Entrevista a Sahen Hacyan Saleryan | Investigador del IFUNAM | Exclusiva Siempre!

El pasado 11 de febrero, el físico teórico Lawrence Krauss, de la Universidad de Arizona escribió un tuit que le dio la vuelta al mundo: “¡Ondas gravitacionales descubiertas! Éstas son las señales de LIGO Hanford y Livingston”.

Krauss anexó al tuit un gráfico que presentaba pulsaciones de menos de 0.40 segundos en ambos observatorios experimentales creados para la detección de ondas gravitacionales por interferometría láser, los llamados observatorios LIGO (Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory, por sus siglas en inglés).

El problema de los LIGO es que son muy costosos y actualmente mantienen una matrícula de un millar de científicos dedicados exclusivamente a la detección de las ondas gravitacionales en dos únicas sedes de la Unión Americana: Hanford, en el estado de Washington al norte de Estados Unidos, y en Livingston, Luisiana al sureste de ese país.

En 1994, la primera etapa del proyecto LIGO para cuatro sedes costó cerca de ocho millones de dólares; el presupuesto reclamado al congreso norteamericano para este año de la Fundación Norteamericana de la Ciencia —órgano de quien depende el proyecto LIGO— es de casi ocho mil millones de dólares.

Los LIGO habían sido muy criticados dentro del gremio científico norteamericano porque nunca habían descubierto nada desde su fundación en 1994; veintidós años después la historia cambió, tal vez por eso este descubrimiento es tan importante y sea ya considerado como el descubrimiento del siglo.

“No es ni remotamente eso. El descubrimiento del siglo sería la energía nuclear, el láser o los transistores; esto es una curiosidad astronómica”, aclara el doctor en física, profesor e investigador del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México, Sahen Hacyan en entrevista exclusiva para Siempre!

Autor de numerosos artículos y libros de divulgación científica, entre los que destacan “Relatividad para principiantes”, el profesor Hacyan afirma que el descubrimiento de las ondas gravitacionales está restringido solamente a la astronomía, tal como sucedió en los años veinte del siglo pasado cuando se descubrió que el universo estaba en expansión.

El gran mérito de este hallazgo, según el experto, radica en que las ondas gravitacionales son extremadamente difíciles de detectar porque son demasiado débiles.

“Muchos años incluso hubo gente que decía que deberían detectarse por cuestiones de principio. Desde los años sesenta hubo muchos intentos, todos sin dar resultado hasta que se construyeron los grandes interferómetros”, dice el profesor Hacyan.

En un claro resumen sobre cómo funcionan los interferómetros, el entrevistado señaló que son aparatos que tienen un juego de espejos, que cuando llega una onda gravitacional los espejos vibran, y así se detectan. Esto fue lo que hicieron los LIGO.

Cuando llega una onda gravitacional del cosmos, en principio, los dos interferómetros deberían detectarlo, deben vibrar simultáneamente porque eso indicaría que no fue un fenómeno local, es decir, si pasó un camión o si ocurrió un temblor.

El doctor Hacyan comenta que los LIGO estadunidenses fueron cerrados, mejorados y reabiertos el año pasado y que efectivamente, estuvieron muchos años sin detectar nada.

“En septiembre del año pasado —narra el entrevistado— les llegó una pequeña señal cósmica que se detectó en ambos interferómetros, la cual fue analizada y comparada con modelos teóricos que se habían hecho con cálculos muy pesados. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que eso podía corresponder a un choque de hoyos negros masivos que debió ocurrir en una galaxia muy lejana, como a mil doscientos millones de años luz”.

Esto fue lo que finalmente se anunció la semana pasada, lo que implica que haya una evidencia directa de que existen las ondas gravitacionales, tal como lo predice la teoría de Einstein.

Sin aplicaciones prácticas para la humanidad

El doctor Hacyan explicó que así como hay ondas electromagnéticas como las de la luz o los rayos X, también hay ondas gravitacionales que fueron predichas por Albert Einstein en su teoría general de 1915. Fue en un artículo publicado en 1918 cuando Einstein aseveró que, según su teoría, debería haber ondas gravitacionales en total analogía con las ondas electromagnéticas.

Otros países han desarrollado proyectos similares a los LIGO, por ejemplo, el detector VIRGO en Italia, el TAMA en Japón y el GEO en Alemania. Es importante mencionar que la agencia espacial estadunidense, la NASA (por sus siglas en inglés), planea lanzar en 2034 un interferómetro espacial para detectar las ondas gravitacionales desde el espacio sin las interferencias de la Tierra.

En general, añade el profesor: “Yo no diría que se vaya a resolver ningún problema de la humanidad, es una curiosidad. Es un fenómeno astronómico y nos gusta saber cómo es el universo, lo cual nos ayuda a comprenderlo un poco más”.

Tampoco vamos a tener aplicaciones directas pero sí indirectas porque el doctor Hacyan, al igual que muchos científicos, consideran que fue toda una hazaña tecnológica para lograr hacer esas mediciones con esa precisión tan extraordinaria.

“En este caso son mediciones de altísima precisión que hasta ahora no se había logrado y que quizá se puedan usar en el futuro”, concluye el profesor.

@ophelyas