“La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva.
En cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva”.
José Saramago.

Juan Pablo Aguirre Quezada
Doctor en Humanidades por la Universidad Latinoamericana.
El pasado 24 de enero, después de diez años, los portugueses acudieron a las urnas para elegir al presidente que suceda al actual mandatario Aníbal Cavaco Silva, de extracción del Partido Social Demócrata (PSD).
Para este país de menos de 11 millones de habitantes, la elección presidencial de 2016 es histórica porque coincide con el 40 aniversario de la Constitución del país y de la transición democrática; asimismo, compiten diez candidatos de los cuales seis participan como independientes.
Además, hace 30 años Portugal se incorporó a la Unión Europea, con todos los atributos pero también responsabilidades que esta decisión conlleva.
El contexto electoral
Actualmente, Portugal padece una contracción de la economía después de la crisis internacional de 2009 y turbulencias financieras de los últimos años, lo que afectó al desarrollo de su comercio con el exterior, además de recortes en el gasto público y el fin del financiamiento recibido por la Unión Europea en 2014.
Si bien el crecimiento económico del Producto Interno Bruto (PIB) fue apenas de 0.9% en ese año, ha sido una señal alentadora si se compara con años anteriores, en que el PIB fue negativo como el -1.6% de 2013 o el catastrófico -4% de 2012.
Estas cifras son muy sensibles en la sociedad portuguesa, ya que uno de cada cinco habitantes (18.7%) viven por debajo de la línea de pobreza, y si bien el índice de desempleo disminuyó después de la crisis, en 2014 afectó a 13.9% de la población económicamente activa, aunque el desempleo en los jóvenes prácticamente triplico esta proporción (38.1%%).
Aunque quizás la gran preocupación en materia económica para los portugueses es el incremento constante de la deuda pública, que en ese año alcanzó 130.2% de su PIB, medio punto porcentual mayor que el año inmediato antecesor.
Esta deuda pública figura entre las diez más altas en relación con su PIB a escala mundial, únicamente superado por Japón, Zimbabue, Líbano, Jamaica o Italia.
Pese a este escenario adverso, los portugueses tienen mejoras en aspectos de desarrollo multidimensional, como un gasto superior de 9% del PIB en materia de salud, y de 5.3% en educación, lo que ha permitido una expectativa de vida mayor a 79 años y un promedio de 16 años en la escuela.
No obstante estos logros la situación de Portugal en la Unión Europea puede llegar a ser difícil tal como ha sucedido con Grecia si se agravan los problemas económicos.
Pesos y contrapesos del sistema electoral
Las elecciones presidenciales en Portugal tiene la cláusula de que si el ganador de los comicios del 24 de enero no obtuviera más de 50% más un voto del sufragio emitido se tendría que realizar una segunda ronda programada para el 14 de febrero de 2016. El Presidente es el jefe de Estado (el de gobierno es el primer ministro) con una duración de cinco años en el ejercicio de funciones, y con la posibilidad de reelegirse por un período adicional, por lo que el sistema es considerado como semi presidencialista debido a los contrapesos, a lo cual habrá que mencionar al sistema judicial como un órgano más de la soberanía de la República Portuguesa.
En el desarrollo de las campañas que iniciaron el 15 de noviembre de 2015 con el anuncio del Presidente Aníval Cavaco, destacó la popularidad del candidato conservador, el profesor Marcelo Rebelo de Sousa, candidato del PSD, que en diferentes sondeos previos a los comicios no sólo mantenía el primer lugar en las tendencias, sino con probabilidades de que pudiese ganar en una primera ronda.
Esto puede ser posible ya que otros candidatos opositores mostraron divisiones en sus partidos políticos, además de que la mayoría de los postulantes eran independientes. Los otros aspirantes fueron: María de Belém, Marisa Matías, Edgar Silva, y los independientes AntónioSampaio, Cândido Ferreira, Paulo de Morais, VitorinoSilva, Henrique Neto y Jorge Sequeira.
El antecedente previo son las elecciones parlamentarias de octubre de 2015 que registró un abstencionismo de 44%. En estos comicios la coalición encabezada por el PSD únicamente obtuvo 102 de 230 escaños de la asamblea, por lo que no pudo gobernar con un primer ministro, lo cual si pudo capitalizar la oposición con el socialista Antonio Costa.
Sin embargo, los resultados de los comicios del 24 de enero fueron muy diferentes; ya que en un ambiente de tranquilidad y con una abstención cercana a 50% del padrón, los resultados preliminares dan como ganador a Marcelo Rebeló con 52%, por lo que no será necesaria una segunda vuelta.
La elección dio varias sorpresas, entre ellas que Marisa Matías (bloque de izquierdas) alcanzó 10.13% de los sufragios, dejando en segundo lugar a Sampaio da Nóvoa con menos de 23% y a María de Belem (antigua presidenta del PS) con un lejano 4.24%. Asimismo, el Profesor Marcelo ganó en todos los distritos del país, por lo que asume una gran responsabilidad con los portugueses.