Recaptura del Chapo
La razón se compone de verdades que
hay que decir y verdades que hay que callar.
Conde de Riverol
La reaprehensión de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, ha desatado una avalancha de información, pero también de especulaciones, pero también puede significar una nueva ocasión para que el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto relance la política anticrimen.
Prescindibles las hipótesis de los miembros del club “Peña no sabe nadar”, pues son expresiones que ya empiezan a caer en el fanatismo político disfrazado de objetividad.
Más que rescatable la oleada de reportajes que nos dieron detalles sobre la reaprehensión del delincuente, pues ofrecen detalles que, a juicio de quien esto escribe, debieran fortalecer la voluntad de los involucrados en la lucha anticrimen.
Particularmente destaca la información de que las agencias de Estados Unidos no se involucraron en el seguimiento de las actividades de la actriz Kate del Castillo y del actor Sean Penn, pues el espionaje directo sobre ciudadanos norteamericanos es una línea que sólo se cruza cuando hay una amenaza directa e inminente sobre la seguridad norteamericana.
Así, queda claro que las agencias de inteligencia y seguridad mexicanas quedaron a sus propios recursos. Se vieron obligadas a trabajar en estrecha coordinación, tan estrecha que no hubo la inconveniente y siempre perjudicial competencia entre ellas.
Al contrario, desinteresadamente todas aportaron sus recursos para concentrarse en el objetivo: la reaprehensión del Chapo. Por eso la operación denominada Cisne Negro fue un éxito.
Por supuesto que un sector de la opinión publicada no lo ve así. Algunos fomentan el sospechosismo; otros criticaron las reacciones eufóricas de funcionarios y diplomáticos.
Al respecto quizá debamos ser más generosos. Se criticó acremente a los diplomáticos reunidos en Palacio Nacional por su euforia al conocer la noticia de la reaprehensión. Quien esto escribe cree que estaba más que justificada, pues esos diplomáticos han debido enfrentar, dar la cara ante el escarnio internacional por la fuga del Chapo.
En fin, reacciones diversas, algunas, quizá las menos, de orgullo por una tarea bien hecha. Entre ésas está la de quien esto escribe.
Por lo demás, el gobierno debe ser prudente, no dejarse presionar por los medios que, comprensiblemente, quieren conocer todos los detalles de la operación. Cuidado, hay cosas que no deben revelarse. Hacerlo sería irresponsable.
Como sea, el éxito en la reaprehensión del Chapo debe estimular a las agencias de seguridad e inteligencia a poner la misma voluntad de coordinación y cooperación en toda la lucha anticrimen.
Después de todo, insisto, es posible que este éxito haya abierto una ventana de oportunidad para relanzar la lucha contra la delincuencia organizada y la no organizada, no sólo en su faceta policial, sino también en sus facetas social y política.
jfonseca@cafepolitico.com