Primer largometraje de EU en 60 años en la isla

 

 

La Habana (PL).- Papa, la película acerca de Ernest Hemingway y su vida en Cuba, tuvo su premier aquí durante el 37 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano bajo el influjo de ser la primera producción de Estados Unidos rodada en la nación antillana en 60 años.

Su director, el estadounidense de origen iraní Bob Yari, destacó la intención del filme de hacer justicia a la parte humanista y a los valores del premio Nobel de Literatura en 1954 y dijo sentirse contento por haberla filmado y presentado en La Habana.

 

Visión peculiar

La actriz británica y coprotagonista de Papa, Joely Richardson, secundó ese sentimiento al catalogar de grata la bienvenida de los espectadores y público cubano en general, y deseó que existieran más producciones estadounidenses aquí.

Tras el estreno mundial de la coproducción entre Estados Unidos, Canadá y Cuba, Yari comentó en exclusiva a Prensa Latina que el verdadero reto estuvo en revisar los escritos del entonces joven periodista Denne Bart Petitclerc.
“La idea era descubrir cuán reales podían ser con relación a la personalidad de Papa, apodo por el que se conocía a Hemingway en la isla”.

El drama biográfico se basa en el guión del desaparecido Peticlerc y en su vínculo con Hemingway durante sus años en La Habana de la década de 1950, que lo dota de una visión peculiar “porque ningún otro escritor había podido tener tanto acceso a su vida personal”, sostuvo el director del filme.

La productora Amanda Harvey precisó en ese sentido que Adrian Sparks, quien encarna a Papa, “hizo un gran papel a la hora de interpretar al auténtico humano y no a la imagen que todos tienen de un hombre enojado, él realmente le aportó mucha humanidad a su personaje”.
Bob Yari se mostró complacido por las facilidades de los gobiernos e instituciones de Cuba y Estados Unidos para el rodaje en locaciones originales donde estuvo Hemingway durante su estancia de más de dos décadas en Cuba.
Reconocido también como productor cinematográfico, Yari recordó que durante el trabajo previo apareció la imperiosa necesidad de filmar en esta isla, para lo cual consiguió una licencia gubernamental que permitió al equipo viajar y trabajar aquí entre abril y mayo de 2014.
Para este cineasta no existían otras alternativas que rodar “donde ocurrió realmente todo lo que está en el guión, donde están todos los lugares a los que ese periodista tuvo acceso de la vida de Hemingway y su mujer Mary”.

Producción muy real

Varios miembros del equipo de Papa coincidieron en sus declaraciones a la prensa en el privilegio de grabar con un equipo de cubanos y de filmar las escenas en el hotel Ambos Mundos, el bar Floridita y en la propia finca Vigía, residencia del autor de El viejo y el mar.

Harvey señaló lo esencial de rodar en las verdaderas locaciones para lograr una producción muy real, a tal punto, que despertara sensaciones como la experimentada por Mariel Hemingway, nieta del escritor y parte del elenco, quien dijo emocionarse en el momento en que se llenó la piscina pues parecía devolverle la vida a la finca y a su abuelo.

Mariel expresó además su satisfacción con la cinta, sobre todo por las nuevas luces que arroja sobre la vida de Hemingway y su conexión con este país, donde el escritor encontró un hogar y en los cubanos a su familia, elementos desconocidos para muchos estadounidenses.

Por su parte, Bob Yari subrayó que “tener a Adrian (Sparks) sentado en la Finca Vigía, frente a la máquina de escribir que usó Hemingway, fue mágico”.

Acudieron a la presentación en el festival habanero de cine el propio Sparks, la británica Richardson (en el papel de Mary Welsh, la última esposa de Hemingway), y la también productora Weezie Melancon.

La cinta ingresó en esta cita cinematográfica invernal en el apartado Filmado en Cuba, de la sección Latinoamérica en perspectiva, tres meses antes —presumiblemente— de su estreno comercial en cines de Estados Unidos.

Punto de encuentro

Los tres últimos años de la vida de Hemingway en Cuba sirven para desarrollar la trama de Papa: un período muy difícil para el autor de Por quién doblan las campanas, que intentaba salir de la depresión y la adicción por el alcohol.
Hemingway tenía varios conflictos, como problemas para escribir y otros asociados con su entrada a la vejez, que compartía con su esposa, una mujer igualmente dañada en el plano sentimental, de ahí que la carga emocional de ambos fuera aún mayor.

Fue durante esa etapa que el periodista Denne Bart Petitclerc pudo encontrarse con su ídolo, entablar amistad y luego dar testimonio de su estancia, recreada en el filme a través del personaje de Ed Myers, interpretado a su vez por el actor Giovanni Ribisi.

Peticlerc y Hemingway coincidieron en La Habana, en los días del triunfo revolucionario de 1959, una de las tantas situaciones abordadas en la película y que, por momentos, parece darle un tono documental.

Sin embargo, Myers prefiere despojarse de la perspectiva de una vida en su ocaso y sus testimonios trascienden a un Hemingway recluido en su vida privada, para mostrarlo desde su fuerza y su humanidad, elementos desarrollados por Spark en su interpretación de Papa.

Es Papa la reivindicación de un hombre mal comprendido durante muchos años a cargo de un elenco y cineastas orgullosos de haber contado esa historia.