“Toda obra, cualquiera que sea, literaria, política, científica, debe estar respaldada por una conducta.” Miguel Ángel Asturias.

Juan Pablo Aguirre Quezada*

Guatemala experimentó grandes movilizaciones sociales durante 2015 que llevaron a la caída del gobierno de Otto Pérez Molina, así como a la celebración de nuevas elecciones que colocaron a Jimmy Morales Cabrera como su actual presidente. Durante este período de incertidumbre existió una gran preocupación por la estabilidad del país así como por el futuro de sus habitantes, sobre todo en materia económica.

En comparación con otros países latinoamericanos como México, Chile, Colombia, Argentina o Brasil, quienes vieron su moneda devaluarse frente al dólar estadounidense, el quetzal guatemalteco no se devalúo ni perdió su poder adquisitivo.

Ante la sorpresa internacional, la moneda de este país se apreció 2% en los últimos meses. Parte del porqué sucedió esta variación es por un aumento de las remesas enviadas por sus migrantes pero hay otras razones de la solidez de esta divisa centroamericana usada diariamente por más de diez millones de personas.

El año pasado el quetzal guatemalteco cumplió 90 años y si bien en gran parte de este tiempo la cotización fue a la par del dólar a inicios del siglo XXI subió arriba de 8.30 quetzales (Q) por dólar norteamericano, incluso a inicios de este mes de abril se cotizaba a 7.71 Q por cada billete verde. Este dato de apreciación es interesante si se toma en cuenta que además de la inestabilidad política de 2015, Guatemala afronta diferentes retos en materia económica como la gran desigualdad social.  Más de la mitad de la población de este país (54%) vive por debajo de la línea de pobreza mientras que la quinta parte de la nación posee 51% del total de la riqueza del país, situación que afecta en diferentes grados de bienestar como acceso a servicios de salud, educación, alimentación o empleo a la población vulnerable, en especial indígenas y menores de edad.

La estabilidad de esta divisa no ha impedido que el Producto Interno Bruto per cápita sea muy bajo: siete mil 900 dólares americanos en 2015, cifra mayor en 300 dólares que 2014 y 600 en 2013. No obstante, países de la región centroamericana tuvieron ingresos muy superiores en promedio, como Panamá (20 mil 900), Costa Rica (15,500) Belice (8,600) o El Salvador (8,300) y únicamente Guatemala superó a Honduras (5 mil) y Nicaragua (5 mil).

Pese a que algunas voces han señalado el envío de remesas o el crecimiento de las exportaciones como pilares de la apreciación del quetzal, la realidad es que el PIB ha mantenido un constante crecimiento entre 3.7 a 4.2% anual de 2013 a 2015, aumento de 4% en la producción industrial de ese año, así como un incremento del ahorro nacional.

El desempleo de la población juvenil entre 15 y 24 años es de 6.3%, con una ligera afectación en hombres que mujeres; en población abierta es de 4.1%, aceptable en los estándares internacionales.

Otro acierto de la economía guatemalteca es que su deuda pública externa es la menor de los países centroamericanos, cerca del 30.3% de su PIB. En contraste, este indicador es de 81.3% en Belice, 64.9% en El Salvador, 59.7% en Costa Rica, 49.5% en Nicaragua, 47.4% en Honduras y 39.6% en Panamá. El control de presiones de las finanzas internacionales le han dado certeza al quetzal en momentos de turbulencia política al interior.

Cada día, alrededor de quince millones de personas realizan transacciones comerciales en quetzales; parece una cifra pequeña pero es una de las más altas en comparación con otras naciones de Centroamérica y el Caribe. Si bien de ellas ocho millones están en situación de pobreza, en el último año fueron ligeramente menos vulnerables debido a la sobrevaloración del quetzal, aunque existe el riesgo de que una devaluación abrupta pudiese generar mayores indicadores de personas que subsisten con lo mínimo.

Una amenaza para la estabilidad del quetzal son los índices de la inflación. Aunque se ha mantenido firme ante otras divisas en los meses de enero y febrero de 2016, Guatemala registró los promedios mayores desde marzo de 2015 con porcentajes del 4.38% y 4.32%. En septiembre de dicho año, este indicador fue de 1.88% y de acuerdo con el Banco de Guatemala, el quetzal ha tenido un incremento constante de octubre del año pasado a febrero de 2016. Cabe destacar que durante los tiempos en el que el quetzal se cotizaba a la par del dólar, el país mostró pocas variaciones inflacionarias pero durante los noventas la convertibilidad se disparó alcanzando una cotización hasta de 8Q por dólar americano ya que la inflación fue de 60.71% en enero de 1991.

El reto es que esta apreciación mejore la economía y la calidad de vida de los guatemaltecos  pero también se debe tener cuidado en el origen de las remesas, ya que además de los envíos de efectivo por parte de los migrantes también el ingreso de capitales extranjeros puede fortalecer la especulación financiera, además de que se debe prevenir delitos como lavado de dinero o ganancias de la delincuencia organizada.

*Doctor en Humanidades, Universidad Latinoamericana.