Los resultados de las elecciones internas de los partidos Demócrata y Republicano en los Estados Unidos le han confirmado las expectativas a los dos más fuertes precandidatos: Hillary Clinton y Donald Trump, respectivamente.
Clinton triunfó en 7 estados, mientras que su competidor Bernie Sanders en 4; Trump obtuvo la victoria en 6 estados, Cruz en 2 y Rubio en 1; aún faltan los resultados de Alaska.
Estos resultados del “Súper Martes” no son sorprendentes, pues así lo han indicado las tendencias desde que se abrió el proceso electoral en el vecino país del norte.
Más allá de que al final del día Hillary y Trump se enfrenten en la elección final para el sucesor de Barack Obama en la Casa Blanca, lo verdaderamente preocupante es la confrontación de ambas ideologías, que seguramente tendrá repercusión negativa en los mercados internacionales e incluso en el comportamiento social de la nación más poderosa del planeta.
Ambos representan los interese extremos estadounidenses; empero, Donald Trump significa una figura del fascismo, de la intolerancia, de la violencia y por consecuencia del racismo, lo cual se ha demostrado, lamentablemente es bien aceptado por un sector importante de estadounidenses.
A pesar de que el mejor aliado y hasta país alcahuete de los Estados Unidos ha sido históricamente México, Trump detesta y no deja de expresar su odio por los mexicanos.
Hillary Clinton es la otra cara de la moneda. Apuesta por el acuerdo, el diálogo, la libertad de creencias, de razas, la relativa inclusión y por una política pública, desde el discurso, abierta a todos los sectores de la población, incluidos los inmigrantes e indocumentados.
No obstante, uno de los peores enemigos –inconscientemente- podría ser la figura de Obama, actual mandatario, que no ha sido muy criticado por los nativos gringos, luego de eliminar el bloqueo comercial a Cuba, con quién también restableció la relación bilateral y diplomática.
Además los poderosos empresarios están muy divididos, pero finalmente el partido demócrata ha tenido mejor relación con los dueños del capital privado y en este momento controla el tesoro de la nación, lo cual es un punto a su favor.
Desafortunadamente la polarización de razas y grupos sociales ha dejado una serie de ataques violentos y mediáticos que han pitado un escenario muy dividido en el que cualquiera puede ganar, mejor dicho, en el que ambos presidenciables pueden perder.
LA PROYECCIÓN
Entre los demócratas Bernie Sanders consiguió en Minnesota su cuarta victoria del Supermartes, además de los triunfos en Colorado, Vermont y Oklahoma, de acuerdo con proyecciones divulgadas por redes locales de televisión.
Sin embargo, Hillary Clinton ganó en Arkansas, Georgia y Virginia, Alabama y Tennessee, Texas y Massachusetts.
Del lado de los demócratas, Ted Cruz ganó en Texas, un estado considerado clave por ser el que aporta más delegados en esta jornada. También venció en Oklahoma, estado que le dio su segundo triunfo en el Supermartes.
Donald Trump se apuntó en Arkansas su sexta victoria en el Supermartes republicano, según las proyecciones de los principales medios.
Además de Arkansas, el magnate neoyorquino Donald Trump obtuvo victorias en Virginia, Alabama, Massachusetts y Tennessee y Georgia