Nurío, una comunidad de poco más de 3,500 habitantes, se encuentra a poco más de media hora de la ciudad de Uruapan y a escasos diez minutos de la cabecera municipal de Paracho, en Michoacán. Es un lugar en el que todavía se habla el idioma originario P´urhé aunque se aprecia una sensible disminución sobre todo entre los niños y jóvenes; cuenta con un templo dedicado a Santiago Apóstol y una capilla de la Purísima Concepción, ambos de principios del siglo XVII intervenidos por el INAH. Un buen número de mujeres visten de manera tradicional y en el lugar se siguen creando y reinventando las llamadas pirekuas o cantos antiguos del Pueblo Purépecha, reconocidos como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

En este contexto de exuberancia simbólica y musical, la Orquesta y Coro Comunitarios de Nurío, creados por el Sistema Nacional de Fomento Musical de la recién nombrada Secretaría de Cultura, acaba de cumplir dos años. Y si bien no hubo celebración, hay resultados que permiten ser optimistas de que el proyecto se fortalece. El involucramiento de los habitantes y autoridades de Nurío ha incentivado la apropiación cultural del trabajo emprendido, al que están decididos en apoyar. Tal es el caso de Juan Marcos Blas, habitante de la comunidad quien considera que el trabajo que se ha realizado puede derivar en opciones de trabajo y esparcimiento para algunos “en su momento, fui a hablar con las autoridades para convencerlos de que aceptaran su creación y les dije ¿o qué quieren, que los niños se vayan a otro lado a estudiar música, po’s cómo?”

En cuanto a las autoridades, recientemente hubo relevo de las mismas por lo que su gestión resultará clave para la permanencia y crecimiento de la Orquesta y Coro de Nurío. Su primer reto es proveer a la Orquesta y Coro de un espacio para la construcción de una sede definitiva en la que puedan realizar sus ensayos, ya que en estos dos años que lleva el proyecto, los niños y jóvenes han tomado sus clases en las aulas de la escuela primaria. Para Abel Alejo Montelongo, delegado representante de bienes comunales está claro “es necesario que se tengan instalaciones propias para que no anden `navegando´ por ahí; urge la escuela porque puede ser semillero de otras agrupaciones” y es que a Nurío se le reconoce su tradición musical, “es que el corazón no puede andar solo, necesita de una canción para alegrarse, para no estar sólo pensando en las puras necesidades; la música es un alimento del ser humano, es algo especial hasta para zangolotear el cuerpo” asegura Alejo Montelongo, quien se dice dispuesto a apoyar a la Orquesta porque así se lo solicitan, “sólo somos mandaderos de la comunidad”.

Juan Gerónimo Lemus, coordinador académico de la Orquesta, asegura que escuchar a los niños y niñas tocar es una maravilla, “fluye la energía; verlos en un escenario proyecta mucha fuerza” y asegura que el proyecto exige un cambio de paradigma en el que se debe trabajar literalmente de tiempo completo. Y es que los niños y jóvenes integrantes de la Orquesta y Coro deben estudiar las notas y ensayar con los instrumentos que les ha entregado la institución cultural, de cuatro a ocho de la tarde, lunes a jueves; el viernes se dedica al trabajo colectivo y comunitario. “Los niños y niñas, desde el momento en que deciden sentarse frente al director y asumir un instrumento, muestran un cambio de personalidad, en su forma de convivir”, señala Lemus.

Los niños y jóvenes que participan en la Orquesta y el Coro han tenido que participar en la generación de hábitos como el de la puntualidad, ya que en un principio asistían cuando querían; ahora, ese cambio ha incidido incluso en su desempeño escolar ya que son los mismos profesores de educación básica quienes reconocen que los chicos tienen mejor desempeño y mayor disciplina que aquellos alumnos que no participan en la orquesta.

Froylán Gómez Rubio es un joven de 15 años, y hace dos años fue de los primeros en inscribirse a la orquesta; hoy continúa en la agrupación, “me siento alegre (de pertenecer a ella) porque lo que necesita este pueblo es una escuela de música para que las demás comunidades sepan que se están formando maestros de calidad” y agrega “las clases son sobre técnicas pero también son divertidas y uno puede hacer una carrera. Mi familia me apoya para que siga adelante y en unos años me veo como un maestro de clarinete o flauta”.

La Orquesta y Coro de Nurío ha incidido en las relaciones comunitarias ya que tradicionalmente las mujeres no tenían voz en asambleas, conformadas por solo hombres. Ahora ha comenzado a abrirse un espacio para las mujeres, con un rol mucho más visible, así lo asegura Ricardo Rodríguez, coordinador general de la Orquesta y el Coro “las mujeres en sus casas comienzan a tomar decisiones junto a su esposo”, y recuerda que hace unas semanas se llevó a cabo la primera asamblea en la que las mujeres tuvieron voz, algo inédito. “Todo esto supone un cambio generacional, pues hay que pensar cómo serán los niños que participan en la Orquesta en relación con los padres que no tuvieron la oportunidad de participar” dice Rodríguez.

Los integrantes de la Orquesta y el Coro se han convertido en protagonistas de la comunidad, constituyéndose en intermediarios de dos vertientes: por un lado, una apertura a la música universal al promover nuevos instrumentos y estilos como la música clásica; por el otro, incorporar canciones tradicionales o pirekuas, contribuyendo a la salvaguarda de los sonidos, al idioma originario y la vestimenta típica del lugar, lo que desarrolla una serie de características identitarias que se asumen con orgullo.

En el caso de los más pequeños, Alejandra, una niña de escasos 9 años que motivada por su gusto por cantar, su mamá la llevó al coro. Ambas, quizá no perciban todavía la dimensión del cambio que se ha comenzado a generar en el lugar. Y es que uno puede imaginar que será trascendente cuando escucha a los niños y niñas de Nurío cantar lo siguiente:

 

Me llamo Flor de río y quiero crecer

en un mundo donde sea un orgullo ser mujer,

Me llamo Flor, yo tengo 10 años y nací en Michoacán

donde vive mucha gente que nació en otro lugar…