La creatividad es un recurso fundamental en la sociedad mexicana donde la expresión musical ha tenido un papel central en la producción de valor simbólico, económico y social. Asimismo es el insumo primario con lo que comienza la cadena productiva y que permite conectar los eslabones de inversión, producción, distribución, comercialización, hasta llegar a la comunicación pública y el consumo. Esta cadena de valor por lo regular comienza con la creación de música y canciones por parte de los autores y compositores, a través de una fase creativa que comienza el proceso y constituye el insumo esencial de las industrias relacionadas con la cultura.
La contribución del ejercicio de las industrias culturales requieren ser analizadas en todo el proceso de la cadena productiva. En México, el organismo responsable de las estadísticas oficiales es el INEGI, quien cuenta con un rubro de “cultura” donde presenta algunos indicadores del número de bibliotecas, museos y zonas arqueológicas en los estados.
En este contexto, la Secretaría de Cultura, antes Conaculta, cuenta con una coordinación del Sistema Nacional de Fomento Musical (SNFM) que es la institución responsable de promover a través del quehacer musical, el desarrollo integral de niños y jóvenes, principalmente de quienes habitan en localidades desprotegidas social y económicamente. El propósito del SNFM es brindar una opción de esparcimiento integral que no sólo otorgue educación musical, sino también un desarrollo social y humano.
El SNFM realiza labores de capacitación, asesoría y desarrollo de proyectos de enseñanza musical con el objetivo de incentivar la práctica de esta disciplina artística. Sin embargo, a pesar de que su misión es loable y positiva para México, para el desarrollo de la música per se, requiere objetivos puntuales y generar indicadores propios.
En México falta integrar a las industrias culturales y creativas en las preocupaciones públicas bajo el mismo estatus que el empleo, el turismo, la defensa o las finanzas. Por ello es necesario contar con cifras y con métodos de producción para interpretar correctamente y utilizarlas como herramientas de convicción en el debate público.
Para poder entender la importancia de las industrias musicales y culturales en México es fundamental prestar atención al incremento en los nuevos espacios de comunicación, audiencias y redes sociales, que desempeñan un papel fundamental en la creación, producción, distribución, acceso y uso de los contenidos culturales. Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) desempeñan un papel central en la democratización y creación de contenidos culturales a través de un espacio con nuevo contenido cultural y que se enfoca en un nuevo público, con identidades virtuales y que se desarrolla, a través de nuevas redes sociales.
De esta forma entramos como sociedad en una nueva etapa, donde el hombre se convirtió en el Homo-Telecom, o el hombre de la comunicación a distancia. Somos ese ser humano que se caracteriza por su intensificación de, precisamente, mantenerse en contacto por medio de distintos formatos que incluyen texto, imagen, sonido y datos. Esta nueva etapa ha logrado la expansión de capacidades tecnológicas que en años recientes han dejado en manos de las audiencias y de los consumidores un multiplicado acceso a una cantidad ilimitada de contenidos.
La tecnología ha mostrado una evolución considerablemente más rápida en comparación con los modelos mentales y los sistemas de protección de derechos de autor. Esto ha planteado la necesidad de repensar y rediseñar los aspectos legales de la cadena de valor de la industria musical. Por lo que se ha inducido a que instituciones públicas, universidades, investigadores y estudiosos de la ciencia económica, entre otros, ahonden en temas del sector creativo y cultural. La investigación en el campo de la economía de la cultura comprende tanto elementos de economía creativa como aquellos referidos como industrias culturales.
La interacción óptima de los avances tecnológicos junto con un sistema legal viable, puede resultar en una industria musical fuerte y funcional. Es importante no caer en extremos y pensar que es la solución o en lo contrario, que genera daño a los artistas, autores, productores y creativos. La convergencia tecnológica debe observarse como una herramienta de crecimiento y expansión, no como una amenaza a la producción cultural. Lo importante es llegar a un consenso para maximizar las oportunidades ofrecidas por el rápido desarrollo en el campo de las tecnologías de la información. Por lo que se necesitan incentivos que estén alineados al mercado de música para que trabajen en la nueva etapa tecnológica.
De hecho, cabe destacar que un gran número de intérpretes se beneficia actualmente por los bajos costos de producción y difusión que la tecnología les brinda a lo largo de la primera etapa creativa.
El segundo eslabón, la inversión, que se reconoce como una de las partes más importantes para la producción musical, comienza también a ver transformaciones importantes. Tradicionalmente no era posible salir a la vida pública como autor sin pasar por esta fase, hoy en día la tecnología ofrece la posibilidad de realizar la edición y la grabación de contenido de manera satisfactoria, sin altos costos.
Asimismo la fase de producción que considera las actividades directamente relacionadas con la producción del material final y su promoción, está relacionada directamente con los derechos de autor. Estos derechos tradicionalmente han protegido las obras y contenidos culturales, pero ahora están enfrentándose a un nuevo mundo. Ahora se presenta una estructura de costos más compleja en materia de producción musical, ya que los costos de producir el primer disco son excesivamente elevados y actualmente la música funciona como un bien público al que sólo algunas personas están dispuestas a aportar remuneración económica.
De esta manera, la tecnología brinda las posibilidades de reducir costos y llegar a los consumidores con un menor número de eslabones. Esas son las capacidades sobre las que la industria requiere profundizar. Antes se requería de esa extensa cadena de producción para lograr que el contenido musical llegara a las grabadoras, estéreos y en general sistemas de audio.
Es por ello necesario adaptar la tecnología con los sistemas legales en el mercado musical. Esto debería observarse con la iniciativa de la nueva Secretaria de Cultura. Aunque aún no se habla de la industria musical, se debe reflejar su importancia en la sociedad. Es necesario aceptar legalmente que esta evolución digital permite que el mercado sea más competitivo, pero que también obstruye el funcionamiento óptimo, ya que no ayuda a los productores de música a realizar su labor como una ocupación permanente. Los incentivos deberán alinearse para que el mercado de música no desaparezca ni pierda la calidad que ha adquirido a través de los años. Estos incentivos deben ser designados correctamente mediante política pública y mediante la nueva Secretaría de Cultura, para que cuide, proteja, observe y procure los derechos de autor en la Industria Musical.


