MÉXICO EN EL MUNDO

Blanca Alcalá Ruiz
PRESIDENTA DEL PARLAMENTO LATINOAMERICANO
Un nuevo riesgo se cierne sobre la comunidad mundial: el virus Zika. Al igual que ocurrió en su momento con las crisis de la influenza AH1N1 y del ébola, el Comité de Emergencia de la Organización Mundial de la Salud se ha reunido para estudiar el impacto del Zika en la salud, su grado de amenaza y formas de propagación. Asimismo, el 1 de febrero de este año declaró a esta contingencia como una situación de importancia internacional y emergencia de salud pública.
Como en el caso de la influenza AH1N1 y del ébola, se ha aplicado el protocolo de actuación del reglamento sanitario internacional, el cual establece, por lo pronto, que debe prestarse atención a las medidas de protección sobre el control del mosquito transmisor y la prevención de sus picaduras, especialmente a mujeres embarazadas, sin que existan, por ahora, limitaciones de algún tipo para viajar o comerciar con los países en donde hay presencia del Zika.
El virus, asociado al mosquito Aedes aegypti, transmisor también del dengue y el chikungunya, produce malestares de salud aparentemente leves, pero se le ha asociado con casos de microcefalia en Brasil y en la Polinesia, además de relacionarlo con algunas personas que han padecido el síndrome de Guillain-Barré. No se trata de una enfermedad nueva, sino de un mal que ha llamado la atención mundial por la presumible afectación de bebés en gestación, a pesar de que se conoce al virus desde hace décadas (se aisló por vez primera en Uganda en 1947, de donde proviene su nombre, pero la infección en seres humanos data de 1952, en Uganda y Tanzania).
Tal como la Malaria, el ébola o el chikungunya, el Zika viene a sumarse a las enfermedades huérfanas, propias de las regiones pobres del planeta, cuya cura ha debido esperar, muchas veces, de la participación conjunta de los organismos internacionales, de los centros de investigación de universidades prestigiadas y de las organizaciones no gubernamentales, para juntos, crear o aplicar fármacos, a veces, en fase exploratoria o como simples paliativos. Aún no existe vacuna para este mal.
Estamos en un momento en el que es necesaria la investigación de laboratorio y el seguimiento clínico de las personas infectadas, a efecto de conocer el comportamiento del mal, pero, sobre todo, determinar la relación precisa del Zika con los casos de microcefalia y otros padecimientos, así como las diferentes alternativas que pueden ser utilizadas para combatir al mosquito transmisor, como son, su esterilización o fumigación.
Por lo pronto, no está de más la aplicación de medidas preventivas como el uso de manga y pantalón largos, repelentes, uso de mosquiteros y pabellones, así como tomar medidas de protección y control prenatal para las mujeres embarazadas, en las regiones donde se ha presentado la enfermedad, y disposiciones como la que estableció Francia para los donadores de sangre, quienes deben esperar un ciclo del alrededor de 28 días después de haber viajado a alguno de países con presencia del virus antes de realizar una donación.
Lo que no debe olvidarse es la inexistencia de una vacuna y el poco probable diseño de un tratamiento antiviral en el corto plazo para curar la enfermedad, lo cual hace necesaria la cooperación internacional para crear los medios médicos, científicos e institucionales que posibiliten una respuesta general, uniforme y contundente, a fin de mitigar una situación de contingencia que afecta ya a varios países del continente americano, en especial a Brasil.
@SoyBlancaAlcala
