Es un hecho que los británicos se cuecen aparte. A lo largo de su historia, el también llamado Reino Unido ha mostrado una gran independencia con respecto a la comunidad internacional y sobre todo con Europa. Ante esto, no cabe la menor duda de que un asunto como retirar su membresía de la Unión Europea, pueda ser una medida que sólo Londres pudiera haber considerado, en momentos en que otros países están buscando con afán integrarse al bloque europeo.
La Unión Europea surgió en 1951 como la Comunidad Europea del Carbón y del Acero. En ese entonces, seis países (Alemania, Francia, Italia, Bélgica, Luxemburgo y Holanda) decidieron iniciar este proyecto para evitar nuevas fisuras políticas que pudieran llevar a una tercera guerra mundial. La solución para mantener al continente en paz era incrementar el comercio y liberarla de impuestos y aduanas, con el claro objetivo de abrir totalmente las fronteras. Reino Unido se integró al proceso hasta 1973. Sin embargo, su decisión aún estaba en el aire y dos años después sometió la membresía eurocomunitaria a la consideración de su pueblo mediante un referéndum para saber si debían quedarse en la Unión Europea. En ese entonces, más del 67 por ciento de la gente votó en favor de la permanencia. Cuarenta años después, Londres vuelve a usar el método de consulta popular, pero esta vez para saber si debe abandonar al bloque europeo.
Los que favorecen el retiro británico de la UE sostienen que ésta se encuentra totalmente viciada en unas dimensiones que están superando su capacidad política y económica. También opinan que la permanencia en el bloque no beneficia en nada a la soberanía británica. Los que quieren seguir dentro de la Unión Europea afirman que Reino Unido debe permanecer cerca de otros países que tienen potencial e influencia en las decisiones mundiales.
Este viernes, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llegó a Londres para tratar de convencer a los británicos de que el referéndum de salida del 23 de junio, conocido como Brexit, sea derrotado y abriguen más la causa paneuropea.
Para Obama, la decisión de abandonar el bloque europeo generará daños graves a la economía inglesa pero, sobre todo, debilitará las estrategias de seguridad mundiales, al tener a una Gran Bretaña fuera del pacto europeo. Su viaje tiene lugar en momentos en que Londres ha virado su política diplomática hacia China, así como en una aparente desvinculación británica respecto a la pacificación en Siria y la lucha internacional contra el llamado Estado Islámico.
Otra cosa que se deja entrever es que Gran Bretaña es el principal aliado estratégico de Washington en Europa y su probable salida del bloque, podría poner en predicamentos a la política de seguridad estadounidense en Europa.
Voces en favor del Brexit como la del alcalde de Londres, Boris Johnson, califican la visita de Obama como hipócrita, pues afirma que Estados Unidos “nunca aceptaría compartir su soberanía con una institución como la UE”.
A dos meses del referéndum, la campaña proBrexit intensifica sus movimientos. Incluso ha recibido apoyo externo por parte de líderes euroexcépticos como Marine Le Pen, líder del Frente Nacional francés, quien también tiene considerado realizar un viaje previo para unir sus fuerzas con los partidarios del Brexit. Asimismo, el partido antinmigración ha prometido organizar un referéndum en su país si gana las elecciones. Sin embargo, los organizadores del Vote Leave, la campaña oficial por el Brexit, dejaron en claro que no recibirán al dirigente extremista francés y que proseguirán con su campaña de separación del bloque.