Entrevista a Sharon Jazzan Dayán | Asistente curatorial del Munal | Exclusiva Siempre!

­El inicio de nuevas exploraciones plásticas, o mejor conocidas como arte moderno, propició un rompimiento con la tradición de la enseñanza académica vigente e irrumpió en los cánones artísticos que prevalecían en aquel momento. Al igual que en la literatura, el teatro, la música y otras disciplinas, los artistas plásticos renovaron el lenguaje de la pintura para promover la innovación estética como principal motor de cambio, e impulsar así cuestionamientos estéticos relativos a la creatividad pictórica, refrescando los modos de entender la realidad.

Si bien sus principales centros de discusión fueron las ciudades de Nueva York y París, el pensamiento moderno dentro del arte no sólo ocurrió ahí, su aspiración alcanzó otras latitudes que, de manera simultánea, se sumaron al rompimiento con la tradición figurativa de representación naturalista y configuraron los nuevos lenguajes artísticos que hoy reconocemos como vanguardias. México fue uno de estos países.

Por ello, insertar el arte mexicano en un contexto amplio, internacional y al mismo nivel es el objetivo de Los Modernos, exposición que se presenta en el Museo Nacional de Arte (Munal). En entrevista exclusiva para Siempre!, Sharon Jazzan Dayán, asistente curatorial del Munal, afirmó que esta muestra es uno de los más profundos diálogos entre el arte europeo y el mexicano, en una época donde a través del genio de sus creadores navegaron en rutas paralelas para crear una vanguardia expresiva, ideológica y artística.

 

Novedosos planteamientos estéticos

Señaló que las 142 obras que conforman la exposición fueron cuidadosamente seleccionadas con el objetivo de plantear un recorrido por nueve núcleos temáticos que despliegan las diversas propuestas y debates que efectuaron los artistas modernos más representativos de dos geografías distintas: México y Francia, ya que en ambas latitudes surgieron diversos y novedosos planteamientos estéticos que dieron lugar a las corrientes artísticas más conocidas del siglo XX.

¿De qué manera vemos el diálogo entre los artistas europeos y los mexicanos? ¿Qué se busca con él?

Lo que se plantea con esta exposición es poner en diálogo a los artistas mexicanos con los artistas europeos, más allá de si se conocieron o no, o si tuvieron algún intercambio tangible entre uno y otro. Se trata de exponer sus preocupaciones, inquietudes y exploraciones comunes, en cuestiones muy sencillas como la línea, el color y el espacio, entre otros temas, sobre el arte moderno durante el siglo XX, de una manera contextual en vez de real.

Por otra parte, lo que hacemos es poner el arte mexicano en una escena internacional y no aislado, como si se tratara de un fenómeno único; sino más bien confrontarlos y ponerlos en un mismo nivel —Diego Rivera junto con George Braque, Fernand Léger junto con Rufino Tamayo—, representando estas mismas preocupaciones por la estética del momento.

¿Qué generó desarrollar el nuevo pensamiento moderno entre los artistas?

Esta nueva ideología de los artistas se dio, en principio, por la búsqueda de nuevos paradigmas, salirse de lo que eran las ideologías de la Academia, salirse del espacio cerrado, por ejemplo con los Impresionistas —que son los antecedentes seguidos de lo que estamos viendo ahora— que empezaron por salirse del espacio cerrado e irse a los campos para representar lo que se estaba viendo, como los cambios de luz.

Por ello, empieza una exploración mucho más amplia de lo que antes se tenía en cuenta, y representar, entonces, una ideología pero de otra manera, con todas las herramientas que tienen a la mano, reitero, con el color, la línea, el espacio; es tratar de representar una ideología con otros tipos de realidad como tal.

Tenemos que pensar que la nueva ideología se da un poco antes de la Revolución Mexicana en nuestro país, y la Primera y Segunda Guerra Mundial en Europa, lo que alteró el pensamiento de los artistas y su creatividad plástica. Esto quiere decir que el contexto histórico tiene gran injerencia en cómo los artistas ven la realidad en su momento; la manera de representar está ligada de alguna manera a lo que estaba pasando en el mundo en general.

 

Dos grandes acervos

Sobre la muestra, ¿cuáles son algunos de los artistas y las piezas que la componen?

La exposición está conformada por dos grandes colecciones, la del Museé des Beaux-Arts de Lyon, ciudad de Lyon, en Francia, y el Museo Nacional de Arte de nuestra colección, obviamente complementándola con otras exposiciones, pero básicamente son estos dos grandes acervos que se conjuntan para presentar este diálogo.

Contamos con 140 piezas, entre ellas piezas de artistas no muy conocidos, por ejemplo, en el caso de los franceses, hay artistas que huyen de este reconocimiento, pero que, sin embargo, su manufactura, su habilidad, su propuesta, son totalmente parte de los nuevos lenguajes artísticos; y ése es uno de los objetivos de la exposición: dar a conocer a aquellos artistas que no son reconocidos en la nueva idea moderna.

En el caso de México, tocamos temas no tan vistos en sus artistas, por ejemplo, de Gerardo Murillo (Dr. Atl) veremos piezas con el tema de sensualidad y el desnudo femenino, materia poco conocida del artista. Mostramos algunos abstractos de Vicente Rojo exhibidos muy poco, por lo que no son tan reconocidos. Entonces, de igual manera estamos tratando de promover y darle un lugar al mismo tiempo a todas estas piezas que tenemos hoy aquí en la exposición.

Del proceso curatorial ¿cuáles son los ejes discursivos que componen la muestra?

La muestra está dividida en nueve núcleos temáticos que no responden a un orden cronológico, sino a discursos estéticos que permiten apreciar los planteamientos y diálogos compartidos tanto por mexicanos como por europeos en torno al rumbo de las artes plásticas, así como sus contribuciones en el desarrollo de las vanguardias, como el posimpresionismo, el cubismo y el fauvismo, entre otras.

Uno de los núcleos es el surrealismo, que da cuenta del intercambio que hubo en nuestro país entre artistas europeos y nacionales. El surrealismo mexicano, aunque distante de la adscripción específica al grupo como se concebía en Europa y Nueva York, se consolidó gracias a la presencia de artistas extranjeros como Wolfgang Paalen, Leonora Carrington, Remedios Varo. En esta sección se incluyen algunos ejemplos de la pervivencia de esta corriente en Europa después de la Segunda Guerra Mundial, a través de obras de André Masson, Wilfredo Lam, Víctor Brauner y Max Schoendorff.

 

Una nueva visión al desnudo

Por su parte, el desnudo femenino fue un tema de interés para el arte moderno, pues se vinculaba con la vida bohemia y la libertad creativa despojada de la moral aristocrática. En este núcleo, Desnudo, se exhiben las diversas maneras en las que se abordó el cuerpo femenino una vez que los modernos fueron abandonando las reglas de proporción anatómica clásicas instituidas por la Academia y comenzaron a proponer nuevas aproximaciones al género mediante figuras desvanecidas y la superposición de perspectivas múltiples.

Otro núcleo es el Retrato, que muestra la gama de soluciones estéticas y exploraciones plásticas sobre el color, la luz, los claroscuros o la desproporción anatómica que los creadores utilizaron para representar lo subjetivo, ahí tenemos obras, por ejemplo, de Henri Matisse y David Alfaro Siqueiros.

En cuanto a los núcleos Luz y Color, muestran las exploraciones formales sobre estos dos elementos que ya no se abordan como una herramienta al servicio de la hegemonía del dibujo, siempre controlado para mimetizar la realidad, sino que, progresivamente, se volvieron protagonistas de la pintura gracias a su potencial plástico.

La reflexión sobre El espacio fue una de las preocupaciones que captó el interés de los Modernos. El cubismo es el mejor ejemplo sobre este interés; y estas exploraciones las vemos en obras de Emilio Di Cavalcanti, Diego Rivera y otros.

En el eje de la Abstracción, tenemos pinturas de Pierre Soulages y de los mexicanos Manuel Felguérez y Fernando García Ponce. En cuanto a la Línea, se exponen obras de autores como Picasso y José Clemente Orozco. Paisaje tiene un conjunto de obras de artistas como Albert Gleizes y Diego Rivera, que dan muestra de cambios fundamentales en la relación dibujo y pintura que ocurrieron en el paso del siglo XIX al XX.

En conclusión, te puedo decir que Los Modernos es un encuentro con todos los sentidos, para conocer el espíritu creativo entre los artistas nacionales y extranjeros.

Se sabe que parte de la colección proviene del Museo de Bellas Artes de Lyon. ¿Esto es una oportunidad de alguna manera para que el público mexicano conozca y se encuentre con el espíritu creativo de los artistas europeos?

Esta exposición es una gran ocasión para acercarse al arte de ambos continentes. Es la primera vez que el Museé des Beaux-Arts de Lyon desplaza un acervo tan grande fuera de sus muros, así que es una muy buena oportunidad para acercarnos a estas obras. Pero también es muy buena oportunidad para descubrir, para pensar nuestra historia con otra perspectiva, ver nuestras obras bajo una nueva luz. Con eso tratamos de decir que no sólo existe el arte político en México. La historia del arte mexicano estuvo marcada por esa sucesión y quizás en gran medida fue la razón por la cual se piensa como si fuera un arte comunista. Los artistas podrían tener vocaciones políticas, sin embargo, ése no es el único escenario y la única creación que ha generado el arte mexicano.