In memoriam de Fernando Solana Morales,
formador de diplomáticos de carrera

Madrid.- En el mundo de la diplomacia multilateral es poco probable que la casualidad determine la realización de un evento importante, sobre todo cuando se trata de la Cumbre de Seguridad Nuclear (Nuclear Security Summit), convocada por cuarta ocasión por el presidente de Estados Unidos de América (EUA), Barack Hussein Obama, en Washington, los días jueves 31 de marzo y viernes 1 de abril, a la que asistieron 50 mandatarios de primer nivel, como el presidente chino, Xi Jinping, en busca de compromisos concretos de interés y no de retóricas y utópicas declaraciones sobre un mundo desnuclearizado.

En esta cuarta edición de la NSS —creada a propuesta del propio Obama desde 2010, que ha tenido lugar en Washington, La Haya y Praga—, se buscó, con evidente pragmatismo la unidad ante el desafío nuclear del régimen de Corea del Norte e implementar sanciones de la ONU contra Pyonyang, amén de reforzar la estrategia para impedir que grupos terroristas (como el llamado Estado Islámico: EI, ISIS o DAESH) se apoderen de armamento o combustible nuclear y lo utilicen. Esto último no es algo de ciencia ficción, sino que los expertos insisten en que “la amenaza es real” y Obama lo expresó en forma clara:”DAESH ya ha utilizado armas químicas; si lograra hacerse con armamento nuclear, cambiaría el mundo”. Ni más ni menos.

Aunque la prensa mundial informa que las fuerzas terroristas islámicas de ISIS –creadora del Nuevo Califato–, en Siria y en Irak retrocede debido a los nutridos bombardeos de la coalición encabezada por EUA (grupo del que acaba de retirarse Rusia hace pocos días), el hecho es que Obama convocó nuevamente a los miembros de la NSS, pocos días después de los sangrientos ataques terroristas del Estado Islámico que causaron más de treinta muertos y varias decenas de heridos en el aeropuerto y el Metro de Bruselas, Bélgica, sede, nada menos, que de los principales organismos de la Unión Europea. La alarma sonó más fuerte cuando se supo que ISIS tenía “mucho interés”  en el funcionamiento de una planta de energía nuclear de Bélgica. Por mera “curiosidad” sucede que ex trabajadores de algunas nucleares belgas se han unido a las filas del EI, así como lo han hecho muchos jóvenes europeos y no sólo descendientes de familias islámicas emigrantes al Viejo Continente. El gran ausente en la cumbre de Washington fue Vladimir Putin, que cada día es más evidente que gobierna Rusia como un antiguo zar. Así como DAESH cuenta con simpatizantes en muchos países europeos  y en EUA, así el antiguo espía de la KGB tiene los suyos, hasta en México donde algunos “analistas” se ponen en evidencia por su jarrito para la baba, así son algunos fracasados políticos mexicanos en la banca que ahora presumen de periodistas.

Ante la mayor amenaza terrorista mundial —aparte de las baladronadas del mandatario norcoreano que en pocos días lanzó varios misiles como si fueran fuegos de feria—, los asistentes a la NSS respaldaron el llamamiento de Obama para no caer en la complacencia frente a un posible ataque yihadista “No hay duda de que si estos hombres locos (del ES) se hicieran con una bomba o material nuclear, la utilizarían  para causar el mayor número de inocentes víctimas posibles”.

Por primera vez, una cumbre de seguridad nuclear abordó en una sesión como afrontar un posible ataque terrorista en una ciudad y cómo responder al mismo. Bien lo dice el refrán: el miedo no anda en burro. Por cierto, el escritor de origen vasco, exdirector del Instituto Cervantes, Jon Juaristi, recientemente escribió: “Ahora estamos en guerra con el islamismo y sabemos además que los islamistas quieren llevar al caos y la destrucción a Occidente”. Más claro ni el agua. Agrega el buen amigo Juaristi –que durante mucho tiempo tuvo que llevar guardia porque ETA lo podía matar–, “recelar del enemigo no es paranoia, sino sentido común”. No escuchan solo los que no quieren oír.

La NSS prácticamente fue fundada por Obama desde que subió a la presidencia estadounidense con el propósito de promover la cooperación internacional en materia de seguridad nuclear. Moscú dijo, por su parte, que lo que busca la Casa Blanca es vigilar a los demás países nuclearizados. De acuerdo a Washington, desde la primera reunión medio centenar de mandatarios han acordado prevenir el terrorismo con armas nucleares y han signado más de 260 acuerdos entre distintas naciones.

Asimismo, la evolución de la seguridad nuclear desde que asumió el poder el presidente Obama en 2009 resalta la eliminación de casi 3,000 kilogramos de uranio altamente enriquecido para uso civil, una cantidad que serviría para fabricar, por lo menos, 100 bombas nucleares. Mientras Ucrania, por ejemplo, acabó con sus reservas de uranio, otros países como Pakistán –el último en acceder al rango nuclear– y Rusia han crecido sus arsenales o, por lo menos, hacen de la vista gorda en el cumplimiento de salvaguardas internacionales.

Según estimaciones a enero de 2015 (las cantidades exactas son secretos de Estado), aparte de Ucrania, los países que desde 2009 han eliminado uranio para uso civil son Hungría, República Checa, Uzbekistán, Rumania, Chile, Serbia, Vietnam, México, Libia, Turquía, Taiwán, Georgia y Austria. Mientras que EUA mantiene en manos civiles, en ese mismo año, de 10,000 a 20,000 kilos. Rusia, por su parte, nunca ha hecho público un inventario de uranio enriquecido civil. Pero, estas dos potencias nucleares también han reducido desde 2009 decenas de miles de kilos de uranio militar, pero ninguna ha precisado el dato.

Después de la primera reunión de la NSS, a la fecha, el balance debe ser moderado. La inasistencia de Moscú en esta cumbre refleja que todo marcha sobre ruedas. En este asunto, como en otros en los que cree lesionado su influencia, Vladimir Putin es inestable. No puede hablarse de una coordinación aceitada entre ambos. No se olvide que, juntos, poseen el 90% de las armas nucleares que hay en el planeta.

Aparte, en tanto Washington ha reducido el presupuesto para la seguridad nuclear y ha aumentado el que destina para modernizar el arsenal atómico, el Kremlin construye nuevas armas para reemplazar los sistemas viejos.

De acuerdo a la organización Center for Public Integrity, con sede en Washington, las reservas actuales de material nuclear podrían servir para fabricar 20,000 bombas de uranio y casi 80,000 de plutonio. Y, en su discurso de bienvenida a la cumbre, Obama citó que en centenares de instalaciones militares y civiles repartidas por todo el planeta hay alrededor de 2000 toneladas de material nuclear y no todas están bien protegidas. Ese es el punto.

En la misma intervención, Barack Obama dijo que “la cantidad mínima de plutonio, del tamaño de una manzana, podría matar y herir a centenares de miles de personas inocentes”. Además, anunció que EUA dará a conocer un inventario de sus arsenales nucleares. Esta es una de las demandas que algunos países han expresado en reiteradas ocasiones a los estadounidenses, en especial desde que en 2009 Obama impulsará su estrategia de encabezar la reducción de armas nucleares en el mundo. En el mismo sentido, el sobrino del Tío Sam precisó que el ejército de su país pronto explicará “los pasos que se están dando para proteger con garantías todas las armas y materiales nucleares”, y satisfecho precisó que la cumbre “ha construido la arquitectura, el mecanismo para que la política de reducción de armamento nuclear continúe en el tiempo”, al margen de quien presida el gobierno de los distintos países.

En fin, esta cumbre obedeció a los dos graves problemas que, hoy por hoy, enfrenta el mundo: la Yihad del DAESH y los desafíos que regularmente hace el gobernante de Corea del Norte lanzando misiles de corto alcance sobre su mar territorial. Bien dice Hermann Tertsch en su columna “Reunión aguada para cuestiones candentes”: “hoy los analistas sobre Corea del Norte se dividen entre quienes creen que el líder Kim Jong-un está tan loco como para utilizar, tarde o temprano, sus armas nucleares contra Corea del Sur, Japón o EUA y quienes creen que su delirio no da para tanto. Corea del Sur y Japón han entrado además de golpe en la campaña electoral al ser señalados por Donald Trump como países que deberían hacer un plan de armamento nuclear propio”. Es decir, el showman que ha puesto de cabeza la campaña electoral de la Unión Americana –al que ahora muchos le dan posibilidades de llegar a la Casa Blanca– alega que Washington invierte demasiado dinero en proteger a Tokio y a Seúl, y que apoyaría que esos países desarrollen armas nucleares. Es decir, meter más leña al fuego. Por eso republicanos y demócratas y otros consideran que el fatuo empresario es un grave peligro si llegara a la Casa Blanca, y no sólo por sus manías en contra de los mexicanos y musulmanes, ni que decir de sus poses de macho alfa.

Por último, desde que en 2009 Obama inauguró la Cumbre de la Seguridad Nuclear en Praga, ha hecho de este tema una prioridad de su política exterior, campo en el que tiene mayor posibilidad de manejo sin la vigilancia cerrada de su Congreso. No obstante, sus esfuerzos podrían convertirse en cenizas con el cambio de gobierno en EUA el próximo mes de enero. Fatalidades históricas. VALE.