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A unos días de que Jorge Mario Bergoglio arribe a tierras mexicanas, el Sumo Pontífice grabó y mandó difundir un breve mensaje a los católicos y no, de nuestra nación. Mucho se ha escrito, se ha dicho y se ha especulado sobre lo que el Papa Francisco vendrá a decirle a los mexicanos.
Hay quienes ansían con desesperación escuchar las palabras, el mensaje político, la crítica que hará el argentino al gobierno mexicano y en general, a todos los que aquí vivimos.
Sin embargo, a diferencia de ese gran discurso político que se anticipa, el mensaje grabado en un video y difundido en redes sociales, de apenas tres minutos con 14 segundos, se enfoca principalmente a su gusto por la visita que protagonizará y, sobre todo, a sus deseos de encontrarse con la Morenita del Tepeyac.
Jorge Mario Bergoglio, dice a sus “queridos hermanos” mexicanos, cuando falta muy poco para su viaje, que está contento y que siente una gran alegría; que siempre tuvo un recuerdo especial en su oración por los mexicanos.
A los mexicanos, dijo, los lleva dentro de su corazón, “ahora podré visitarlos y pisar esta bendita tierra, tan amada por Dios y tan querida por la Virgen María”.
El Papa Francisco da lectura a un breve documento, ahí en el interior de su oficina, sentado detrás del escritorio.
Él mismo se pregunta “¿Qué pretende el Papa con este viaje?”, y responde: la respuesta es inmediata y sencilla, “deseo ir como misionero de la misericordia, de la paz, encontrarme con ustedes para confesar juntos nuestra fe en Dios y compartir una verdad fundamental en nuestras vidas, que Dios nos quiere mucho, que nos ama en un amor infinito, más allá de nuestros méritos”.
El Papa Francisco aseguró que quiere estar lo más cerca posible de los mexicanos, pero de modo especial “de aquellos que sufren, y decirles que Jesús los quiere mucho, que siempre está a su lado”.
El enviado del Vaticano expresó que se alegra al saber que los mexicanos se están preparando para su viaje con mucha oración, “la oración ensancha nuestro corazón y lo prepara para recibir los dones de Dios, ilumina nuestros ojos para saber ver a los demás como los ve Dios, para amar como ama Dios”.
También agradeció mucho que recen por él, porque reconoció que lo necesita, también mucho.
Con tono pausado, con claridad, el Papa latino confió a todos que uno de sus deseos más grandes, es poder visitar la casa de la Virgen María; “como un hijo más, me acercaré a la Madre y pondré a sus pies todo lo que llevo en mi corazón. Qué lindo poder visitar la casa materna y sentir su ternura de su presencia bondadosa”.
“Allí la miraré a los ojos y le suplicaré que no deje de mirarnos con misericordia, pues ella es nuestra madre en el cielo. A ella le confío desde ahora mi viaje y a todos ustedes, mis queridos hermanos mexicanos, que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide”.


