Avezado guerrero en la lucha por el arte, autor de inusitadas formas plásticas, Leopoldo Flores, maestro muralista —originario San Simonito, municipio de Tenancingo— y creador del Cosmovitral —símbolo de identidad del estado de México—, murió este lunes a la edad de 84 años.

La revista Siempre y el pintor mexiquense tuvieron una relación muy fructífera, de respeto y sobre todo de reconocimiento a su obra artística.

Fue portadista en tres ocasiones de la revista Siempre en tres aniversarios — 1998, con el Quijote astronauta y en 2005 y 2010, con el Quijote crucificado —, una visión muy particular sobre el ingenioso hidalgo Alonso Quijano, obra maestra de Miguel de Cervantes Saavedra, símbolo del semanario.

A Leopoldo Flores, hoy se le recuerda por su obra plasmada en las rocas del cerro de Coatepec y la gradería del estadio Universitario donde realizó la Aratmósfera cuyo tema es el nacimiento de la luz, representado por un hombre que emerge del suelo y sube para tocar el cielo.

Una obra impresionante, donde tuvo una activa participación del público y artistas plásticos a la que llamó Arte Abierto y donde utilizó elementos naturales junto con la pintura para integrar al hombre, al paisaje. Sus creaciones se podían contemplar en las carreteras que conducen al estado de México.

Artista incansable, el también escultor luchó por llevar el arte a las calles como fue el Movimiento Mural Pancarta que consistía en llevar grandes telas pintadas que fueron expuestas en exteriores de edificios públicos en Toluca, en el Palacio de Bellas Artes e incluso en el Centro George Pompidou, en la capital francesa.

Leopoldo Flores—cuyos maestros fueron Santos Balmori, Raúl Anguiano, Pablo O´Higgins— también realizó el Cosmovitral, que se exhibe orgulloso en la ciudad de Toluca y es considerado el más grande del mundo está formado por 48 vitrales cuya temática es la dualidad, la mujer y el hombre, el bien y el mal, así como la noche y el día.

Hoy decimos adiós a un gran artista cuya obra permanecerá en el tiempo.