Una autoridad errada

 

Hay tanta contaminación en el

aire que, si no fuese por nuestros pulmones,

no habría lugar para colocarla.

Robert Orben

 

 

Ya no basta cumplir con los requerimientos que la ley establece en materia de cuidado ambiental y del aire, ni tampoco hacer largas filas y tomar horas de tiempo para verificar el vehículo automotor para lograr un holograma distintivo que avale la baja emisión de contaminantes y con ello poder circular.

La oferta fue que si se reunían esos requisitos entonces podía hacerse uso del vehículo todos los días, descansar un día o, en casos de contingencia, hasta dos días. Hasta aquí todo caminaba de manera normal y con los problemas que estas medidas generan; de alguna manera eran soportables y los ciudadanos nos habíamos acostumbrado a cumplir. Sin embargo algo pasó que vino a descomponer todo y agarró en curva a las autoridades que no supieron actuar en consecuencia y a partir de ahí se han generado una serie de fallas y errores que han complicado cada vez más los problemas de contaminación en la megalópolis mexicana, principalmente en la Ciudad de México y la zona conurbada.

Lo que empezó como un plan para disminuir los efectos de la concentración de ozono hoy se han vuelto medidas que no funcionan y que contrario a su razón de ser parece que el problema es más grave.

Nadie se explica cómo puede ser que decretando una medida unilateral, retroactiva, como la de determinar que indistintamente de los hologramas se debía dejar de circular un día a la semana con lo que se reduciría la circulación de más de un millón de vehículos automotores y con lo que se lograría sanear la calidad del aire, esto no fue así y por el contrario se activó la alerta por contingencia ambiental; todo esto echa por tierra el cumplimiento de la norma y las obligaciones en materia ambiental pues ahora de nada sirve cumplir con ellas, si en cualquier momento la autoridad las cambia sin el menor recato.

Ha llegado el momento de empezar a cuestionar con mayor rigor estas medidas, pues ha quedado demostrado que no sirven de nada. Para qué otorgar hologramas que después no serán respetados. Sabemos que más de cuatro millones de parque vehicular en la Ciudad de México, más los que circulan de entidades vecinas es algo exorbitante. En otros países del mundo se ha demostrado que los programas “no circula” no han funcionado, pues la contaminación ambiental generada por los vehículos no es la única fuente de contaminación. Más en un país como el nuestro donde muchos ciudadanos le dan la vuelta a la ley y a la autoridad. Los que pueden comprarán un segundo vehículo de menor costo y más contaminante; ésta no es la solución.

Mientras no haya medidas de fondo que contemplen modernizar el transporte público y generar mas opciones de movilidad urbana, el hoy no circula está obligado al fracaso. Y mientras tanto seguiremos ahogándonos en una nube de contaminación ambiental y erradas medidas de la autoridad.

@perezcuevasmx

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