El Instituto Politécnico Nacional avanzó de manera importante en materia de detección de crímenes cibernéticos, tras establecer el Centro de Investigación en Computación y su Laboratorio de CiberSeguridad, unidad que busca colaborar a proteger la transmisión de la información digital, tan vulnerable hoy en día frente a los continuos ataques y delitos de este tipo.

A nivel mundial, México ocupa el tercer lugar en ciberdelitos –los que impactan más que otros delitos mundiales-; sólo China y Sudáfrica están por encima de la nación mexicana.

Más allá de los delitos a los que están expuestos los niños y jóvenes, principalmente relacionados a la pornografía y el sexo, otros crímenes que cada día ganan terreno son el acceso no autorizado a equipos informáticos, la violación de propiedad intelectual, el sexting, delitos financieros, robo y suplantación de identidad.

Esos son los delitos que el Centro de Investigación en Computación, operado por destacados especialistas en informática a nivel de posgrado, ha establecido como los más relevantes a contener.

El aumento en los últimos años de estos crímenes es notable. Datos de la Comisión Nacional de Seguridad indican que en el último lustro, se registró un total de 30 mil reportes telefónicos; el 53 por ciento de las quejas fue por delitos contra dependencias de gobierno; el 26 por ciento a instituciones académicas; y el 21 por ciento al sector privado.

En este ciber-mundo informático, la suplantación y el robo de identidad ocuparon el 68 por ciento de los casos; los fraudes un 17 por ciento y hackeos directos en el 15 por ciento.

La información digital se ha convertido en el punto más vulnerable de los ataques cibernéticos; la transmisión de información digital de tipo financiero, material familiar, de tipo laboral, médico, bancario o fotográfico, a nivel personal o institución, es considerada ya un gran tesoro por los ciberdelincuentes.

Y es en este escenario que el laboratorio de CiberSeguridad del Centro de Investigación en Computación del IPN, surge como una de las grandes opciones para encontrar los mecanismos de contención y la identificación de esos delitos.

En ese laboratorio, el análisis forense digital será la principal herramienta para la aplicación de técnicas científicas y analíticas especializadas en instrumentos tecnológicos que permitan identificar, preservar, analizar y presentar datos válidos dentro de un proceso legal, sin alterar medios de origen.

Conversaciones en redes sociales, correos electrónicos, chats, envíos y publicación de toda esa información digital, serán las evidencias a recabar que permitirán la elaboración de un dictamen claro, breve y bien sustentado, el cual podría incluso convertirse en prueba.

Con estas nuevas áreas el Instituto Politécnico Nacional establece un trabajo vanguardista que debiera de ser replicado en otras grandes instituciones académicas no sólo por la actualización permanente de sus escolares sino por la aportación social que pueden llegar a generar con esas acciones.