“El problema no está en la imagen que el cine proyecta,

sino en el país que retrata”.

Fernando Meirelles.

El Principado de Andorra es uno de los países más pequeños del mundo con tan solo 468 kms2 de extensión y 70.5 mil habitantes. Esta nación se sitúa en la cordillera de los Pirineos, y posee 65 montañas con alturas superiores a dos mil 500 metros de altura sobre el nivel del mar, con límites con España y Francia, naciones con las cuales tiene una gran relación económica, política y social. Si bien su posición geográfica le ha traído ventajas como estabilidad, no acuñación de una moneda propia (anteriormente se usaba la peseta española y el franco francés, hasta la entrada del euro), receptor de turismo, también el principado tiene problemas cuando sus dos vecinos presentan afectaciones, ejemplo de ello es que la crisis económica de España afectó la economía andorrense, lo que originó un sobreendeudamiento, recorte a los gastos públicos, caída en el número de turistas y un menor ingreso de divisas.

Entre las soluciones previstas están la creación de impuestos a fin de reducir el déficit. Así como sucede a los países vecinos de economías desarrolladas en momentos de crisis, la situación financiera mermó el crecimiento del PIB, por lo que el crecimiento andorrense ha tenido un ritmo menor que el de las naciones colindantes.

Un dato alarmante es que en los últimos años el Principado tuvo crecimiento con números negativos en su Producto Interno Bruto. Ejemplo de ello es que en 2012 se estimó en -1.6%; un año antes se calculó en -0.4% y en 2010 -1.9%. Si bien el PIB per cápita es alto (37 mil 200 dólares americanos en 2011) disminuyó con la cifra computada en 2009 (37,900 USD). Esto también se reflejó en la tasa de desempleo que ascendió a 4% en 2012, o en la deuda pública que se promedió en 41.1% de su PIB en dicho año.

Al igual que otros países conocidos como microestados europeos (San Marino, Liechtenstein, Mónaco) este país de los Pirineos fue acusado de ser un paraíso fiscal, no obstante, debido a los cambios en su normatividad, esta condición ha dejado de ser aplicable para diferentes entidades, tal como el gobierno español que lo dejo de considerar como tal en 2010. Aún así, diferentes organismos como la Unión Europea (UE) o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y gobiernos europeos le exigen al principado transparencia y acceso a la información a fin de prevenir delitos como evasión fiscal o lavado de dinero. Cabe destacar que la clasificación realizada por el Basel Institute on Governance en materia de vulnerabilidad de blanqueo de capitales en 2014 o el Índice de la Percepción de la Corrupción de Transparencia internacional no incluyen a Andorra entre los países analizados.

Además de los problemas financieros y de la alta vinculación con sus vecinos, el Principado tiene otros retos que enfrentar, tal como la dependencia alimentaria con el exterior, ya que sólo 5% de su territorio es tierra cultivable. Por tal motivo una de las principales importaciones de Andorra son productos alimenticios, situación que afecta a la población cuando los combustibles sufren alzas de precios y por ende afecta al precio final al consumidor, lo que repercute en aumento de la inflación (1.1% en 2012). Cabe destacar que la si bien existen acuerdos que liberan de aranceles al comercio a los países de la UE, el Principado es considerado no miembro para los productos agrícolas.

La balanza comercial es otro de los grandes retos, ya que el monto de las exportaciones fue de 70 millones de dólares en 2012, dos menos que en 2011. En contraparte las importaciones ascendieron a 1,500 millones, con un aumentó de 71 millones respecto a 2011. Por tanto, es el sector servicios el que ocupa a la mayor parte de la población (comercio, turismo, financieras) ya que la agricultura y la industria aportan poco a la economía andorrense.  La crisis en Andorra también impacta lo social, ya que el número de habitantes ha disminuido y la crisis arrojó una sobreoferta de viviendas, por lo que el precio de los inmuebles vino a la baja.

La respuesta por parte de las autoridades del país de los Pirineos fue una reforma fiscal a fin de atraer mayores inversiones de naciones europeas a fin de ofrecer esquemas más competitivos que los que se ofrecen en España, con un impuesto de sociedades de 10%, así como la creación de un impuesto general indirecto (equivalente al Impuesto al Valor Agregado IVA) de 4.5%. Si bien estas medidas son novedosas en la historia de Andorra, las cifras son menores a las tasas de otros países de la UE. En medio de la crisis esta pequeña nación ha tenido que interactuar con un mundo globalizado, a fin de atraer profesionistas y empresas que aporten sus beneficios a una de las demarcaciones más pequeñas a escala internacional. Los siguientes meses serán importantes para analizar si estas medidas han dado resultados positivos para frenar una dificultad económica de escalas nunca vistas desde su independencia, ya en el lejano siglo XIII.