Raúl Carrancá y Rivas | Abogado constitucionalista | Exclusiva Siempre!
Considerada una reforma histórica por el jefe de Gobierno capitalino Miguel Ángel Mancera Espinosa, ya que tomó más de 200 años lograrla, este viernes el presidente Enrique Peña Nieto promulgará la reforma constitucional que da vida a la Ciudad de México; aunque se asegura que esta decisión la ubica a la par de los 31 estados de la república, la realidad dista mucho de ello, aunque se avanza en el ámbito de autonomía.
Las delegaciones se convierten en entidades territoriales, que no en municipios, y contarán con concejales —ni síndicos ni regidores— y a pesar de que el gobierno de la ciudad podrá nombrar al procurador y al secretario de seguridad pública, carecerá de autoridad municipal, además de que no tendrá autonomía financiera ni podrá decidir en materia educativa ni de salud.
La reforma capitalina contiene modificaciones a 45 preceptos de la Carta Magna y su Constitución política deberá ser aprobada por una asamblea local constituyente, integrada por 100 diputados para 2017. Así, contará con gobernador y una Constitución propia, que de acuerdo con el propio Mancera Espinosa será de izquierda y progresista, y donde se plasmarán los derechos ciudadanos que se han ganado “con visión de futuro”.
En la primera semana de febrero, el gobierno de la CDMX dará a conocer el nombre de 12 personalidades —especialistas, académicos y miembros de la sociedad civil— que ayudarán a redactar el proyecto de Constitución, aunque, se aclaró, no forman parte del proyecto presentado por la administración de Mancera.
En tanto, el Instituto Nacional Electoral emitirá la convocatoria para la elección de los diputados constituyentes, que deberán ser electos el 5 de junio y la Asamblea deberá conformarse el 15 de septiembre; 60 diputados deberán ser electos y los 40 restantes serán por designación.
Aquí vienen los cuestionamientos, ya que de estos últimos, 28 legisladores serán nombrados por el Congreso de la Unión, 6 por el presidente de la república y otros 6 más por el jefe de Gobierno capitalino, para en conjunto aprobar la Constitución de la Ciudad de México antes del 1 de febrero de 2017.
Legisladores del PRD y PT advirtieron que esta conformación favorecerá una mayoría de espacios para el PRI —situación que trascendió fue puesta como condición por ese partido para aprobar la reforma— y en la que coincide el maestro constitucionalista Raúl Carrancá y Rivas, quien asegura en entrevista exclusiva para Siempre!, que el proyecto de Constitución de la CDMX no favorece ni la autonomía ni la independencia.
¿Qué tipo de Constitución necesita la Ciudad de México?, ¿qué tan avanzada debería de ser y cuál tendría que ser su espíritu?
En algún sentido, el proyecto de Constitución que se propone no le da a la Ciudad de México autonomía e independencia en dos puntos clave, que a mi juicio son muy relevantes. La ciudad no tenía la libertad de nombrar a dos funcionarios de primera línea como son el procurador de Justicia y el secretario de Seguridad; ahora ya se puede hacer, antes intervenía el voto la decisión del presidente de la república, hoy en día eso ha desaparecido, son dos aspectos relevantes sobre todo si tenemos en cuenta lo que concierne a la procuración de justicia y a la inseguridad reinante en todo el país y que desde luego ha afectado a la capital de la república.
Como lo veo, el proyecto de Constitución no le da la independencia económica, porque se sigue dependiendo de la federación y eso es muy delicado. Desde el punto de vista realista, del dinero, no tenemos autonomía, no podemos manejar nuestro presupuesto en materia fiscal, ni en materia de endeudamiento.
Algo que es muy delicado, hay un proyecto sobre la nueva Constitución y usted habla del espíritu, aquí hay una fisura muy grave porque una Constitución para que realmente favorezca la libertad, la independencia y la autonomía debe de estar votada por el pueblo libre y soberano mediante sufragio universal directo y secreto, y eso no sucede.
Hemos protestado en una comisión que preside el licenciado Porfirio Muñoz Ledo, una comisión de reforma constitucional de la ciudad del Distrito Federal, donde nos hemos inconformado en ese sentido ante el proyecto del Congreso; y no, nuestra protesta no surtió mayor efecto, va a designar el propio Congreso, diputados y senadores, que —digámoslo así— van a autodesignar constituyentes de la ciudad; es decir, el pueblo no va a tener expresión, no va a tener manifestaciones, y es muy delicado.
Usted preguntaba por el espíritu, ahí sí, el espíritu deseable se resquebraja totalmente porque no hay verdadera libertad, verdadera autonomía. En cuanto que el presidente nombrará a 6 diputados constituyentes, el Senado a 14, la Cámara de Diputados otros 14 y el jefe de Gobierno a 6 constituyentes, se está maniobrando para que la Constitución salga a modo de ciertos grupos y de ciertos intereses partidistas dentro del juego de la política, desde luego de espaldas, por no decir que con evidente y flagrante desdén a las espaldas al pueblo, lo que me parece gravísimo.
Se trata de una autonomía a medias, está bien lo del nombramiento del procurador y del secretario de Seguridad Pública pero no cumple, ni se ajusta al esquema total que se desea, al proyecto inicial de verdadera autonomía, económicamente sigue la ciudad atada de manos en materia fiscal, en materia de endeudamiento, en materia de presupuesto.
Desde el punto de vista de la conformación de la nueva Constitución, el pueblo no puede decir absolutamente ni media palabra, lo deseable sería que el constituyente emanara de la voluntad popular, es decir que fuera electo por sufragio universal directo, secreto.
La conformación de esa asamblea constituyente y la participación del Congreso, del presidente, en opinión de algunos favorece a la mayoría del PRI, pero otros más aducen que fue establecida de esa manera porque la Ciudad de México sigue siendo sede de los Poderes de la Unión.
Este último argumento me parece totalmente sofístico, si no es que paralogístico, es decir, contradictorio y absurdo; el que siga siendo sede de los Poderes de la Unión no impide lo otro.
En el derecho universal a partir de mediados del siglo XIX —cito como ejemplos Francia, España, Italia, pero fundamentalmente Francia— existe lo que conocemos como cohabitación, y ese concepto se manejó en México desde la Constitución de 1957; hay notables intervenciones de Guillermo Prieto sobre el particular diciendo que puede ser la ciudad el asiento de los Poderes de la Unión y puede tener su propio gobierno autónomo e independiente, uno no riñe con lo otro, como por ejemplo sucede en Estados Unidos, con Washington, Distrito de Columbia.
Hay una cohabitación como le llaman los franceses, entre el poder federal que ahí tiene su sede y el poder local. Fue criticado severísimamente y con razonamientos muy profundos, muy serios, muy agudos, por ejemplo por Francisco Zarco, por Guillermo Prieto, por Ignacio Manuel Altamirano y por Ignacio Ramírez, diputados celebérrimos en ese Congreso Constituyente. Ahí no veo ninguna razón de peso, como dicen algunos, para que intervenga el Congreso, la Cámara de Diputados o la Cámara de Senadores y se le prive al pueblo de elegir a sus diputados constituyentes que es lo que sería un paso vital, importante, relevante en la autonomía y trascendente, porque en este otro orden de ideas se están favoreciendo intereses de partido o grupos que ya sabemos cómo se han manejado y se manejan.
Llaman la atención las declaraciones del jefe de Gobierno Miguel Mancera en el sentido de que debe ser una Constitución de una izquierda progresista.
Reflexionaba sobre lo que ha dicho el jefe de Gobierno sobre una izquierda progresista; quiero entender las palabras del doctor Mancera en el sentido de recoger la tradición liberal mexicana que está inserta en el texto constitucional vigente, de manera muy específica en el tercero, educación laica, separación de las Iglesias y el Estado y que viene de la gran tradición del 57 y hacia atrás la reforma. Así quiero entender sus palabras.
¿Difícil garantizar un equilibrio entre las fuerzas políticas en la Ciudad de México de acuerdo con la conformación establecida en la Asamblea Constituyente?
Totalmente, muy difícil; y creo que va a preponderar, desde mi punto de vista, una fuerza mayoritaria que evidentemente es la del partido en el poder. En este sentido y desde esa perspectiva, lo que pasa es que se está preparando una Constitución, como se dice, a modo, que de ninguna manera favorece la autonomía e independencia de la Ciudad de México, aunque ya podamos nombrar a nuestro procurador y a nuestro secretario de seguridad pública pero, por el otro lado, no somos autónomos financiera y económicamente hablando, y luego también la forma en que se va a dar la elección del Constituyente.
¿Cuáles son las principales leyes locales que deberán adecuarse al marco constitucional?
Fundamentalmente: código penal, código civil y sus respectivos códigos de procedimientos, respetando y conservando el espíritu que sí se recoge en el proyecto de garantías individuales tradicionalmente y de derechos humanos, que sobre todo en el área penal son tan relevantes.