En el último cuarto de siglo la pobreza en América Latina se redujo, en términos generales, en un 20 por ciento; y la indigencia bajó en diez puntos porcentuales. En los últimos años, sin embargo, México, Venezuela y Argentina, le llevaron la contra a las estadísticas de la Cepal.

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, las cifras registradas hasta hace dos años, indicaban que un total de 165 millones de personas de América Latina vivían en pobreza y de ellas, 69 millones lo hacían en condiciones de indigencia.

En México, la pobreza y la indigencia crecieron a una tasa anual de 0.4 por ciento entre 2012 y 2014; mientras que en Venezuela la pobreza aumento 6.7 por ciento y la indigencia 2.7 por ciento.

La crisis venezolana es dolorosa y denigrante y su cansado pueblo ya dijo basta a la publicidad engañosa de Nicolás Maduro; la oposición le acomodó 99 diputados en las elecciones parlamentarias; el partido en el poder apenas llegó a las 46 curules, en un hecho histórico que hacer la esperanza en Venezuela, el país que despierta.

Frente a naciones europeas como Grecia, la más pobre de todos en ese continente, México y Venezuela registran incluso mayores índices de pobreza, la situación es pues sumamente difícil.

Otro elemento importante por ejemplo, es que en el caso de la pobreza relativa infantil, el promedio europeo fue de 18.3 por ciento y el máximo de 28 por ciento correspondió otra vez a Grecia, pero en México llegó al 32 por ciento, ligeramente abajo del 33.8 por ciento del promedio latinoamericano.

La pobreza en México y Venezuela parecieran ir de la mano; la diferencia sin embargo podría radicar en la toma de decisiones de ambas naciones; en la primera, el rumbo seguirá así, al menos hasta el 2018 cuando se renueve el Poder Ejecutivo federal y, en el segundo, los habitantes de aquél país comienzan a querer hacer cambios; y a dejar de creer en la demagogia.

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