Primer paso
Son terribles las personas sin defectos, pues
no podemos aprovecharnos de ellas.
Voltaire
Podrían sumar años las horas dedicadas desde hace mucho tiempo a denunciar la corrupción en la sociedad mexicana.
Todos dicen estar contra ese “cáncer que corroe a la sociedad”, calificado así por los más prosopopéyicos declarantes.
A la generación actual no le importa si la corrupción es histórica, si es o no cultural, pero sí le importa que por fin se haga algo serio para combatirla.
El año pasado, a instancias de innumerables ONG, dedicadas a evaluar lo bueno y lo malo de la sociedad, pero sobre todo del aparato gubernamental, se aprobó en el Congreso un Sistema Nacional Anticorrupción.
Este sistema necesita de la reforma de muchas leyes y la creación de otras nuevas, así como de una renovación institucional. Una tarea del Congreso, tarea que se ha visto pospuesta por los malos humores electorales y porque parece que a las fuerzas políticas les interesa más conservar ese tema como martillo electoral para demoler adversarios.
Como sea, en las próximas semanas algo se aprobará para que el Sistema Nacional Anticorrupción empiece a ser una realidad. Es lo único que les queda por hacer a las fuerzas políticas del Congreso, si no quieren fomentar el descontento con el sistema de partidos, descontento que puede convertirse en la principal amenaza a la democracia, porque cuando cunde el descontento, medran los demagogos.
Habrá, sin duda, insatisfacción, pero lo importante es iniciar esta jornada para reducir al mínimo los índices de corrupción.
Será un primer paso, porque para alcanzar la meta se necesita algo más que voluntarismo político o apocalípticos diagnósticos académicos, se necesita poner en marcha programas de educación cívica, para que la honestidad y la honorabilidad sean prendas a reconocer y a exigir, no sólo a los hombres y mujeres de la política, sino a los hombres y mujeres de todos los sectores de esta sociedad.
Como toda jornada importante, lo importante es dar el primer paso. Presionemos a los legisladores para que se atrevan a darlo. Así, con un pequeño paso empezaron los cambios que nos permitieron alcanzar la meta de la democracia electoral, con elecciones que razonablemente reflejan la voluntad de los ciudadanos.
jfonseca@cafepolitico.com