Revela estudio de la Universidad de Virginia, EU
Gabriel Gutiérrez
La genética puede ser responsable de los fracasos al intentar dejar de fumar. En una nueva investigación publicada en la revista Translational Psychiatry, los investigadores analizaron las diferencias genéticas en 22 estudios que incluyeron 9 mil 500 fumadores.
Las variaciones genéticas estarían implicadas en el procesamiento de la dopamina, un neurotransmisor que ayudar a regular los centros de recompensa y placer del cerebro, y los expertos creen que la nicotina que hay en el tabaco aumenta el nivel de dopamina en el cerebro, lo que lleva a la adicción.
Los investigadores se preguntaron si las variantes genéticas que regulan la dopamina podrían estar asociadas con la capacidad de dejar de fumar para siempre. Al final, los científicos se centraron en una secuencia de ADN llamada Taq1A. Hallaron que los fumadores que portaban una variación de esa secuencia (llamada A2/A2) parecieron tener menos dificultades para dejar de fumar que los que portaban otras variaciones de la secuencia Taq1A.
“Esta variante se ha estudiado durante años, pero este estudio proporcionó más evidencias convincentes del papel de esta variante genética en el hecho de dejar de fumar al analizar una cantidad significativamente grande de muestras”, comentó el autor del estudio, Ming Li, profesor en el Departamento de Psiquiatría y Ciencias Neuroconductuales de la Universidad de Virginia.
Los estudios se realizaron entre 1994 y 2014, y tuvieron desde menos de 100 participantes hasta más de dos mil.
El éxito a la hora de dejar de fumar varió en gran medida, desde menos de 10 por ciento hasta casi 67 por ciento, informaron los investigadores. Al final, el equipo descubrió que había una “asociación significativa” (pero no una prueba definitiva) entre portar la variante A2/A2 y un aumento de la capacidad de dejar de fumar con éxito.
Los autores dijeron que el hallazgo debería animar a que se realicen más investigaciones sobre la genética que hay detrás de los esfuerzos de dejar de fumar. Dicha investigación podría llevar en última instancia al desarrollo de tratamientos personalizados que se dirijan a las predisposiciones heredadas de cada fumador, sugirieron. Pero el equipo de Li advirtió que “la investigación de este problema sigue estando en pañales”.
Y Li también hizo hincapié en la complejidad de la ciencia al indicar que “hay muchos factores genéticos implicados en la adicción a fumar tabaco. La variante estudiada en este informe es solamente una de ellos”.
Por su parte, Norman Edelman, asesor médico de la Asociación Americana del Pulmón se mostró poco sorprendido de que la genética influyera en esta cuestión.
“Hay una gran variabilidad en la capacidad de dejar de fumar”, explica Edelman, profesor de medicina y de medicina preventiva en la Universidad Estatal de Nueva York. “Dejarlo de una vez, por ejemplo, solamente es efectivo un cinco por ciento de las veces. Pero tengo pacientes que se levantan una mañana, deciden dejar de fumar y simplemente lo consiguen. Y tengo pacientes que lo han intentado 10 veces y no lo consiguen”.
La genética probablemente explique algunas, aunque no todas, de estas diferencias, añadió Edelman. “El próximo paso, en cuanto al avance de la ciencia con respecto a dejar de fumar, es intentar averiguar qué es lo que hace el gen exactamente, qué proteína codifica, y ver si hay alguna manera de modificar el modo en que funciona. Probablemente eso resultará muy difícil”.
Aun así, Edelman calificó la presente investigación como “un buen hallazgo”. En su opinión, “cuanto más sepamos sobre fumar, sobre la predilección de fumar y sobre dejar de fumar, más capaces seremos de crear estrategias para ayudar a los pacientes”.
