“Hay riesgo de nuevas crisis económicas.

Los banqueros no tienen memoria”.

Michel Camdessus – Ex Director Gerente del FMI

 

MADRID.- La charla que tuvo Pedro Sánchez con Carles Puigdemont es valiente y sensata. Estuvieron reunidos noventa minutos en la sede de la Generalitat y no se habló de apoyar la investidura del socialista.

El president (CDC) entregó una lista de 23 puntos reivindicativos como inicio para continuar las pláticas si el candidato consigue la presidencia del Gobierno.

Lo que no hizo Mariano Rajoy durante cuatro años, se arriesgó Sánchez a hacerlo con un resultado positivo. Ninguno cedió en sus demandas. Puigdemont pide el referéndum ya, y Pedro dice que puede reformarse la Constitución para dar más autonomía a esa región.

Se trata de acabar “con el bloque institucional”, agregó. Es imperativo reunirse para debatir con la intención de llegar a acuerdos, añadió. El deshielo se inicia y seguirá si Pedro alcanza su objetivo.

Ciudadanos, como era de esperar, salió al paso y le dejó claro que si se negocia sobre la auscultación de inmediato rompen la Alianza con el PSOE. Afortunadamente no fue así. Nada que reprochar al madrileño.

El aspirante a jefe del Ejecutivo de España sienta un precedente que será verdad histórica. Es una medalla de honor para el PSOE. Y, a cambio, deja entrever que es partidario de flexibilizar su posición si hay más diálogos.

Pero nada de independencia, afirmó rotundo.

En esta atmósfera viciada por la política y la corrupción, otro tema está sobre la mesa: el Congreso exige a Mariano Rajoy que rinda cuentas ante los nuevos diputados para saber cuál será la posición de España en el caso de los refugiados.

El presidente en funciones no hace caso. Dice que los actuales diputados no son quiénes lo eligieron hace cuatro años.

Sin embargo, la Constitución es bien clara: para que se hable en nombre de España tiene que respaldarlo la mayoría de los legisladores. De lo contrario, se cometerá un delito contra la Carta Magna.En Bruselas, don Mariano está dispuesto (quizá lo haya hecho ya) a avalar un documento en el que se entregan 3 mil millones de euros a Turquía para que sea el brazo armado de la UE y deporte a cuanto ser humano se le ponga por medio. Sobre todo a los sin papeles. A cambio, Recep Tayyp Erdogán lo acepta pero a cambio de que se aceleren los trámites para que su país entre en la Unión Europea.

Es imposible que así sea porque el gobierno turco ha dado señales de arbitrariedad y totalitarismo. No se para en mientes y la emprende contra los inmigrantes por cuenta propia. El primer Ministro es un individuo poco confiable y debe aceptársele con reservas. Pero nunca en la UE. Por lo menos hasta que haya un gobierno democrático, algo difícil.

Mientras, en Semana Santa llega el descanso del guerrero. Será inmediatamente después cuando Pedro Sánchez continúe las negociaciones para su posible investidura como presidente del Gobierno. Los líderes políticos se dieron unos días de penitencia y anuncian su resurrección mediante contactos telefónicos.

Antes, asistimos al Via Crucis de los partidos políticos dispuestos a cargar con la cruz y despertar de su catalepsia. Esperamos que el cielo político vuelva a abrirse y que los azotes a España terminen mientras cargamos con la cruz de los mortales.

Poco sirve repetir hasta el cansancio los mismos argumentos. Sánchez, Iglesias y Rivera son los protagonistas de una obra teatral que tiende al fracaso. O que ya lo es.

El tiempo perdido no se recupera; por el contrario, agrava la situación y los líderes se alejan cada vez más entre sí.

En el ambiente se respira un clima de frustración y cansancio. La gente opta hoy por uno, mañana por otro. Los viernes en la noche, descanso. Y el lunes siguiente vuelve la desazón pero el tiempo juega en contra de todos.

Los menos afectados, o por lo menos no tanto, son, paradójicamente, los partidos políticos. Ellos tuvieron y tendrán protagonismo. Y pase lo que pase sus nombres se escribirán en la historia de España.

Los encuentros han sido, hasta ahora, ineficaces, cortos y egoístas. Desaparece la buena cara de los interlocutores, su lozanía dura poco. Vuelven las arrugas y los semblantes tristes. De afuera llegan severas advertencias del neoliberalismo. El poder económico está en casa, en la Unión Europea. Lo manejan pocos y ya no aguantan.          Todavía no meten la mano a fondo pero todo se andará si se prolonga este segundo acto. El celibato ideológico está presente. La dama de la Moncloa no tiene consorte y así es difícil sobrevivir.

 Alrededor, ganan batallas los independentistas catalanes y los vascos. Carles Puigdemont ya tiene su propia Constitución pero, humildemente, suplica ayuda económica a la Hacienda española. En un abrazo, la secesión y, en el otro, la mano extendida para recibir cientos de millones de euros.

Lo cortés no quita lo valiente. Según qué momento es Catalunya o Cataluña. Lo que se mantiene inamovible es el rechazo a España.

El Parlament donde Jordi Puyol, esposa y descendientes, deshicieron, amañaron y lucraron está ahora al servicio de Junt´s Pel Sí. Esa Cámara apoyó a la famiglia, pasó de los tejemanejes del patriarca y del 3% que cobraba el primogénito, protegido por la senyera.

El blanqueo de dinero, la fortuna que tienen en el extranjero, subsisten. Todavía acuden al “español del año” para recibir consejos y a los que protestan les endilgan que “forman parte de la España que nos roba”.

Arriba, en el país vasco, ya se mueve Arnaldo Otegui, recién salido de prisión. Pagó en la cárcel su solidaridad con los etarras y ahora quiere ser candidato a Lehendakari. Recorre pueblos y villas arropado por la democracia del terrorismo. Y, con habilidad, discursea hipocráticamente, para que la ley española no le pille los dedos.Dice que Euskadi ha de ser un país independiente. Lo remacha allí donde va y abraza a todo aquél que se deja. Hay quiénes lloran en sus mítines, otros lo miran con preocupación y un buen número es autista.

El territorio en que se habla la lengua de Castilla no le da mucha importancia. Malo, porque es, quizás, el mayor problema en el futuro inmediato de España.

El próximo gobierno, el que sea, tendrá que afrontar al soberanismo de esas dos regiones, de inmediato. El diálogo y las reformas a la Constitución pueden ser las opciones que resuelvan el distanciamiento. Hay que otorgar más autonomía a las Comunidades. Mantener la rigidez actual es un suicidio.

En la precampaña electoral, Rajoy asegura que el PP mantiene la cohesión interna. De acuerdo, aunque está por verse. Pero ¿y la externa?, nunca se acordó que gobernaba para todos e impuso leyes coercitivas.

Mientras tanto, Sánchez sigue vivo, aplaca la ira de muchos de los barones del PSOE pero no la elimina. Hay un compás de espera. A principios de mayo se efectuará el Congreso de ese partido para elegir secretario general.

Allí estará presente Susana Díaz, presidenta de la Comunidad andaluza, que se mantiene en alerta y en espera de mejores tiempos. Lo sensato sería reelegir a Sánchez y olvidarse de las ambiciones, por el momento.

 Pero Díaz dialoga con los que están inconformes con Pedro, les da alas y oxígeno. No sé si desea que éste caiga pero sí que se inquiete y tropiece.

Si Sánchez acuerda una coalición con el PP – algo imposible hasta el momento – se las verá con los socialistas de toda la vida. Si mantiene su alianza con Ciudadanos también trasgrede los principios del PSOE, según ellos.

Total, que Pedro está en el alambre y camina por él sin red protectora. Pero todos conocemos a estos demócratas que rinden culto a la burguesía tradicional. Es preciso poner a alguien en la casa del pueblo. Sí importa el color pero sin salirse del sistema ni intentar la conquista de espacios más igualitarios.

 A fin de cuentas, estos días sin huella por los que transitamos, dejan agujeros y sombras del ayer.