Apenas comenzaba abril y la primavera se asentaba cuando los titulares de los principales medios de comunicación repetían incesantes la noticia de la mayor filtración de documentos en la historia. Once millones y medio de documentos del despacho Mossack Fonseca, con sede en Panamá, fueron  conseguidos y revelados a un grupo de periodistas de varios importantes medios de comunicación en todo el mundo, los llamados “Papeles de Panamá”.

Como reguero de pólvora corrió por las redes sociales y los medios masivos de comunicación la noticia sobre cómo políticos, empresarios, personalidades, empresas, deportistas, entre otros, utilizan los llamados “paraísos fiscales” para “esconder” su dinero y evadir el pago de impuestos y escapar de las autoridades fiscales. Esto como mínimo, ya que a través de estos  lugares, también, se lleva a cabo el trasiego y lavado de dinero del narcotráfico y la venta ilegal de armas, entre otras transacciones oscuras.

En realidad desde hace mucho que se conoce dónde y cómo actúa el sistema capitalista en materia de sociedades pantalla (offshores), pero resulta que se hace “imposible” identificar a los verdaderos dueños del dinero que se escamotea en el orbe y que, según expertos, representa al menos el 20 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial.

De acuerdo con la organización no gubernamental Tax Justice Network, experta en estas temáticas, Panamá no está entre el top 10 de los paraísos de la secrecía financiera, como son en orden de importancia: Switzerland (Suiza), Hong Kong, USA (Estados Unidos), Singapore (Singapur), Cayman, Luxembourg (Luxemburgo), Lebanon (Líbano), Germany (Alemania), Bahrain y Dubai.
Así que ya podemos imaginar la cantidad de información que saldría de alguno de estos grandes paraísos, si alguien filtrara sus documentos.

Por el momento, la polémica está servida ya que se ha cuestionado tanto quienes financiaron la investigación, como los gobiernos, políticos y personalidades balconeadas con esta filtración.
El periódico alemán Süddeutche Zeitung, recibió la filtración de una fuente anónima y el grueso de la información ha sido trabajada por el Consorcio de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés). El director de esta organización, el periodista australiano Gerald Ryle, en declaraciones recogidas por el portal Wire, dijo que esa entidad no tiene la intención de publicar toda la información porque supondría poner en peligro a “personas inocentes”.
Además, horas después de la filtración se conoció que entre los patrocinadores de la investigación está la Open Society, fundación del especulador George Soros y la USAID, organización estadounidense que ha sido utilizada en otras ocasiones para desestabilizar.

Sea como sea, la poca información hasta ahora filtrada corrobora lo que ya se sabía desde hace muchos años, es más, en la crisis del 2008 el G-20 se comprometió en trabajar para terminar con las prácticas opacas de los paraísos fiscales y nada ha ocurrido y lo peor es que muy poco ocurrirá.