Negociador implacable

Quien piense que haber sido designado director general del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) se puede traducir como una especie de premio de consolación para el ahora exsenador David Penchyna Grub por no ser designado candidato del PRI a la gubernatura de Hidalgo, definitivamente es porque sabe y conoce muy poco sobre la sólida trayectoria de este muy importante activo del priismo, cuyo quehacer en la administración pública se remonta al ahora muy lejano 1988, cuando inició su recorrido en el hoy desaparecido Instituto Federal Electoral.

Para entender esto de los enroques y los movimientos que se derivan de la polaca, hay que saber leer entre líneas y no basar el razonamiento sólo en lo superficial. Por eso, que el presidente Enrique Peña Nieto se haya decantado por Penchyna Grub para ocupar la posición que desocupó Alejandro Murat Hinojosa para ir por la gubernatura de Oaxaca abanderado por el tricolor, deja muy en claro que el primer mandatario optó en primera instancia por un hombre 100% institucional cuya experiencia impactará de manera inmediata en el manejo de un instituto cuyas peculiaridades lo hacen sumamente sensible de cara a uno de los sectores de la población que más requieren de programas de gobierno bien estructurados para satisfacer una necesidad prioritaria como lo es la vivienda. Me estoy refiriendo a la clase trabajadora.

Sin embargo, nadar en las aguas del Infonavit no es terreno inédito para Penchyna Grub. En el periodo 1994-1995, cuando el ahora gobernador de Tabasco, Arturo Núñez Jiménez, era director general del instituto, se desempeñó como subdirector general, background que en definitiva le servirá para realizar una radiografía completa sobre las fortalezas y debilidades de un ente institucional que requiere del carácter de un hombre que es conocido por ser un “negociador implacable” pero que al mismo tiempo sabe impulsar, dentro de su agenda, congruencias y beneficios.

Apreciado por millones de mexicanos, porque es a través de él que muchos, muchísimos, han logrado hacerse de un patrimonio inmobiliario, lo que se traduce en bienestar y certeza no sólo para los trabajadores, sino también para sus familias, el Infonavit enfrenta distintos retos en este siglo XXI, situación que orilla a pensar en una reingeniería para que sus programas puedan adaptarse a las necesidades actuales de quienes recurren a él en busca de cristalizar uno de los más caros anhelos al que puede aspirar un trabajador en México: tener una casa.

Por eso, David Penchyna será muy cuidadoso del fondo y la forma para aplicar de manera adecuada la política nacional de vivienda dispuesta por el presidente Peña Nieto y en la que los derechohabientes llevan mano para ser los principales beneficiarios.

 

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