No cabe duda de que vivimos tiempos cínicos, ya no importa si la mayoría expresa una voluntad de cambio en las urnas, ni si los derechos fundamentales se respetan. Europa, considerado por mucho tiempo como un lugar de desarrollo y democracia, ejemplo de los ”valores occidentales”, queda desnuda ante el drama de los refugiados.
Europa se divide cada vez más entre Norte y Sur, entre pobres y ricos y el club de ”socios” en que se ha convertido la Unión Europea (UE) no encuentra la forma para maquillar su fracaso, su única respuesta es el autoritarismo. La crisis migratoria que vive Europa así lo constata.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, lo dijo claramente en Grecia: ”no vengan a Europa”, ”no arriesguen su vida y su dinero”, ”no crean a los traficantes”, ”no va a servir de nada”, ”ni Grecia, ni ningún otro país europeo va a volver a ser un país de tránsito”.
Ya está, Europa no desea o más bien no quiere más migrantes ”económicos”, esos que se mueven por el deseo de prosperar, no  porque sufran algún tipo de persecución.
El club de ”socios” de la comunidad europea ya tiene una moneda en común, un banco central y hombres de negro que supervisan, cuando quieren, las políticas económicas y financieras de los miembros, pero lo que no necesitan es más pobres o diferentes.
Se acabó, ya es suficiente con más de un millón de refugiados que han llegado a Europa en el último año. Grecia, uno de los países más castigados por la crisis económica y las políticas de austeridad impuestas por el club, es uno de los escenarios más dramáticos en la crisis de los refugiados.
 
Por lo menos 30 mil refugiados se encuentran detenidos en Grecia, esperando para poder continuar su travesía al norte de Europa. Diez mil en la frontera con Macedonia, donde se han registrado enfrentamientos con las fuerzas policiales de ese país. En Hungría se construyen vallas, en Dinamarca se confiscan bienes. Se criminaliza el refugio, se acrecienta la xenofobia y se propagandiza el miedo.
Y mientras Tusk se despoja de discursos políticamente correctos, y hace un ”dramático” llamado para que no vengan más refugiados, la guerra geopolítica que se vive en Siria y que es una de las principales fuentes de la crisis de refugiados, esa sigue sin voluntad política de solución. Ahí se siguen comprando y vendiendo armas que expulsan a millones de seres que quieren salvar la vida.