el escenario para que haya conflictos, de los cuales el mantenimiento de la unidad y coherencia dentro de los distintos partidos que forman la Mesa de Unidad Democrática sea lo más pacífico y tranquilo posible”, refiere el catedrático de la Universidad Católica Andrés Bello, en Caracas, Venezuela.
El chavismo no desaparecerá
Para el doctor en historia por la Universidad Central de Venezuela es una exageración afirmar, como lo hacen los encabezados de la prensa internacional, que el chavismo está condenado a la extinción ya que tiene un fuerte arraigo social en la historia de los venezolanos.
Straka más bien juzga pertinente que los ideales del expresidente Hugo Chávez y el movimiento político generado por su mandato comience una gran discusión sobre la necesidad de renovarse por otro camino para no desaparecer totalmente.
Sin duda, agrega el investigador, el chavismo sufre importantes riesgos ya que del régimen de Chávez, la quiebra de la economía por los precios del petróleo y la pésima gestión de Nicolás Maduro, tendrán sus consecuencias dentro del movimiento revolucionario.
El gobierno sigue vivo, pero no con la misma fuerza
A decir, el triunfo de la oposición hay que ponderarlo desde varias aristas; hubo ganadores y perdedores muy claros. El autor de los ensayos La voz de los vencidos y Época del desencanto, refiere que las elecciones demostraron un mecanismo capaz de dirimir conflictos políticos en el dentro de las grandes divisiones en el contexto venezolano.
Estas elecciones son un paso muy importante hacia una mejor etapa en la cual, comenta el entrevistado, este gobierno está en un claro declive hundido dentro de sus propias contradicciones.
La mayoría calificada en el Congreso podrá ahora remover y designar cargos y autoridades en el gobierno así como promulgar o vetar proyectos de ley, lo cual no implica que todos los cambios propuestos vayan a implementarse.
El presidente sigue teniendo fuerza al mando del Poder Ejecutivo y de las fuerzas armadas. Maduro recibió plenos poderes del Congreso anterior para hacer uso del ejército en caso de una posible invasión del “imperialismo yanqui” cuando Estados Unidos realizó una práctica militar en Puerto Rico el 12 de marzo de este año.
En general, “los resultados electorales demuestran que este gobierno sigue vivo pero ya no con la misma fuerza sino una nueva correlación entre los dos grandes polos políticos en que se divide la sociedad venezolana”, aclara Straka.
Maduro tomó una postura democrática
En medio del desfogue eufórico que produjeron los resultados electorales, el líder máximo del chavismo aceptó con aparente tranquilidad el triunfo de la oposición. También se sabe que Maduro llamó al millar de miembros de su partido, el Partido Socialista Unido de Venezuela, para generar estrategias frente al cambio. Además, dijo que nombrará a una docena de ministros de la Suprema Corte, se cree que sean a su favor, y que no permitirá la ley de amnistía a los presos políticos como Leopoldo López.
En cadena nacional, desde el Palacio de Miraflores, Maduro dijo: “Nosotros, viendo estos resultados, con nuestra moral, con nuestra ética, hemos venido a reconocer estos resultados adversos, a aceptarlos y a decirle a nuestra Venezuela que ha triunfado la constitución y la democracia… (Aplausos) Lo aceptamos completamente tal como han sido emanados por el poder electoral”.
Para Straka, en realidad, hay que estar agradecidos de que Maduro haya tomado una postura democrática y también considerar que tal vez muchas de sus amenazas hayan sido un aspecto político electoral para movilizar a sus seguidores o acobardar a los seguidores de la oposición.
“Claro que así como va, la respuesta de Maduro puede ser en función de la paz. Un poco de autocrítica, de no reconocer cuales son las cosas que explican esa derrota, eso es secundario. De momento hay que agradecer que haya aceptado los resultados”, explica el investigador.
En la oposición ganadora hay un poco de todo
Ocho líderes, una decena de ideologías y casi una veintena de partidos políticos conforman la paleta de colores de la Mesa de la Unidad Democrática.
La riqueza ideológica abarca desde la internacional socialista hasta la democracia cristiana pasando por los centros progresistas del humanismo, liberalismo, ambientalismo y la socialdemocracia.
Es claro que el reto será la conformación de las negociaciones para hacer funcionar la maquinaria legislativa a favor de la patria bolivariana.
Entre los líderes que sobrevivieron el final de la carrera política destacan: Henrique Capriles y Julio Borges, del partido Primero Justicia; Leopoldo López desde la cárcel, representado por su esposa Lilián Tintori, de Voluntad Popular; Henri Falcón, militar que preside el partido Avanzada Progresista; Henry Ramos Allup, de la socialdemocracia Acción Democrática; y María Corina Machado, una activista opositora que fue candidata presidencial en el 2013.
A esta gran coalición de partidos, que ganó la mayoría en el Congreso, refiere el entrevistado, Maduro los llama la derecha, como una forma de etiquetarlos y estigmatizarlos en un país en donde no hay derecha y que además no está bien cotizada entre el electorado.
“En los partidos de la Mesa —aclara Straka— hay un poco de todo pero la abrumadora mayoría son de centro. En esta coalición hay grandes partidos como el tradicional Expresión Democrática, que es más o menos como el PRI de Venezuela, y que gobernó de los años 50 a mediados de los 90 y que sorprendentemente ha logrado reorganizarse”.
El verdadero reto de la oposición es superar la crisis
Según el informe más actualizado de la empresa paraestatal Petróleos de Venezuela, en el 2013 el gobierno recibió 13 mil millones de dólares de beneficios por el crudo de los 115 mil millones de dólares que obtiene por esas ventas. Con esos ingresos, la empresa debe cubrir los salarios de 80 mil trabajadores, asegurar la calidad de vida de sus ciudadanos y pagar los intereses de la deuda externa de Venezuela, la cual asciende a 43 mil millones de dólares.
Esos ingresos fueron calculados con el precio del barril por arriba de los 100 dólares pero desde agosto del 2014, ese precio se desplomó hasta los 29 dólares por barril, dejando a Venezuela en la calle de la amargura.
El modelo venezolano está en crisis desde los años 80 en torno a la renta petrolera, dice Straka, es una renta que no da para más. La crisis económica es una crisis muy profunda de carácter estructural.
El investigador reconoce que el socialismo de Hugo Chávez sí logró alcanzar una solución pero también profundizó algunas deficiencias, señalando los trillones de dólares de despilfarro con los excesos de la renta petrolera. La consecuencia es esta profunda crisis económica —con una perspectiva humanitaria— que está acabando con los sueldos y el poder adquisitivo.
La moneda venezolana, el bolívar, está devaluada un 40% con respecto al dólar lo que ha fomentado un mercado negro de divisas incontrolable. Desde la caída de los precios del petróleo, cuyos ingresos representan casi el 70% del PIB nacional, ha habido serias inflaciones en ese país.
En 2008, Venezuela era el importador de leche en polvo número uno del mundo, y para el año pasado, y de acuerdo con el Banco Central de Venezuela, el 50% de los alimentos que antes producía a nivel nacional, se importaban, como el azúcar, el maíz, el café y el arroz.
En el 2012 también se registró que el gobierno venezolano gastó excesivamente en armamento muy por encima de otros países latinoamericanos como Brasil e incluso México. Sus principales vendedores fueron Rusia, España y China.
En ese año también, el índice internacional de transparencia ubicó a Venezuela como el número 166 de 177 como de los más corruptos del planeta.
“Cómo resolver esta crisis es un debate al que los venezolanos estamos llamados a resolver de inmediato por las razones que sea. A Maduro le cayó la crisis como a quien le cae en las manos una bomba que no haya como desactivar”, asegura el doctor Straka.
En este sentido, la próxima Asamblea tiene de alguna manera que ser un espacio en donde se debata y se discuta un solución “sino la crisis va terminar arrastrándonos a todos”, agrega.
En la última carta escrita de Simón Bolívar, el libertador de América, cuyos ideales sostienen los pilares del chavismo, escribió en 1830: “Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.”
Pero concluye el entrevistado: “Si Maduro se sigue creciendo puede ser el único sepulturero del chavismo”.
@ophelyas

