Entrevista a Mario Melgar | Consejo Técnico para Alternativas de Regulación Marihuana

 

Nora Rodríguez Aceves

Mario Melgar Adalid, miembro del Consejo Técnico para Alternativas de Regulación de la Marihuana, da su posición sobre la legalización de la cannabis en tres puntos: “Por la importación de medicina para atender a miles de pacientes, sobre todo por los chicos que llegan a tener entre 300 y 400 convulsiones diarias, si en algo le ayudamos a un paciente con eso bastaría para autorizar la importación de esos medicamentos. ¿Quién se puede oponer?”.

Una posición que ratifica, luego de que el jefe de Gobierno de la ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, presentara una iniciativa de reforma a los artículos 237 y 245 de la Ley General de Salud para permitir el uso medicial de la marihuana, proyecto realizado por el Seminario de Estudios de la Globalidad de la Facultad de Medicina de la UNAM, trabajo donde participa Melgar Adalid.

El segundo pronunciamiento sería “por el aumento en la cantidad mínima que se puede utilizar para consumo personal para ir a la par con lo que se ha autorizado en el mundo que son hasta 25 gramos; y la tercera, el cuidado que deben tener autoridades, instituciones, organizaciones educativas, sociales en cuidar a niños y jóvenes”.

Diez temas mínimos

Melgar Adalid fue designado por el rector Enrique Graue Wiechers como representante propietario de la UNAM ante el Consejo Técnico encargado de elaborar la metodología del proceso del debate sobre la legislación de la marihuana en el Senado de la República.

El Consejo Técnico, dijo el especialista, “tiene la misión de dirigir la fase previa de la dictaminación de las iniciativas relativas a la regulación de la marihuana. La idea es que este Consejo convoque y coordine la discusión colaborativa entre expertos para garantizar un debate amplio, incluyente e informado”.

Los debates girarán en torno a 10 temas mínimos que comprenden el uso de la marihuana en todas sus implicaciones, desde la prevención, hasta la política criminal; desde las características estrictamente sanitarias, hasta los efectos del consumo en los individuos y los efectos sociales que el consumo genere; desde la perspectiva de la libertad individual, pero también desde los costos sociales de la política de criminalización. A partir de la esta deliberación, el Consejo deberá redactar un reporte final y compartirlo hacia el primer trimestre del año con las cámaras del Congreso de la Unión.

 

Peña Nieto no ayuda al debate

El también profesor e investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM apunta que el pasado 9 de noviembre “el Ejecutivo ofreció un debate sobre la legalización de la marihuana para enero”, al tiempo que el propio primer mandatario fijó su posición al respecto.

“Para nadie es un secreto —dijo Enrique Peña Nieto— la posición personal que sobre el tema yo he tenido en distintos espacios. En lo personal, siempre dije, y me sostengo, que para mí no sería deseable ni estoy a favor de una eventual legalización en el consumo de la marihuana”.

Posición que desde el punto de vista de Melgar Adalid, no ayuda al debate porque aunque “lo diga en términos personales, el Presidente ya dio una línea de lo que el gobierno tendrá que decir en este asunto, pues sabemos que ningún funcionario irá en contra de lo que diga el Ejecutivo. Por eso, los debates serán muy interesantes y se verá si el gobierno federal tiene la capacidad de ir por encima de lo que eventualmente el debate arroje y que su resultado pudiera ir más allá de lo que el Presidente anunció personalmente”.

Escenarios

Melgar Adalid habla de varios escenarios. “Si el debate del Congreso va por la permisividad y por la legalización —en un supuesto teórico—, ¿qué pasará con el debate que organiza el gobierno si va en un sentido diferente?, ¿quién tiene la facultad para cambiar la Ley General de Salud y eventualmente los códigos penales: el Congreso de la Unión. Si el Congreso decide hacerlo vendrá una solución a la iniciativa que puede ser dejar las cosas como están o modificar y evitar la prohibición a cierto uso o a la importación de marihuana medicinal a todas las posibilidades que se presentan”.

El académico de la UNAM subraya que “esa ley debe ser promulgada por el Presidente de la República, si no lo hace, puede vetarla y entonces el Congreso sólo podría —si tiene el apoyo de las dos terceras partes de las cámaras— ir por encima del veto presidencial, aunque no creo que lleguemos a ese supuesto”.

No obstante, aquí lo que debe prevalecer “es el interés de los mexicanos —dice— y fundamentalmente la salud pública; si importar marihuana medicinal ayuda a fortalecer la salud pública del país, qué bueno que ocurra y vamos a ver cómo reaccionan las autoridades”.

El ángulo internacional

Por otra parte, Melgar Adalid se pronuncia por revisar el punto de vista internacional: “¿Qué pasará con la relación de México con su socio principal, Estados Unidos? ¿Cómo reaccionarán? El tema es complejo y pondrá a pruebas a todas las instituciones”.

Melgar Adalid dice que la legalización de la marihuana tiene muchas aristas. “Para empezar, tendríamos que definir qué es lo que tratamos de hacer con la llamada legalización y ponernos de acuerdo sobre los términos. Legalizar significa eliminar todos los tipos penales que castigan los delitos, trátese de consumo, tenencia, cultivo, producción, tráfico, si es eso, hay que dar una respuesta”.

“Si sólo se trata de descriminalizar —dice— es simplemente hacer lo que han hecho países como Holanda y Portugal: retirar del contenido del derecho penal los delitos en actividades que tienen que ver con un producto específico, en este caso la marihuana, y convertir esas sanciones penales en faltas administrativas; es otra vía en la que se podría avanzar”.

Por otra parte, “despenalizar significa que le quitamos la fuerza a una sanción penal, que lleva a permitir el consumo personal, el tráfico en pequeña escala que fue lo que ocurrió hace unos años en el gobierno del presidente Calderón cuando se hicieron modificaciones para permitir, en esa vía, la portación y el consumo de cantidades mínimas, que en el caso de México, de cinco gramos, y que ha sido muy criticado porque es una cantidad tan pequeña que alcanza para tres cigarros”.

Por todo esto, se pregunta Melgar Adalid, “¿qué es lo que queremos? ¿cómo lo haremos?, y en ese sentido ya hay en camino un Consejo Técnico para Alternativas de Regulación de Marihuana que trabaja en el Senado y se anuncia que la Secretaría de Gobernación conducirá otro debate. La prensa ha dicho que son cuatro foros generales y luego se integrarán las conclusiones para tener una última reunión en la Ciudad de México”.

Sin vuelta de hoja

Aun cuando todo esto es muy importante, asegura, la clave será la posición de México en la reunión sobre drogas que se celebrará en la ONU —abril de 2016—que “fue justamente a propuesta de México, Guatemala y algún otro país. Será muy interesante conocer lo que dirá el gobierno ante el mundo y en esa posición tendrá que estar presente la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que fue quien encendió el debate abierto, aunque en el caso de la UNAM, desde hace varios años, se ha tratado el tema pero no se había dado una iniciativa del Congreso para debatirla formalmente”.

Lo que se puede adelantar, dice, es que ya no habrá vuelta de hoja para que el país avance en lo que se ha denominado la marihuana medicinal y en la posibilidad de que se puedan importar medicamentos eficaces para una serie de padecimientos que la ciencia médica ha identificado y que sustancias derivadas del cannabis permitan paliar padecimientos y resolver problemas muy serios.

“El país —dice— está listo para dar ese paso como lo han hecho un número muy amplio de países y nuestros vecinos en los Estados Unidos en 23 entidades, que tienen un gran desarrollo no solamente tecnológico sino científico, médico, han aprobado el uso medicinal de la marihuana”.

El peligro, para niños y adolescentes

Por otro lado, Melgar Adalid señala que se debe llevar “a la opinión pública y al conocimiento de los jóvenes el peligro que hay sobre todo para niños y adolescentes utilizar marihuana recreativa. Es algo que debe cuidar mucho la autoridad y el sistema educativo nacional”.

Hay que moverse “en esas dos líneas, por eso es tan complicado el tema; por un lado, una sociedad democrática, abierta, liberal, que además tiene el faro de la Corte al decir que hay un derecho a la libre disposición de la personalidad y quien quiera fumar que fume, pero hablamos de personas adultas, que tengan las capacidades para ejercer ese derecho. Los derechos no vienen solos, tienen su riesgo y su compromiso, es un tema que se tiene que ver de manera global, con todas las aristas y lo mejor es avanzar gradualmente en la conformación de un nuevo trato en el caso específico de la marihuana”.